El astro

La Rioja mantiene su ‘razonablemente buena’ calidad del aire pese a la calima

Despertarte y verlo todo ocre. Coches, terrazas, calles cubiertas por polvo subsahariano que va dejando a su paso la borrasca Celia. La calima. Un fenómeno que suele darse de vez en cuando en el sur de la Península y sobre todo en verano pero que, esta vez, se ha adelantado y repartido por todo el país desde el pasado lunes afectando a la calidad del aire. En La Rioja, por el momento, los parámetros se mueven entre ‘regular’ y ‘razonablemente buenos’.

Para medir la calidad del aire, cinco son los contaminates claves: Ozono troposférico (O3), Dióxido de nitrógeno (NO2), Dióxido de azufre (SO2) y las partículas en suspensión más perjudiciales, PM 2,5 (partículas muy pequeñas en el aire con un diámetro de 2.5 micrómetros) y PM 10 (tamaño inferior o igual a 10 micras), puro polvo del desierto arrastrado por el fuerte viento.

Según los datos arrojados por las estaciones de vigilancia ubicadas en La Rioja, a última hora de este miércoles la concentración por PM 2,5 en la estación de Arrúbal y Alfaro es ‘razonablemente buena’, no así en las ubicadas en Pradejón y Galilea que se encuantran en la franja ‘regular’. Por su parte, las partículas PM 10 alcanzan el resultado de ‘regular’ exceptuando en Arrúbal.

Las previsiones para las siguientes horas se antojan favorables. “Se espera ya una mejoría el jueves, cuando se prevé fuerte lluvia en La Rioja que ayudará a limpiar la atmósfera”, adelanta el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la comunidad, José Antonio Pellitero. Será el viernes cuando la borrasca Celia pierda intensidad y en su desplazamiento deje vientos húmedos y agua.

Afortunadamente, ni Celia ni la calima han provocado ningún aviso por acumulación de polvo en la región por parte de la Aemet, “ya que eso se produciría cuando la visibiliad fuera inferior a los 3.000 metros, y eso no ha ocurrido y, según las previsiones, no va a ocurrir”, explica Pellitero.

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