Deportes

Urtzi Urcelay, un pianista al piano

El piano está ahí. Y existen dos formas de verlo. Con la mirada de quien lo toca, o con los ojos de quien lo tiene que arrastrar. Y aquí está ahora mismo fijado el debate, en si Urtzi Urcelay es más de tocar el piano o de arrastrarlo de un lado para otro. El piano no cambia, pero sí lo hacen los futbolistas. Y quizás el vasco llegó a Logroño para arrastrar el piano y resulta que ahora lo toca que da gusto escucharlo.

Porque le suena de lujo. Es verdad que ha llegado con el octavo grado ya aprobado en el conservatorio musical de Lezama, donde pasó por todos los cursos hasta jugar en Segunda con el Bilbao Athletic de Cuco Ziganda, un equipo que acabó por descender de nuevo del fútbol profesional. Pero de aquello ha pasado ya mucho tiempo. Y con 28 años, Urtzi ha comido barro a paladas. Quizás por eso, acostumbrado a arrastrar el piano en el Zamudio, en el Sodupe, en el Langreo, en el Gernika, en el Sestao… pues se le había olvidado que también sabía tocar el piano.

Es como aquella escena del Pianista, en la que su protagonista, Adrien Brody, famélico, en la boca del lobo, junto a un piano, lo tiene pero no lo toca para no ser descubierto. Imagina sonidos y partituras, sueña sonidos con sus dedos recorriendo el teclado. Urtzi, liberado, en espacios tan abiertos como el de Las Gaunas, lanza cambios de orientación, impensables en Sodupe, imposibles en el Ganzábal asturiano, en Urbieta o en Las Llanas. Ya puede tocar bien alto, arropado por Sarriegi y respaldado por Álex Arias. Asistido por Madrazo, marca un gol que vale tres puntos como el del pasado domingo o demuestra en Lezama ante el gran equipo de la temporada, en el que fuera su conservatorio, que es un pianista aunque tenga el grado de técnico de sonido adquirido en la Tercera División vasca.

“Tenemos la suerte de contar con futbolista que han comido mucho barro”, indicaba recientemente Diego Martínez, técnico de la UD Logroñés. Urcelay es uno de ellos. “Chicos que han jugado en campos muy complicados, que han tenido que entrenar muchas horas, que no han contado siempre con las mejores condiciones para hacerlo, y sin embargo, esto les gusta tanto que lo hacen con honestidad”. Y Diego Martínez mete a Urtzi en este saco en el que hay unos cuantos jugadores más de la actual plantilla.

Sin duda Urcelay tiene pies para partituras más delicadas y exigentes, como la que le obligan a afrontar cada domingo en la UD Logroñés. “Creo que es importante en la evolución que está teniendo Urtzi el hecho de que aquí en Logroño se ha vuelto a sentir futbolista”. Lo dice Carlos Lasheras, que lo firmó para el Sestao, y que lo firmó a la velocidad del rayo para la UD Logroñés. Sigue celebrando que el conjunto de Las Llanas, que el Sestao, que Aitor Calle, en concreto, decidieran no renovar al centrocampista vasco, quizás por aquello de no saber si tocaba o arrastraba pianos.

Arrastra pianos y también los toca. Le echaron el ojo precisamente en un partido ante un equipo riojano. El Gernika se medía ante el Racing Rioja. 5-2. “Espectacular”, recuerdan. Por eso fue al Sestao, y por eso está en Logroño. Y resulta del todo imposible no compararle con alguno de esos centrocampistas que han hecho historia en el club riojano. Resulta imposible no acordarse de Lander Olaetxea cuando uno observa la evolución que está teniendo en Las Gaunas Urcelay. “No se parecen en nada”, apunta Carlos Lasheras. Que no es ni bueno ni malo, sencillamente es.

Porque sus características le sitúan en la zona de Andy Rodríguez. Palabras mayores. Cuidado con esto. “Ya visteis la definición del otro día”, apunta desde el club. Suma cuatro goles. “Se ha destapado en esta materia cuando habitualmente había destacado por su capacidad para asistir”, señalan. Catorce asistencias en el Gernika que peleó por el ascenso. Más de siete el curso pasado en el Sestao. “Acelera el ritmo de juego, tiene un gran desplazamiento en largo, es un buen llegador, y tiene la personalidad de pedir siempre la pelota incluso cuando las cosas o no le salen bien o al equipo le está costando”. En el club están satisfechos con el rendimiento de este centrocampista que “como el curso pasado está yendo de menos a más”.

A la hora de conocer un poco mejor a Urtzi destaca una cuestión. A la pregunta de cómo es este futbolista le sobreviene otra respuesta de quienes mejor le conocen: “¿Lo ves entrenar, verdad; ves cómo entrena, ¿no? Pues ya está. Así es Urtzi”.

Al piano, Urtzi, vuelve a sentirse pianista. Toca en chandal, con ropa de estar por casa. “¿Es un jugador franquicia, uno de esos jugadores con los que crecer todos al mismo tiempo? Lo iremos viendo”, indicaba esta misma semana Carlos Lasheras. En Logroño ya le han tomado las medidas, para hacerle unos buenos zapatos, negros, de esos que brillan, y esperan tener los resultados deportivos necesarios para clavarle un frac a medida como los que lucieron en su momento Lander Olaetxea o Andy Rodríguez, pianistas profesionales que también supieron mover el piano hasta donde hiciera falta.

Subir