Gastronomía

Calimocho: ‘¿Con vino bueno o con tinto peleón?’ (III)

Una joven degusta un calimocho en el Tarasca

Ser o no ser: aunque ésta no es la cuestión. Aquí, la verdadera duda es si el calimocho debe ir con vino bueno o con vino peleón. Y antes de tener un contencioso con Rioja, conviene aclarar qué es vino bueno y qué es vino peleón para los de La Rioja la Mesa. El vino bueno es aquel que no requiere de elementos externos para poderlo consumir. De ahí para arriba, todo es bueno, muy bueno o excelente. El vino peleón es todo lo que no es vino bueno, por tanto todo aquel brebaje que requiere de cola, gaseosa o limón para pasarlo por el gaznate. Porque a pelo sería imposible.

Hecha esta importante diferenciación, el debate que afrontamos está en la calle. ¿El calimocho se puede hacer con vino bueno? o ¿el calimocho solo se puede hacer con el peor de los vinos del supermercado? Existen dos corrientes de opinión. Quizás no hay posibilidad de tender puentes, de encontrar un espacio para que este debate quede resuelto definitivamente. Por un lado, obvio, los que aseguran, no exentos de razón, que malgastar buen vino para un calimocho debería estar penado por vía penal. Y hay quien mantiene que un calimocho estará más rico cuanto mejor sea el vino que se usa para crear la mezcla, que siempre, sí o sí, debe ir, y aquí no admitimos discusión a pesar del mal hacer de algún hostelero riojano, al 50 por ciento, porque el calimocho no es un combinado de un alcohol de alta graduación con un refresco. Esto ya lo contamos hace unos días.

Al 50 por ciento, en el Tarasca respetan este porcentaje.

En el debate de vino bueno o vino malo existen elementos de afirmación indiscutibles. Usar vino bueno supone un profundo debate moral. Claro, los viticultores y enólogos hacen un trabajo diario tremendo para presentar el mejor vino posible. Parece mal meterle un refresco de cola. Pero claro, la afirmación del lado contrario también resulta plausible: mejor estará. Mejor estará un calimocho con vino bueno que con vino malo, pero malgastar un buen vino que por sí solo se expresa de forma rotunda, pues parece mal y puede ser entendido con un error.

En fin, que es un debate abierto, en el que conviene entender a la otra parte. Pero por si sirviera de algo, y en una época tan complicada para el vino de Rioja, una idea a tener en cuenta sería aprovechar el buen vino joven de Rioja para elaborar este cóctel tan refrescante. Es una forma fantástica de ayudar en el aumento de consumo de vino, que falta hace. Al mismo tiempo se logra un calimocho rico: refrescante, con ese toque dulce adecuado, con un vino bien hecho alejado de esos briks de dudosa elaboración. Y entre un brik y un crianza… parece clara la elección.

¿Con rodaja de naranja, de limón o sin frutitas? Este es otro debate.

Porque el calimocho también es un cóctel que se puede sofisticar para darle todo el cariño que se merece. Lo hicieron en el Tarasca, que se proclamaron hace ya unos años campeones de la primera y única ruta del calimocho que organizó Coca-Cola (tiene registrada la marca calimocho) para diversificar el consumo de esta bebida. Entonces lo presentaron, para este concurso, con unos frutos rojos, unos granos de café, un buen vino joven de Rioja, y por supuesto el refresco. Eso les sirvió para ganar. Ellos actualmente le añaden una rodaje de naranja. Hay quien prefiere una rodaja de limón, o quien no quiere saber nada de la fruta. Pero ese ya es otro debate. Vayamos poco a poco.

Capítulo 1. Calimocho: ‘Fans de Kalimero y Motxongo’

Capítulo 2. Calimocho: ‘Al 50 por ciento’

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