Agricultura

La sequía frustra una campaña del olivar que se espera “peor que la anterior”

La sequía frustra una campaña que se espera “peor que la anterior”

Los trujales de La Rioja están prácticamente en funcionamiento, a falta de los más rezagados, para afrontar la que se espera que sea una cosecha mermada, un año más. Una producción que rondará los niveles del año anterior, cuando se recogieron casi 2,5 millones de kilos de aceituna bajo la DOP Aceite de La Rioja (y se elaboraron 490.000 litros de aove), aunque con la posibilidad de aumentar ligeramente esta cantidad.

La campaña no ha sido tranquila para el sector. Partiendo de una sequía severa arrastrada ya durante dos años, esta primavera se ha caracterizado también por esa falta de precipitaciones. Y es que las lluvias de junio llegaron ya tarde para el cuajado del fruto, un momento clave para el árbol, aunque sí vinieron muy bien para paliar ese exceso de calor durante el verano. Altas temperaturas que provocaron que algunas olivas comenzaran a mostrar signos de deshidratación en agosto.

Pero volvieron las aguas y así se volvieron a calmar los campos. “Esas lluvias de septiembre han permitido que la oliva del árbol haya engordado y haya acabado el ciclo final antes de la recolección en muy buen estado sanitario y también con buen peso. Además, no ha habido plagas porque tan solo se ha visto un poco de mosca pero que apenas ha afectado al fruto, por lo que se espera sacar un aceite de buena calidad”, destacan desde la DOP Aceite de La Rioja. En un repaso por los trujales adheridos a la marca, aseguran que las sensaciones una vez ha empezado la cosecha son mejores que las previsiones que había antes. “Nada que ver con lo que ha pasado en Andalucía, donde una ola calor de 40 grados en abril arrasó el 70 por ciento de la flor del olivo”.

El balance completo en La Rioja para esa valoración final habrá que hacerlo cuando todas las olivas estén ya en sus trujales y molturadas, porque en todas las zonas las tormentas no han regado por igual los campos. En el Trujal 5 Valle de Arnedo ya apuntan a “una cosecha más escasa y con rendimientos más bajos de lo esperado”. Una año “muy malo y peor que el pasado”, tal como define su presidente, Rafael Calvo. Los efecto se ven tanto en el olivar de secano, “que no tienen nada”, como en los árboles que están en superintensivo, “con fincas que tienen muy poca oliva”.

En esta almazara comenzaron a recoger las primeras aceitunas el pasado 2 de noviembre, pero pronto tuvieron que parar porque no tenían el rendimiento esperado “y eran más los costes que lo que se sacaba”. Retomaron la tarea apenas una semana después y, aunque los comienzos fueron más a cuentagotas, ahora ya han empezado a coger ritmo. Si el tiempo lo permite, la recolección se prolongará hasta el 22 de diciembre, pero los ánimos no son nada positivos. Calvo calcula que en 5 Valles podrá haber una merma de entre el 20 y el 30 por ciento debido a la sequía, pero también al pedrisco y los vientos que tiraron las olivas al suelo.

Su esperanza está en esos olivos viejos, muchos centenarios, “que son los que dan la calidad a estos aceites”. Por eso desde el trujal evitan su abandono o arranque apostando por su conservación a través de un apoyo a los propietarios de estos árboles que no se dedican a la agricultura de manera profesional pero que los mantienen como autoconsumo. “Se han plantado recientemente olivos en superintensivo, pero la diversidad de variedades que te encuentran en los viejos y, por tanto, la riqueza aromática que dejan en los aceites es algo único. Tendremos más de 20 variedades diferentes de oliva en estos viejos árboles, algo que tenemos que preservar porque hace que este trujal tenga un plus”.

Y sin perder el hilo de la actualidad, Calvo también se refiere a esos precios que escalan posiciones sin freno: “Nosotros hemos subido la garrafa de cinco litros casi un 40 por ciento, situándose ahora en los 43 euros, y lo hemos hecho porque así nos lo está obligando el mercado. Si no hubiéramos incrementado el precio, nos lo habrían quitado de las manos en un mes, impidiendo así abastecer a nuestros clientes y, además, perdiendo beneficio. Y aún así ya no tenemos aceite de la campaña pasada”. Confía, sin embargo, que el aove haya alcanzado ya su pico de precios.

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