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Forjado a golpes

Jorge Martínez-Losa (10-03-99, Arnedo) ha crecido a golpes. Pero ha crecido bien -marcando siempre goles- y mucho, con sus 196 centímetros que le permiten destacar entre las defensas contrarias. Como el día de su debut en liga con la camiseta de la UD Logroñés. Marcó en la primera que tuvo nada más saltar al terreno de juego. Definición de ‘9’, al más puro estilo de un delantero centro: desmarque de ruptura, buen control, y definición precisa de disparo cruzado. “Quiero ayudar a que La Rioja recupere su espacio en el fútbol profesional. Recuerdo que en mi familia se hablaba de aquel Logroñés. Y por lo que vimos en Copa del Rey, La Rioja tiene ganas de fútbol profesional”.

Y ha empezado con buen pie, marcando, como viene haciendo desde la más tierna infancia, y dolorido, una sensación con la que se ha acostrumbrado a trabajar. Jugó con dolor ante el Barça B, con el tobillo hinchado tras el golpe que sufrió en Copa del Rey nada más saltar al terreno de juego. “Quiero agradecer el gran trabajo que hacen los médicos y fisios del Logroñés. Gracias a ellos pude jugar el sábado en Las Gaunas”. No hubo convocatoria previa por primera vez en la temporada, entre otros motivos porque el concurso del arnedano no estaba garantizado. Saltó en el descanso, jugó, marcó y rescató un punto a tiempo para su equipo. “No estamos en una clasificación cómoda, pero el equipo está tranquilo porque lo vamos a sacar adelante”, reconoce.

FOTO: Eduardo del Campo.

Está acostumbrado al dolor, al sufrimiento. Su carrera hacia el fútbol profesional no está siendo sencilla. Crecer duele, pero está aprendiendo a sobrellevarlo. Lo que menos le dolía era jugar en el campo de tierra de Arnedo. “Dos temporadas en tierra jugando con los amigos”. Un gran sensación, un gran recuerdo. “Entonces era fuerte, físicamente superior”, aunque no siempre fue así. Porque aunque ahora también destaque por su envergadura, durante unos años, “años importantes”, Jorge Martínez-Losa se quedó pequeño. “Me costó dar el estirón”. Cuando el resto se desarollaba con normalidad, Jorge no crecía. Y fue así durante tres años. De los 14 a los 16 años. “Nada, no crecía”.

Y fue un problema para su progresión deportiva. Paco Nogales le había captado ya para la Real Sociedad. “Te cuidan un montón, y de los 11 años a los 13 estuve entrenando un par de días a la semana en Villamediana”, explica Jorge Martínez-Losa, que habla con muchísimo cariño de su periodo de formación con la Real, primero en La Rioja, y luego ya en Zubieta. “El club ha crecido un montón, y trabajan con muchísimos recursos”. Recuerda Jorge que ese paso de la Escuela de Fútbol de Arnedo a la Real Sociedad se produjo “con absoluta normalidad”. La que le dieron sus padres. “El único objetivo era pasarlo bien jugando a fútbol. Por parte de mis padre hubo mucha naturalidad y me la supieron transmitir. Para mí era normal, nada más”, indica el delantero de Arnedo.

FOTO: UD Logroñés

Adrián Lapeña, Celorrio, Barcina y por supuesto Pablo Marín han sido compañeros de Jorge Martínez-Losa en Zubieta. Hasta perder el paso de su crecimiento físico, Jorge Martínez-Losa destacaba por su potencia pero también por su capacidad para manejar la pelota. Como no crecía pasó del ataque a posiciones más retrasadas, lo que ahora le ayuda a comprender mejor el juego. “Pero en cadete y primer año de juvenil ya no era tan fuerte como mis compañeros, y fueron años complicados”, recuerda. Todo estaba a punto de cambiar.

De los 16 a los 17 años su cuerpo cambió. “Crecí un montón. Pegué el estirón. Pero el hueso crece más rápido que el músculo y recuerdo que fue un año de mucho dolor”. Las crecederas le traían por el camino de la amargura. “Es crecimiento, un proceso natural y en la Real Sociedad tuvieron la paciencia que necesitaba”. Tuvo que aprender a coordinar su cuerpo, el dolor remitió, recuperó su puesto en el ataque y comenzaron a llegar los goles. “Salí cedido al Antiguoko y me convocaron para la selección sub’18 de Euskadi”, recuerda con orgullo. Su rendimiento le hizo saltarse el División de Honor de la Real Sociedad. Directamente al ‘C’, donde anotó 15 goles. Pero el fútbol siempre tiene reservado contratiempos importantes, como ha aprendido Jorge Martínez-Losa, forjado a golpes.

FOTO: CD Calahorra

Cuando comenzaba a entrenar con el primer equipo, con la confianza que le estaba dando Imanol Alguacil, llegó la primera lesión grave en una de sus rodillas. “Fue un golpe duro, pero soy un tío echado para adelante, y rápidamente decidí que era un oportunidad para aprender más sobre este deporte”. Mientras cumplía los plazos marcados con los fisios, Jorge comenzó a ver mucho fútbol, “de todas las categorías”, ver fútbol con atención: “Para fijarme en movimientos, en jugadas, en desplazamientos, en posiciones…”. Pero ya superada la etapa juvenil, en la Real no es que no se espera a nadie, es que los de debajo empujan y pierdes el sitio.

“Me ayudó mucho empezar a trabajar con un couching. Te establece unas pautas psicológicas en las que debes trabajar para seguir creciendo”, señala Jorge. Gorka Zebal le ayudó en esta primera lesión, y ya en el Calahorra, con una cesión desde Zubieta,  con seis goles en media temporada demostró que no se le había olvidado marcar goles. Hasta que llegó la desgraciada lesión en La Planilla. La otra rodilla. Un golpe más, que le ha tenido un año recuperándose. Ha seguido viendo fútbol para entenderlo mejor, ha seguido trabajando su físico, ha continuado trabajando con su coaching, y ahora en la UD Logroñés ha vuelto a marcar.

Sigue creciendo, ahora ya dentro del terreno de juego. Aunque este martes no se ha entrenado con los compañeros, por culpa de este tobillo que le tiene entre algodones.

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