La Rioja

Manuel Laguna: “La misión es que la Policía alcance la excelencia en La Rioja”

Con la ilusión propia de una víspera del Día de Reyes, Manuel Laguna (Alcázar de San Juan, Ciudad Real; 1961) abrió por primera vez la puerta de su nuevo despacho en la Jefatura Superior de Policía de La Rioja. Doce días después tomó posesión al frente de la comisaría riojana con una estadística muy presente: llega a la comunidad con baja tasa de criminalidad -la tercera más pequeña del país-, aunque asume el reto de “mejorar esas cifras”.

El comisario Laguna llega a Logroño procedente de Cuenca, donde ha dejado una profunda huella entre sus vecinos. Ahora aspira a repetir cosecha en un destino al que quiere acercar “a la excelencia” nacida desde la base: impulsando la promoción interna de los agentes riojanos.

– ¿Cómo han sido sus primeros días al frente de la Jefatura?

– Lo primero que he hecho es comprobar el balance de criminalidad, la situación del personal y los medios técnicos. Hay que igualar o mejorar las cifras, pero la situación que me encontré a mi llegada es muy buena. Podemos mejorar en cuanto a personal en la escala ejecutiva y subinspección porque tenemos un ‘mal endémico’: los agentes llegan a La Rioja ascendidos y en cuanto pueden regresan a sus destinos de origen. Tenemos que propiciar la promoción interna de los agentes riojanos.

– ¿Es de las personas que aplican muchos cambios en un nuevo destino o aboga por la continuidad?

– Primero hay que ver cómo funcionan las cosas y poco a poco acomodar las rutinas a mi forma de trabajar. Por lo que deduzco no van a ser necesarios cambios bruscos. Ahora tenemos mucha calidad en cuanto a personal, el trato con el público y las relaciones con el resto de actores de la sociedad, pero aspiramos a la excelencia. Una de mis máximas es que todos estamos para todo cuando hace falta. Cada cual tiene su función específica, pero debemos tener cintura para responder a nuevas amenazas y necesidades.

FOTO: Raquel Manzanares (EFE).

– Llegar a la tercera comunidad más segura de España, ¿es un premio para un comisario o un reto, por aquello de que es más fácil empeorar los datos conforme mejores son?

– Cuando llegas a un sitio muy conflictivo el margen de mejora es mayor, aunque a nivel nacional, salvo las grandes capitales, las provincias suelen ser tranquilas. La situación que he encontrado a mi llegada es muy buena, pero tenemos que aspirar a la excelencia. La forma de trabajar y los sistemas no difieren mucho en La Rioja del resto de provincias y aquí tenemos personal suficiente y súper cualificado.

– A pesar de que en La Rioja se producen pocos delitos, los dos últimos años han sido muy convulsos, con crímenes atroces e, incluso, disturbios como hacía mucho que no se recordaban. ¿Está la sociedad excesivamente crispada a consecuencia de la pandemia?

– Que el confinamiento ha afectado a la sociedad en el plano de la salud mental es una evidencia. Yo conozco a gente que no ha salido de casa prácticamente desde el inicio de la pandemia; incluso cuando estuve ingresado por COVID en la primera ola [pasó hospitalizado tres meses, uno de ellos en coma] me recomendaron que hablara con pacientes que no querían recibir el alta porque tenían miedo.

De ahí hemos pasado a una eclosión de reuniones sociales, cuya imagen más extrema son los botellones. Es hasta cierto modo normal que haya una reacción social, aunque en ningún caso tiene por qué ser violenta. Todos estábamos deseando recuperar los encuentros sociales; al no poder hacerlo durante un largo tiempo, algo no funciona bien y eso tiene sus repercusiones.

– El director adjunto operativo (número 2 de la Policía), José Ángel González, se encargó de entregarle personalmente el bastón de mando en su toma de posesión. Siendo riojano, ¿le ha hecho alguna encomienda especial?

– Yo en su lugar haría lo mismo. Históricamente le he dicho a los responsables de Ciudad Real que ‘a ver qué pasa con Alcázar de San Juan’ (risas), mi pueblo, que tiene comisaría propia. Que me haya nombrado José Ángel, para mí, demuestra mayor confianza si cabe. Es un orgullo que haya pensado en mí porque para tu tierra siempre quieres lo mejor.

– ¿Cuál es el primer objetivo que se marca a corto plazo en la Jefatura?

– El primer objetivo es mitigar cualquier episodio violento, si es que se produce; además de controlar cualquier posible punto de venta de drogas y reforzar los operativos contra la violencia de género.

– Y a largo plazo, ¿cómo le gustaría que le recordasen cuando abandone sus responsabilidades en La Rioja?

– El año pasado me nombraron Conquense del Año y fue un orgullo, aunque aquí no aspiro a tanto (risas). Sí me gustaría que los riojanos me recordasen como un profesional, una persona que ha cumplido con su deber; con afecto y amistad. Entre mis objetivos siempre está mejorar la imagen de la Policía, cosa que es difícil por la alta estima que tiene el Cuerpo en la comunidad.

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