Gastronomía

Patatas bravas: ‘Una referencia en Arnedo’ (IV)

El Morros es como se le conoce popularmente al Layma, un bar de los de toda la vida en Arnedo. Es uno de esos locales que conforman la memoria gustativa de los arnedanos, uno de esos espacios que marca la vida popular de la ciudad del calzado, un bar para ir y volver y repetir cuantas veces sean necesarias porque, entre otras muchas cosas, los que mejor lo conocen destacan que siempre está abierto, cosa que se agradece, porque sinceramente sus gordillas apetecen siempre.

De forma transversal manejan en este local una salsa que es del gusto de la mayoría. Es una salsa picantona, una salsa profunda, una salsa que aliña muchas de las cosas ricas que llevan más de treinta años sirviendo en el Layma, más conocido como el Morros. Es un bar familiar llevado por la familia. Antonio El Morros puso en marcha este espacio hace más de treinta años (celebraron las tres décadas en 2018), y sus tres hijos, Pedro, Daniel y Laura, se han criado en este local tan arnedano. Pinchos cazuelitas, cafés, licores y siempre un gran ambiente festivo… “Las mejores patatas bravas de Arnedo”, ha escrito un lector de NueveCuatroUno. Y parece, según fuentes consultadas por este medio, que no existe debate sobre este asunto.

“Sus tigres, las orejas, las gordillas y la tortilla de patata están muy ricas, pero lo de las patatas bravas merece una mención destacada”, señala Álvaro, que acude al Layma cuando pasa por Arnedo. Frita la patata, la clave aquí es la salsa picante que elaboran. Es una receta familiar, que adereza también las gordillas, por ejemplo. Gruesa, sabrosa marca la diferencia para que estas patatas bravas realmente merezcan la pena, de ahí la pasión de los arnedanos por El Morros.

Recuerdos gastronómicos

La gastronomía tiene la facultad de convertirse en una herencia. Sabores y olores que de forma puntual regresan al presente y revitalizan recuerdos. Como le ha sucedido esta semana a Javier, lector de NueveCuatroUno: “Leí el otro día que las patatas bravas tienen el origen en los años 60. Pues en la calle San Juan, en el bar Noche y Día, ponían unas patatas bravas exquisitas, también en los años 60. Estaba situado a la entrada a la calle por el Muro del Carmen”. De su memoria ha rescatado sabores, olores y también sonidos: “Ponían un anuncio en la radio que decía : café bar Noche y Día, un lugar de garantía”. Y recuerda la receta: “El tomate creo que lo hacían casero y picante; y le ponían también mayonesa”.

Capítulo 1. Patatas bravas: ‘La historia de una rivalidad que perdura’.

Capítulo 2. Patatas bravas: ‘El juego de las texturas’.

Capítulo 3. Patatas bravas: ‘El vermut del pueblo’.

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