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El día que los Picuezos se quedaron solos en Autol

Autol se vació para acompañar a sus jugadores en la Copa del Rey

El hombre llegando a la Luna, el descubrimiento de América, la creación de la imprenta. Hay días que marcan un antes y un después en la historia del hombre y el de este sábado ha sido un día de esos para todos los catones. Dentro de cuarenta años, de cincuenta, habrá alguien que pregunte eso de ¿y tú dónde estabas el día que el Autol jugó contra el Mallorca? Y la mayoría responderán con las mismas palabras: yo, en La Planilla.

Y es que eso, y nada más que eso, pretendía esta tarde un Autol que se ha desfondado en el campo y también fuera de él. Dentro, los jugadores han competido hasta donde han podido sus piernas, su mente y sus aptitudes. Un regional contra un primera. Casi nada. “Si es que ahí dentro sólo ves sombras, qué velocidad tienen los tíos”, decía Víctor Merino desde el banquillo sin ni siquiera terminar el partido. “Pero ¿tú los has visto? Es que no aflojan ni un minuto”, le comentaba otro.

Podría decirse que no ha habido color pero sería mentir. Porque el color lo han puesto los cuatro mil asistentes a La Planilla y el día ha estado teñido de rojo y blanco, los colores de un club que celebra cincuenta años y que ha conseguido una machada de las que hacen a uno emocionarse. Así las lágrimas de su presidente, Sergio Jiménez, que no ha podido contener la emoción ante los medios. Días de demasiadas emociones, de demasiada presión, de demasiadas responsabilidades para un presidente recién llegado. “Que no se les ocurra pasar que yo una semana así más no la aguanto”, bromeaba entrando a La Planilla.

Ha sido una pena no ver entrar a los aficionados del Autol cantando eso de ‘champiñones, champiñones’ al entrar en el campo. Quizás nadie tenía en la mente eso de poder ganar este sábado al Mallorca pero los catones han llenado Calahorra, han llenado La Planilla y lo han llenado todo. La capital de La Rioja Baja se ha convertido por unas horas en la sucursal de Autol.

Desde primera hora de la tarde todo se ha convertido en rojo y blanco, en champiñones y en vino de la cooperativa Marqués de Reinosa. Sólo ha faltado que bajasen los Picuezos para completar una jornada perfecta. Pero eso de ser de piedra tiene sus inconvenientes. “Autol tiene que estar vacío”, decía un aficionado. “No lo cuentes, a ver si van a ir a robar”, le contestaba un compañero. Y es que el municipio se vació para llenar la ciudad vecina. Gente comiendo en los restaurantes, pinchando en los bares, disfrutando de un día único. “¡Moza!, si esta vez pasamos tienes una cena pagada en El Quizal”, comentaba uno de los aficionados que no se ha perdido ni un partido, ni un entrenamiento, ni un minuto de esta deliciosa historia.

La avenida Valvanera ha sido una marea de aficionados que estaban deseosos por entrar en el campo. Media hora antes del inicio del partido ya todos ocupaban su zona en el municipal calagurritano. Unos sentados, otros en las bandas, e incluso algunos pidiendo ya desde el primer minuto camisetas. ¿A Muriqi? Pues buenos son los de Autol. A Víctor Merino uno de los veteranos del equipo local. Esa era una de las camisetas que los niños autoleños querían.

Todo estaba a pedir de boca en La Planilla. Que hay que traer charanga, se trae. Que hay que traer el jamón para sortear en el descanso, se sortea. Eso sí, los de Movistar Plus lo van a tener esta vez complicado para hacer su crónica porque la ruleta la han dejado en Autol. “Nos hemos informatizado”, comentaban desde la directiva del club riojabajeño. Eso sí la banda de gente maja estaba allí en uno de los laterales de La Planilla. “Somos nosotros”, decían a cada periodista que se acercaba por la zona.

Y es que los catones fueron a gozar. Y lo hicieron de lo lindo. Si no hay bocata, improvisamos con una bolsa de chucherías, y si no con una bolsa de patatas. Que no hay cerveza con alcohol pues llenamos el bar para pedirlas sin alcohol. Todo daba igual. incluso el resultado. “Miro al marcador y si pone 0-12 pues me voy tan contenta aunque parezca mentira”, comentaba Lorena, responsable de las redes del club.

La noche se iba desmadejando con los goles del Mallorca pero el público seguía ansioso por seguir disfrutando. “Un golito, si marca el Autol un golito, se viene abajo La Planilla”, decían algunos ya con el 0-6. Y así llegó el final de un encuentro que algunos no hubiesen querido que terminase nunca. (El jugador del Autol, Félix Bárez, sí; que tras el encuentro tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital de Calahorra por un mareo).

Mientras, sus compañeros saludaban a los jugadores de primera a los que sólo ven en la tele. Era un día para sentirse futbolistas pero por unos minutos a los jugadores del Autol se les olvidó y todos querían hacerse con un recuerdo del encuentro en forma de camiseta. “Si nos dejan, ahora mismo os las sacamos”, contestaban amablemente los jugadores mallorquines que también flipaban con el ambiente del campo. “Esto es el fútbol de verdad”, decía uno de ellos mientras se hacía fotos con los más pequeños. “Buena suerte en la próxima ronda de Copa”, comentaban los riojanos. “Chavales, a por la tercera”, conseguían de respuesta de sus hoy contrincantes. Fútbol en estado puro.

Un partido para disfrutar, para que todos pudiesen jugar unos minutos, para sentir a su afición cerca, para ayudar económicamente al club, para recordarlo dentro de cincuenta años contando las batallas del abuelo y sobre todo para ser por un día los protagonistas del pueblo. Los héroes que movilizan a toda una región, porque hoy La Rioja entera estaba pendiente de ellos. Sólo queda seguir disfrutando de lo conseguido, que hoy los Picuezos les ceden ser el estandarte de la localidad.

 

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