El astro

La lluvia y las mangueras eliminan el rastro de un barrizal histórico

Adiós a los dos largos días en los que las calles riojanas se han asemejado temporalmente al escenario posterior a una riada, a una ciudad africana o a un barrio de México a ojos de un productor de Hollywood. Se han hecho esperar, pero las lluvias de la mañana de este jueves han comenzado a borrar el rastro de la calima y a despejar de barro las calles.

A eso se le suman los distintos dispositivos especiales habilitados por los servicios de limpieza municipales, que -tras 48 horas de espera ante la previsión de nuevas lluvias de barro- desde primera hora se afanan en eliminar las huellas del barrizal caído del cielo.

Difícil será ver en los próximos años algo similar al paisaje que nos ha dejado los soplidos de Celia, elevando hasta el centro de Europa partículas procedentes del desierto en una condensación que nadie recuerda por estas latitudes.

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