Agricultura

Agua parece, pero no es: la sequía persiste en el campo riojano

La sequía persiste en el campo riojano con la preocupación del sector

Un tractor trata con herbicida una finca de cereal.

Los embalses riojanos continúan en la carrera de sumar hectolitros a sus cuencas, superando esta semana el 65 por ciento de su capacidad con un incremento de entorno al cinco por ciento respecto a la semana pasada. La sensación puede ser de que el invierno está dejando agua en la comunidad, pero la realidad que hay con los pies pisando los tormos de tierra es otra: el campo sigue siendo víctima de una sequía acusada. Los registros hídricos del mes de enero dejan a la estación de Agoncillo con apenas 14 litros acumulados, mientras que en la otra punta se encuentra Valdezcaray, con sus 74,5 litros registrados.

David sembró a finales de noviembre y ahora todavía tiene fincas donde el cereal no ha nacido. Este agricultor de Grávalos asegura que nunca ha sufrido esta situación a consecuencia del desastre hídrico y es que hace un año por estas fechas ya había empezado a echar herbicida antes de seguir con el abonado. “Este año, en cambio, estoy pensando si entrar porque aún no han empezado a nacer y podría hacer daño, aunque está claro que si no echas, no coges. Lo que tendré que pensar es cuánta cantidad comprar”. Asegura que desde finales de noviembre no ha llovido nada en su zona, por lo que la campaña ya empieza peor que la anterior, así que confía en los próximos meses de primavera que son los que de verdad importan para el cereal porque es cuando se decide la cosecha final.

En el otro extremo de la región las sensaciones no distan mucho. “El agua que ha caído no es suficiente, no hay más que ver cómo luce el campo. Parece que ha llovido mucho, pero luego te das cuenta de que no corre una acequia por ningún lado ni hay charcos de agua. Además, estos últimos días de hielo y aire se han llevado la poca humedad que había en la tierra”, remarca Óscar Salazar, cerealista de Foncea. No se muestra del todo pesimista, al menos todavía, porque los sembrados “no están tan mal” gracias a una temporada que estuvo lloviendo a menudo aunque no fueran grandes cantidades. Eso hizo que la parte más superficial donde está la semilla haya estado con humedad favoreciendo así una buena nascencia.

“No está mal, eso sí, si llueve en los próximos días porque, si no es así, en cuanto empiecen a alargar los días y desaparezca el frío el campo no tendrá suficiente humedad para desarrollarse. Ahora los trigos tienen buena pinta, pero las cebadas que se sembraron más tarde, en diciembre, lo están pasando mal porque con el frío les ha costado nacer y sin humedad suficiente, aún más”. De hecho, Salazar insiste en que lo que más peligro corre ahora son los cultivos leñosos como la viña, o los almendros. “Estos sí que están en una situación más drástica porque no van a tirar igual porque donde tienes las raíces las cepas y los árboles, que es a varios centímetros bajo tierra, no hay ni gota de humedad”.

Las previsiones para los próximos días no despejan ese malestar porque la Aemet pronostica un “bloqueo anticiclónico” donde las lluvias, de nuevo, brillarán por su ausencia. Para colmo, el tiempo se ha vuelto un poco loco, pasando de intensas heladas durante el pasado fin de semana a incluso superar los 20 grados este mismo jueves. “Estamos frente a una situación primaveral, con temperaturas máximas por encima de lo que es habitual para un mes de enero”, advierte la delegada de la Aemet en La Rioja, Paloma Castro.

“Eso tampoco es nada bueno para el cereal porque igual provoca un desarrollo muy rápido cuando no es necesario y que luego, si regresan los fríos, se puede dañar la planta con nuevas heladas. Lo que está claro es que estas temperaturas no son normales porque aquí en el pueblo hemos pasado de amanecer un día a seis grados bajo cero a hacerlo a la mañana siguiente a nueve grados”, apunta este agricultor.

Mientras los tractores recorren las fincas con sus abonadoras y carros de herbicida, los agricultores siguen pendientes de que una borrasca cambie de repente esas predicciones. “Si no llueve de aquí a dos o tres semanas, pero las temperaturas se mantienen acordes a lo que son los meses de invierno, al cereal no le pasaría nada porque tampoco requiere de mucho humedad, basta con algunas borrascas a tiempo. Pero claro, es que llevamos prácticamente dos años que no han caído 30 litros de agua juntos. No hay más que ver los montes que están secos”.

Salazar se atreve a valorar que “la situación actual es peor que la del año pasado en cuanto a humedad en el suelo”. Así que aunque ahora no haya mucha preocupación para el cereal, esta puede estar cerca. “Y si esto sigue así, habrá problemas no solo en el campo, sino también para el riego, la ganadería, el agua de boca,…”.

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