Gastronomía

Calimocho: ‘A vueltas con el precio’ (IV)

"Al final, nosotras lo que hacemos es pedir por un lado el vino y por otro el refresco" y así es cómo Mari Carmen se ahorra dinero

En ‘La Rioja a la Mesa’ estamos analizando el complejo mundo del cóctel más sencillo de los existentes, que se desarrolla en la más pura contradicción. Tan sencillo como popular, tan fácil de preparar como complicado resulta tener una única receta a pesar de contar solo con dos ingredientes además de los hielos. Se discute, incluso, si debe o no llevar rodaja de limón, o mejor una de naranja, o absolutamente nada.

Le hemos dado muchas vueltas al debate de las cantidades, que resulta indiscutible aunque pocos cumplen con la regla del 50 por ciento, de vino y de refresco de cola. Aseguran los que saben que el calimocho no es un combinado con destilados de graduaciones elevadas. Es sencillamente vino con cola. Dos productos asequibles que se relacionan perfectamente cuando comparten medidas. Dulce pero amargo, y así es como se convierte en una de las bebidas más refrescantes del verano.

Y sin embargo… la sensación de abuso es evidente. Primero por culpa de la mala práctica de algunos hosteleros, que deciden servir el calimocho como si de un combinado se prepara, saltándose la regla del 50 por ciento, y después -y aquí se abre un melón importante- el precio, porque sirven poco vino, mucha Coca-Cola y lo cobran, en muchas lugares, a precio de combinado, lo que no parece tener mucho sentido.

Así nos lo ha hecho saber Mari Carmen Vélez, lectora de NueveCuatroUno que ha querido dejar una reflexión sobre una de las bebidas del verano. “Mi pareja y yo, cuando salimos, lo único que bebemos es calimocho”, y siempre que lo hace le surge una reflexión que ha querido compartir, harta, quizás, de una situación que se repite y que no le gusta. Hace una pregunta a la hostelería riojana: “Quisiera saber cómo siendo un vino del año con Coca-Cola se cobra 4,50 euros en casi todos los bares”.

Es una pregunta recurrente. Porque entiende que si el vino joven se cobra a algo más de un euro, y el refresco alrededor de los 2 euros, la duda de Mari Carmen es cómo al mezclarlo en un mismo vaso se produce un incremento de precio tan importante, teniendo en cuenta que la Coca-Cola habitualmente se sirve con hielos. Dice esta lectora que lo ha preguntado en los bares, “he trabajo mucho años en la hostelería y sé lo que hace el hielo”.

Deja en el aire qué hace el hielo, pero sí indica que la explicación que recibe cuando advierte de las cantidades y del precio es “que para hacer el calimocho ponen más de una copa de vino joven” pero “es mentira”, afirma, “y se lo hemos demostrado a la dueña de un bar”. No se respeta la regla del 50 por ciento, y de ahí que no le cuadre a la gente ni el sabor final del combinado ni tampoco el precio. Por eso, “nos sentimos indignadas”, reconoce.

Y ante la indignación, revolución. “Entiendo que todo sube”, pero “hemos optado por pedir un vino del año y una Coca-Cola”, cada bebida por su lado, “y hacemos nosotras nuestra propia mezcla”. La cuenta les sale: “El precio pasa a ser de 3,60 a 3,7o, y al final es lo mismo para nosotras pero no para ellos que tienen que manchar dos vasos en lugar de uno”. Y Mari Carmen cierra su comentario con una recomendación: “Si alguien quiere tomarse un calimocho por 3,50 euros, servido como un cubata y con un toque especial, esa medalla se la damos al bar Guajiro”.

Capítulo 1. Calimocho: ‘Fans de Kalimero y Motxongo’

Capítulo 2. Calimocho: ‘Al 50 por ciento’

Capítulo 3. Calmocho: ‘¿Con vino bueno o con tinto peleón?’

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