Tinta y tinto

Tinta y tinto: ‘La ola nacional’

Podemos irnos de vacaciones tranquilos. Ya hemos vivido la fiesta de la democracia a la que nos había invitado Pedro Sánchez, hemos ejercido nuestro derecho al voto y hemos reflejado en las urnas el país que somos. Y el país que queremos. Ahora ya es cosa de nuestros dirigentes políticos ponerse de acuerdo en según qué cosas para formar gobierno, legislar y administrar nuestros dineros. Para eso, se supone, que les pagamos la nómina a final de mes. Resulta que ese es su trabajo.

En los medios nacionales, según leo, escucho y veo desde primera hora de este lunes, andan ya preocupados por el futuro del país debido a los posibles pactos de Pedro Sánchez con los nacionalistas e independentistas. Otra vez que se nos rompe España. También anda la gente preocupada por la llegada del fascismo a las instituciones. Y por el terrorismo. Y por el comunismo. Incluso por el sanchismo. La gente anda preocupada. Así, en general. Porque el negocio de las alarmas y del miedo es sumamente rentable para unos cuantos.

Para no perdernos en los grandes temas de preocupación del país, que para eso ya tenemos a Federico Jiménez Losantos, aterricemos el 23J en La Rioja. Hemos votado dos veces en dos meses. El 28 de mayo arrasó el PP. Salvo en Arnedo, el partido liderado por Gonzalo Capellán se hizo con prácticamente todo el poder político de la comunidad y sus principales localidades sin tener que perder medio minuto en hablar con ninguna otra fuerza (a destacar la mayoría absoluta regional y en Logroño). Los socialistas dijeron entonces que “la ola nacional” se los había llevado por delante, que no había nada que hacer para evitar el desastre y que, quizás, el problema había estado en la opinión generada por los medios de comunicación.

Se sacó entonces Sánchez de la manga una cita electoral, cuando en el PP ya se frotaban las manos con su desgaste hasta diciembre, y nos dijo que a votar un domingo de verano. En mitad de las vacaciones para medio país y a las puertas del descanso para el otro medio. ¿Qué ha pasado entre una cita y otra? En La Rioja, poco, más allá del proceso que ha llevado el PP para las tomas de posesión de sus dirigentes y el nombramiento del Gobierno de La Rioja y sus respectivos equipos. A nivel nacional (las cosas que se hacen en Madrid, para entendernos) la cosa ha estado más embarrada con una campaña electoral que, esta vez sí, ha servido para cambiar la perspectiva respecto a los aspirantes a La Moncloa y convencer a muchos indecisos. La ola.

¿Cuánta gente ha votado en La Rioja? Este domingo, 175.533 personas (75,58 por ciento). El pasado 28 de mayo, 169.803 (72,48 por ciento). Primera diferencia. Casi 6.000 riojanos más en sólo dos meses. Movilización que a tenor de los resultados se sitúa en el centro izquierda del tablero ideológico. Otro apunte para que no nos despistemos con el carrusel de cifras: en estas elecciones no se presentaban ni el Partido Riojano (6.000 votos el 28M) ni Por La Rioja (4.300 votos) ni Ciudadanos (1.500 votos). Una fantástica bolsa de casi 18.000 votantes -estos tres partidos y la movilización- a repartir entre los cuatro principales partidos: PP, PSOE, Vox y Sumar.

¿Y cuánto han cambiado los resultados entre una cita y otra? Todos suben, como es lógico al haber menos dispersión del voto, pero sí es cierto que “la ola nacional” que tanto “perjudicó” al PSOE en las elecciones regionales lo ha levantado de la lona sólo ocho semanas después. Mientras que el PP se queda en ambas citas en torno al 45,5 por ciento de los apoyos, los socialistas pasan del 32 al 35,7; Vox del 7,6 al 9,7; y Sumar del 5 al 6,5.

¿Y qué hubiera ocurrido con estos resultados el pasado 28 de mayo? Pues que Gonzalo Capellán habría necesitado a Vox para ser investido presidente. Los resultados del 23J harían perder al PP la mayoría absoluta, dando un tercer escaño a la formación liderada por Santiago Abascal.

Más allá de la política ficción, lo cierto es que este domingo había “alegría contenida” en Martínez Zaporta por los resultados nacionales y “estupefacción” en Duquesa de la Victoria, donde miraban el recuento con preocupación al ver que se les escapaban los mandos del país. La única pieza que les faltaba para que su maquinaria política se tiñera totalmente de azul, fantaseando incluso con la Vicepresidencia del Gobierno para Cuca Gamarra. El sueño no acabó en pesadilla, pero casi. Chinita en el zapato para los planes de los populares al tiempo que los socialistas respiran aliviados. ¿Por qué? Simplemente por las expectativas. Cuando creían tenerlo todo perdido, Pedro Sánchez ha llegado a su rescate aunque el panorama riojano apenas haya cambiado.

El PSOE ha mantenido sus dos diputados (como casi siempre, salvo en las grandes mayorías absolutas de Aznar y Rajoy) y ha logrado un único senador para la expresidenta Concha Andreu frente a tres del PP (el que queda por delante se lleva el gato al agua en la Cámara Alta). Sigue sin gobernar en ningún sitio importante de la región, el partido a nivel interno sigue afilando los cuchillos para relevar a la dirección cuando se aclare el horizonte político y ahora la papeleta más importante va para la propia Andreu y para la exalcaldesa de Calahorra. ¿Dejará la primera su acta de diputada en el Parlamento y la segunda su acta de concejal en Calahorra con la posibilidad de que haya una repetición electoral en unos meses? Hagan sus apuestas mientras seguimos surfeando la ola nacional.

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