CARTA AL DIRECTOR

¿Para cuándo la clasificación del viñedo de Rioja?

Hace unas semanas presenté en este mismo periódico un escrito de apología de los viñedos singulares de Rioja. El tono poético en que reivindicaba la vinculación de los vinos de calidad a su terruño no ocultaba la dura realidad de que estas categorías basadas en el territorio del viñedo no solucionan por sí solas la grave crisis que afecta hoy al Rioja. De hecho, la zonificación de los vinos de Rioja por zona, municipio y viñedo singular ha permitido a algunos viticultores y bodegueros defender sus uvas y sus vinos como producto de calidad y al mismo tiempo ha relanzado una imagen de Rioja como defensora de una tierra y sus frutos, de unas gentes y su saber hacer. Pero estas reformas no han impedido que año tras año los excedentes de vino se vayan acumulando en las bodegas, sin que ante los mercados haya cambiado la imagen del gran volumen de la producción de Rioja.

Así, cuando estamos terminando estas extrañas (como todas) y además trágicas (como demasiadas) vendimias del 23, nos ponemos de nuevo de bruces contra la situación del Rioja. Nos pensábamos que una corta cosecha y de gran calidad podía sacarnos del trance, pero la cosecha no va a ser corta (aunque hayamos recortado en un 10 por ciento la uva tinta) ni de gran calidad (al menos, no generalizada). Mientras tanto, los precios de la uva siguen por debajo de los costes de producción, el vino acumulado en bodega sigue creciendo y no somos capaces de rebajar la famosa ratio (relación entre existencias de vino y salidas de bodega) a niveles óptimos.

No soy experto ni estudioso de los mercados en general, ni del mercado del vino, pero como hijo de esta tierra y amante de su modo de vida y de sus vinos, permitidme que me atreva a analizar la situación del Rioja en estos momentos y sugerir alguna solución que quizá no sea del agrado de todos los actores implicados, pero al menos pueda servir para retomar el problema.

Enunciada con sencillez podemos decir que la crisis del Rioja radica en que se produce más vino de lo que se consume. Y esto se debe principalmente a dos causas conjuntas: a una reducción en el consumo de vino a nivel global por un cambio de los hábitos que no tiene visos de corregirse a corto plazo y a un aumento de la producción progresivo en Rioja en los últimos 30 años por incremento de las hectáreas cultivadas de viñedo.

¿Qué soluciones podemos ofrecer?

– El Ministerio y la Consejería de Agricultura han lanzado un plan de subvenciones para destilar excedentes de vino y vendimiar en verde excedentes de uva. Ha sido como retirar una gota de vino de un océano.
– Otros proponen, imitando a Burdeos, arrancar viñedo, al menos tanto como el que se ha plantado en las últimas décadas. Solución cara, quizá inevitable, que no estaría mal siempre que se arranque viñedo joven y no viejo, para no empeorar el panorama.
– Alguna bodega se separó de la DOCa Rioja y algunas otras amagan con hacerlo. Son soluciones individuales y arriesgadas, aunque solo sea por la mala imagen que afecta a quienes se van y a quienes se quedan…
– La zonificación en vinos de Zona, Municipio y Viñedos Singulares está teniendo un alcance limitado y solo unos pocos han sabido o han podido aprovechar sus ventajas y su imagen del terroir.
– Hay quien ha hablado de liberalizar los derechos de plantación, y en cuatro años… casi todos muertos. La ley de la selva no es una solución, sino el resultado de la falta de ella.

Por eso propongo construir en base a dos principios:

1. La unidad de la Denominación Calificada Rioja bajo un único Consejo Regulador, con todas y las muchas reformas que sean necesarias, desde la representatividad a la descentralización, pero manteniendo la unidad.

2. Continuar y profundizar en el proceso de diferenciación para dar cabida y respuesta a todas las sensibilidades.

Mi propuesta es que esta diferenciación se realizaría estableciendo una clasificación en tres niveles de los vinos de Rioja, compatibles con las actuales categorías de elaboración (genérico, crianza, reserva y gran reserva) y de zonificación (zona, municipio y viñedo singular). La idea no es nueva y lleva ya rondando mucho tiempo por los foros y los despachos.

Estos tres niveles de clasificación serían:

– Rioja
– Viñedo Clasificado de Rioja
– Gran Viñedo Clasificado de Rioja

(Otra opción es denominar a los tres niveles: Rioja, Gran Viñedo Clasificado de Rioja y Primer Gran Viñedo Clasificado de Rioja).

Serían Rioja todas las parcelas, viticultores y bodegas que no quieran acogerse ninguna de las otras dos clasificaciones. Para estos, nada cambiaría.

Serían Viñedo Clasificado de Rioja todas las parcelas, explotaciones y partidas de bodegas y bodegas completas que voluntariamente acepten estas condiciones en el viñedo:

– agricultura ecológica certificada.
– viñas de edad (por ejemplo, más de 20 años).
– rendimientos reducidos (por ejemplo, un 23% menor).
– vendimia manual (y en cajas o cajones).
– precios justos para el viticultor y contratos de larga duración para las bodegas que adquieran la uva a terceros.

Este Viñedo Clasificado no estaría ligado a un territorio unificado, ni obligaría a incluir la explotación completa ni la bodega completa, sino que un viticultor o una bodega podrían adherir a esta clasificación ciertos viñedos y algunos de sus vinos y no otros. Téngase en cuenta que la condición de agricultura ecológica certificada obligaría a diferenciar en campo y en bodega las parcelas y las partidas clasificadas de las que no lo son. De este modo muchas bodegas podrían seguir con su filosofía de elaborar sus vinos con uvas procedentes de diversas zonas y acogerse al mismo tiempo, con el conjunto de su producción o con una parte de ella, a la nueva clasificación con la única condición de que cumplan los puntos citados arriba.

Serían Gran Viñedo Clasificado las parcelas y las partidas de vino de las bodegas que durante un periodo de 5 años (digamos) hayan cumplido con las condiciones establecidas para el Viñedo Clasificado y además:

– Los vinos habrán obtenido en los últimos 5 años una calificación de excelente (93 puntos o más) otorgada por críticos de vino acreditados.
– La imagen de marca de los vinos y su valorización a nivel nacional e internacional tendrá que alcanzar asimismo una calificación de excelente ante un panel de expertos sobre la base de criterios objetivos. Como referencia, la clasificación de 1955 de St-Émilion incluye este criterio.

Esto significa que para lograr la clasificación de Gran Viñedo no se juzgaría solo la calidad de los vinos sino también el proyecto completo de la bodega incluyendo su imagen y su capacidad de retorno sobre la marca Rioja.

Esta propuesta recoge en buena parte de la clasificación establecida en Priorato y Bierzo en cuanto a los títulos, pero se separa de ella en que hablamos de Viñedo Clasificado y no Viña Clasificada. Un Viñedo Clasificado no sería una Viña concreta Clasificada sino un conjunto de parcelas, incluso repartidas a lo largo de toda la denominación, que cumple unas determinadas condiciones y que el viticultor y el bodeguero consideran que pueden producir un vino excelente. Como se ve, la clasificación afecta al cultivo y en principio cualquier tipo suelo podría optar a ser clasificado.

Rioja no es Priorato, ni Borgoña, ni Burdeos. Intentar aplicar la clasificación de un denominación pequeña como el Priorato a una enorme como Rioja sería un error. El gran volumen de los vinos de Rioja está basado en el modelo de elaboración en bodega a partir de multitud de parcelas de todas las zonas de Rioja, por eso apenas han resultado efectivas las soluciones basadas en la zonificación.

La región de Borgoña, con algo menos de la mitad de hectáreas que Rioja, es la más territorializada de toda Francia y quizá del mundo. Si en Burdeos las clasificaciones se conceden a la bodega (Château), en Borgoña se conceden al suelo (terroir), es decir, a la viña o zona. Resulta inviable clasificar todo el viñedo Rioja imitando el modelo Borgoña de zonificación. Rioja es demasiado grande para dar un cambio de rumbo tan drástico y esta es la razón de que la introducción de las categorías de zona, municipio y viñedo singular en Rioja hayan tenido un resultado tan limitado y que pocos grandes vinos (grandes vinos por volumen y por fama) se hayan acogido a ella.

El viñedo de Burdeos, por su parte, con casi doble superficie de Rioja, no es una denominación única sino un conjunto de 57 denominaciones de origen controladas (AOC). Burdeos, siempre nuestro gran referente, impuso sus clasificaciones en el Médoc en 1855 (prácticamente inamovibles) y en St-Émilión en 1955 (actualizables cada 10 años), ninguna de ellas exenta de polémica. ¿Quién tendría autoridad para imponer en Rioja un mapa de la calidad de los suelos y en base a qué criterios?

Rioja no puede contentarse con imitar a ninguna otra región sino que tendrá que sacar lo mejor de cada una y saber aplicarlo a nuestras circunstancias. Si queremos hacer de verdad una clasificación de los vinos de Rioja, esta ha de basarse en criterios de calidad objetivables, pero no ligando un vino a un suelo único, sino permitiendo aunar variedad de suelos en un modo de cultivo y de elaboración.

Por eso la apuesta por la agricultura ecológica es necesaria para dar un salto en la calidad. Esta lección podemos extraerla de la aventura de Corpinnat que al separarse de Cava apuntaló sobre la agricultura ecológica su forma de diferenciación. Hemos de superar los prejuicios de que vinos ecológicos son vinos peores, prejuicio muy asentado en el mercado nacional, pero que desaparece para quienes se abren al mercado internacional, donde un vino con sello ecológico es siempre un valor añadido. La transformación en ecológica de nuestra agricultura es un tren al que tarde o temprano hemos de subirnos. Toda la agricultura del planeta camina en esa dirección, lo que quiere decir que o nos subimos voluntariamente o seremos arrollados por el tren. (En mi opinión, dada la urgencia de responder a la crisis, sería conveniente empezar a etiquetar cuanto antes vinos de Rioja de Viñedo Clasificado, no solo para los vinos que actualmente proceden de agricultura ecológica certificada sino también para los que comiencen o estén ya en proceso de transición hacia la certificación).

Son también criterios de calidad objetivables la edad del viñedo, los rendimientos reducidos, la vendimia manual y los precios justos a los productores. Téngase en cuenta que al reducir los rendimientos del Viñedo Clasificado estaríamos contribuyendo no solo a mejorar la calidad sino también a reducir los excedentes de vino, y además estaríamos obligados a subir el precio de estas uvas si queremos pagar precios justos al productor. Solo una decidida apuesta por la calidad daría un golpe de imagen y de credibilidad al Rioja, las medias tintas no sirven de nada.

Esta clasificación del viñedo de Rioja vendría a ofrecer a las bodegas que ya cumplen estas condiciones una imagen diferenciada de calidad ante los mercados nacionales e internacionales, imagen que las actuales categorías de elaboración (crianza, reserva, gran reserva) de Rioja no siempre les permiten, y daría impulso a los vinos y bodegas que aspiran a estar en el nivel de alta calidad y gran volumen.
Aunque una propuesta de este tipo para Rioja no resuelva todos los problemas y es posible que necesite de medidas complementarias, sí debería permitirnos encarrilar esta crisis a corto plazo para los vinos de Rioja de calidad.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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