La Rioja

Caso Entrena: una nota del presunto asesino oculta en un paquete de tabaco

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Cuando nadie sabía a ciencia dónde estaba ni qué le había pasado a Javier Ovejas, se convirtió en una de las pocas personas en las que Ó. P. R. confiaba, hasta el punto de que el presunto asesino llegó a llamarle por teléfono en un intento desesperado por despojarse de los rumores que ya apuntaban a él como pieza capital en el ‘Caso Entrena‘.

La primera sesión del juicio por el asesinato de Javier Ovejas, que ha contado con el testimonio del presunto autor de la muerte del joven y su pareja sentimental-, se ha centrado en las primeras valoraciones de los investigadores que instruyeron la causa. Entre ellos se encontraba un miembro del equipo territorial de la Policía Judicial de la Guardia Civil, a quien el presunto asesino contactó por teléfono cuatro días después del crimen y le trasladó una nota oculta de forma misteriosa.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Eso ocurrió en la mañana del 2 de agosto, cuando Ó. P. R. dejó un paquete de tabaco ante la puerta de las Clarisas en el municipio. En su interior había “seis o siete notas manuscritas en las que explicaba lo mal que lo estaba pasando”, ha relatado el agente, quien el día anterior tuvo la oportunidad de charlar en confianza con el acusado, al que conocía por sus antecedentes por delitos de robo con fuerza y contra los derechos de los animales.

“El 1 de agosto pasé por su casa a interesarme; conocía profesionalmente a Ó. P. R. y sabía cómo se movía. Quería saber qué me contaba”, ha confesado el investigador. Al llegar a su casa, “me invitó a entrar a su casa porque no quería que nos vieran fuera” y así fue como el agente accedió al lugar en el que presuntamente el acusado asesinó a sangre fría a Javier.

Tras la puerta corredera del inmueble, el investigador encontró al presunto asesino “muy limpio, arreglado y normal”, algo que le sorprendió porque “era una persona que siempre estaba con cosas”.  A la primera oportunidad, el guardia civil trató sin éxito de arrancarle alguna pista sobre lo sucedido con Javier: “Le pregunté si sabía algo y me dijo que no; que ambos habían quedado, pero que en esos días no lo había visto”.

“Me dio la impresión de que se iba a suicidar”

Durante la despedida en aquella noche del 1 de agosto el agente y el acusado intercambiaron sus teléfonos “por si veía alguna cosa o podía comunicar algo”. Y la toma de contacto se produjo apenas unas horas después, a la mañana siguiente: “La sensación que me dio al otro lado del teléfono es de que podía suicidarse; en la conversación lanzó la idea de dejar el paquete de tabaco con sus notas en el convento, estaba llorando y yo le decía ‘¿pero has hecho algo malo?’, él paraba la conversación y volvía a insistir en que no sabía dónde está Javier”.

FOTO: EFE/Raquel Manzanares.

Mientras mantenía la charla con el presunto asesino, el investigador movilizó a sus compañeros “con mucha celeridad porque pensaba que se iba a suicidar”, ha insistido ante el tribunal, recalcando que “en todo momento le di la opción de que en algún momento, de forma espontánea, pudiera decir algo”.

En aquel momento -cuatro días antes de su detención- ya circulaba por las calles de Entrena el rumor de que el acusado había matado a Javier Ovejas y se había deshecho del cadáver. Por ello, lo que buscaba Ó. P. R. con esos contactos con el agente era ganar tiempo: “Luego me di cuenta de que el objetivo de la nota era desviar la atención”.

La causa contra Ó. P. R. por el asesinato y desaparición de Javier Ovejas continuará este martes con nuevos testimonios con los que la Fiscalía y acusación particular (ejercida por la familia de la víctima y su pareja sentimental) tratarán de convencer al jurado popular de que el joven riojano murió a sangre fría en el interior de la finca del acusado, que en la primera sesión de la vista ha defendido que “todo es un montaje” perpetrado por el propio Ovejas y su entorno más cercano.

Subir