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Gol en Las Gaunas: ‘Jugar con la máquina del tiempo’

En 2017 conocimos a Sergio Rodríguez. Lo conocimos como entrenador. Anteriormente lo habíamos visto trabajar en el División de Honor de la UD Logroñés (una permanencia y un descenso), club en el que formó parte de la primera plantilla con el brazalete en su brazo izquierdo. Aquí se retiró como futbolista y aquí comenzó como entrenador. Lo que no sabíamos es que fuera a jugar con nosotros en su máquina del tiempo.

Porque no fueron pocos los que el pasado sábado por un momento se sintieron de nuevo en 2020, cuando su equipo ganaba con relativa superioridad a sus rivales hasta lograr aquel histórico ascenso. Sergio Rodríguez ha vuelto y lo ha hecho con una victoria vital para seguir en la disputa por la permanencia, y de paso ha insuflado energía positiva a un club que estaba en una depresión que afectaba incluso a su propia identidad. La UD Logroñés no sabía muy bien quién era hasta que ha visto de nuevo a Sergio Rodríguez, con su chándal, llevar a su equipo a un nuevo triunfo.

Todos somos más viejos; creemos que también lo es Sergio Rodríguez, que ha asumido un reto que no le apetecía afrontar como ha remarcado reiteradamente. Lo hecho, ha dicho, “por responsabilidad”, y no hay mayor responsabilidad que asumir los errores propios de una plantilla que no está rindiendo a la altura. Pues fue llegar Sergio Rodríguez al banquillo y ver que los futbolistas pueden rendir. La cuestión ahora es saber si hay tiempo para reconducir una situación límite tras el paso por el club de Natxo González, que cogió al equipo en undécima posición y lo dejó, porque le destituyeron, a ocho puntos de la permanencia, antepenúltimo en la tabla. Sergio Rodríguez lo ha colocado a cinco en el primer paso necesario hacia la remontada. Al menos sigue siendo posible. Complicado, pero no imposible.

Sergio Rodríguez ha comenzado a pilotar su máquina del tiempo en un regreso esperado por la mayoría salvo por él mismo. Hay quien se pregunta qué motivos llevaron a Sergio Rodríguez a no bajar al césped en noviembre, cuando fue cesado Albert Aguilá. Nunca lo sabremos. Podemos intuir que para Sergio Rodríguez el banquillo blanquirrojo ya no era un lugar agradable. Padeció como el que más aquel descenso de Segunda División. Siempre ha asegurado que soportó un nivel de presión excesivo, de le afectó en lo personal, y que aquella mochila pesó tanto que le llevó incluso a tomar malas decisiones por culpa de ese afecto paternal que hace que todos veamos a nuestros hijos perfectos pese a sus humanas imperfecciones.

Sergio Rodríguez llevó el sábado a muchos aficionados hasta el pasado 2019-2020. Solo por un momento. Anda calibrando el asunto. Pero el equipo jugó bien la primera parte, marcó dos goles, superó al rival y encauzó el partido. Sumó los tres puntos y la gente se marchó por fin contenta a su casa aunque sin mirar, claro, la clasificación. A esta máquina del tiempo, con la que juega a su antojo Sergio Rodríguez, se han subido Iñaki y Jaime Sierra, que también son más viejos y parecen haber rejuvenecido tras la llegada del preparador blanquirrojo.

El capitán volvió a correr por la banda con la misma intención que hace tres o cuatro temporadas, fue de nuevo el mejor del partido. Y Sierra, además de marcar, gobernó la cita como hacía hace ya unas cuantas temporadas. En esta máquina del tiempo sabemos que solo jugarán los futbolistas que crean sin contemplaciones en el pilotaje del técnico logroñés, que con su máquina del tiempo juega con todos nosotros. Porque en Calahorra tocó fondo en 2019, y de ahí rebotó hasta lograr el ascenso. Fue su peor momento en el club.

Aquella bronca en La Planilla entre los aficionados y los futbolistas provocó que fuera reafirmado por Félix Revuelta. El club acertó. Y Sergio Rodríguez comenzó la mejor racha de victorias en la historia de esta entidad, siete triunfos que ahora son necesarios para lograr la permanencia. Sergio está jugando con la gente en su máquina del tiempo, porque este domingo visita de nuevo La Planilla, más exigido que aquella vez en la que sumaba las tres jornadas iniciales del campeonato sin victoria alguna.

Lo hará con un equipo herido, y enfrente, porque así es la máquina del tiempo, estarán dos nombres esenciales en la historia de este club, Carlos Pouso y Miguel Martínez de Corta. El primero puso los cimientos de un club que se desvanecía en 2014 y lo llevó hacia arriba; y el segundo es emblema de una entidad necesitada de nombres que dieran identidad a un proyecto de reciente creación.

Todos somos más viejos, y aquí seguimos, para ver qué sucede. Desde aquel 2016-2017 han pasado casi la mitad de los años en los que ha competido este club. Y Sergio Rodríguez ha regresado con una nueva victoria revitalizadora. No hay heroicidad en este regreso, solo responsabilidad por un equipo mal confeccionado en verano. Pero el técnico de Logroño, que ha recuperado parte de su carisma tras el triunfo convincente ante Osasuna Promesas, algo más viejo y cansado que aquella primera vez, maneja de nuevo su máquina del tiempo e intenta conducir al club hacia una permanencia ‘refundacional’ para volver hacer las cosas bien, siempre y cuando alguien en este club esté pensando ya en la temporada que viene, sea en Primera o Segunda Federación.

Indagamos más en la actualidad de la UD Logroñés en un nuevo capítulo de Gol en Las Gaunas, que puedes escuchar aquí.

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