La Rioja

‘Caso profesor’: movilización internacional para resolver el crimen perfecto

El crimen perfecto no existe. Es cuestión de tiempo que los investigadores que siguen el rastro del asesino conecten las pistas adecuadas para cerrar el caso. Porque, aunque a veces parezca encallada, la instrucción termina por avanzar para dar con el autor de crímenes tan abominables como el del profesor jubilado Pedro José Sáez Alfaro en febrero de 2020 en Logroño.

“Los delitos contra las personas como este homicidio siempre nos conmocionan, pero estamos en buenas manos y muestra de ello es que se ha detenido a los autores y resuelto el caso por parte de la Policía“, subrayaba este miércoles la delegada del Gobierno en La Rioja, María Marrodán.  Una conmoción alimentada por el perfil afable de la víctima y la extrema violencia que el autor material del asesinato empleó para acabar con su vida en su propio domicilio.

El ‘Caso profesor’ ha sido el gran asunto pendiente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en los últimos 48 meses y ha requerido de la movilización internacional de medios policiales para dar con los implicados en el homicidio. Porque pocas veces antes los investigadores se han topado con tantas dificultades para dar con los responsables del crimen, ya que a la ausencia inicial de rastros que condujeran a ellos hay que sumar la irrupción de la pandemia, que derivó en el cierre de fronteras apenas tres semanas después de la comisión del asesinato.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

“2020 fue un año complicado para todos y dificultó la investigación”, apunta el inspector David Velasco, jefe del Grupo de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de la Jefatura Superior de La Rioja, quien explica que “el nexo de conexión entre la víctima y los autores del crimen estaba en una esfera muy privada, que muy pocos conocían”.

Así, el presunto asesino del profesor aprovechó la ausencia de una pista fiable que seguir para huir por carretera hacia Italia “en menos de 24 horas”, dejando atrás “una vida totalmente asentada” en La Rioja y “llegando a creer que había eludido la acción de la justicia”, tal y como explica el jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial, el inspector jefe Eduardo Esteban.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Mecanismos “bien engrasados”

En cambio, era cuestión de tiempo que los investigadores unieran los puntos y, tras una ardua labor de toma de declaraciones al entorno cercano de la víctima y rastreo de su teléfono, dieron con los dos sospechosos: una pareja sentimental formada por una mujer de 39 años de nacionalidad rumana (detenida en marzo en Burgos) y el fugitivo de 33 años y nacionalidad marroquí.

“Nunca cejamos en nuestro empeño de localizar a esta persona”, subraya el inspector Velasco, quien omite los detalles de cómo dio la Policía con su paradero “para no comprometer futuros operativos”. Sí destaca la colaboración de la Policía Estal Italiana para arrestarlo en Foggia, cuando el presunto asesino se creía ya fuera de peligro. “Los mecanismos internacionales están bien engrasados y debemos felicitarnos por la colaboración internacional”, asegura el jefe provincial de la Policía en La Rioja, el comisario Manuel Laguna.

El crimen

La investigación desarrollada por la Policía Judicial apunta a que el profesor mantenía con la inductora del homicidio una relación de “amistad ficticia”, que se truncó cuando la víctima se percató de que había sido estafado en una cantidad cercana a los 60.000 euros y decidió denunciarla. De hecho, el crimen se produjo a escasos días de la apertura del juicio oral, en el que ella tenía muchas posibilidades de ingresar en prisión por sus numerosos antecedentes por hechos similares.

La víctima y la inductora del homicidio se conocían,”al menos, desde 2018″ y el profesor le fue prestando ingentes cantidades de dinero “bajo la promesa de que esta se lo iría devolviendo”, hasta que sospechó que estaba siendo estafado por su presunta amiga y marcó distancias en la relación.

La mañana del 18 de febrero la inductora envió al presunto autor del asesinato al domicilio del profesor, quien “probablemente le franqueó el acceso a la vivienda”, ya que la Policía no halló signos de que la puerta hubiera sido forzada. Los investigadores sospechan que el objetivo del asesino era “convencer a la víctima para que cesase en el procedimiento judicial” y, al no conseguirlo, se inició una discusión entre ambos con fatales consecuencias.

Cuando los agentes accedieron al escenario del crimen encontraron pruebas de que el homicidio se produjo bajo condiciones de “extrema violencia”, repartidos en la práctica totalidad del inmueble.

En los dos siguientes años, pese a las dificultades de la pandemia, el trabajo policial nunca ha cejado para resolver un crimen perfecto solo en apariencia, en el que la colaboración internacional se ha confirmado como una herramienta fundamental en su resolución.

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