La Rioja

Plantón a Chicote en una fábrica riojana: “Se me está derritiendo el chocolate”

Le ha cogido gusto Alberto Chicote a La Rioja. Así que, empresas de la región, échense a temblar. Porque el chef, escritor y presentador no se anda con rodeos y ante las “injusticias” no se calla. Y es que ya se sabe: con la comida, no se juega. En esta ocasión, Chicote y el equipo de ‘Te lo vas a comer’ (La Sexta) han hecho una paradita en Arrúbal, tras la que hicieron recientemente en Calahorra para pedir explicaciones a Celorrio por su envasado de atún. Ahora, le toca al dulce, concretamente a pastas y galletas.

Todo comienza con la visita a una empresa en Zamora, donde fabrican pastas artesanas. “Mirando la etiqueta, de artesanas, poco”, explica el chef. Su primer encuentro es con el jefe de la fábrica que, al ser preguntado por el producto, le remite al departamento de comunicación. “Somos una compañía muy grande y tenemos muchas plantas”.

La excusa no sirve a Chicote, que decide dejarse caer por la sede de la empresa que comercializa dichas pastas. Y aquí entra en juego la riojana Arluy. “Ante la negativa por parte de los fabricantes de estas presuntas pastas artesanas a responder a nuestras preguntas, he venido hasta La Rioja para hablar con la comercialiadora que, al fin y al cabo, es la que decide poner la palabra artesana en su caja”.

Y así, caja en mano y paso decidido, Chicote camina hacia la puerta. Primera llamada al timbre. Un empleado sale. “Perdona, ¿podría hablar con alguien?”. La voz lejana responde: “Ahora os atienden”. Alberto vuelve a llamar. Mira el reloj y hace un reconocimiento visual de las instalaciones. Empieza a desesperarse. “Se me va a derretir el auténtico chocolate de las pastas artesanas”, comenta. El retintín no se lo quita nadie.

Finalmente, nadie recibe a Chicote y este vuelve por donde ha venido, dejando un recadito. “Viendo los ingredientes de la caja y las pedazos de fábricas donde se producen, me da que de artesano, aquí, muy poco”. Días más tarde, la fábrica se pone en contacto con el programa mediate un correo electrónico en el que explica que se pueden llamar artesanas a su pastas porque gran parte de la elaboración es manual.

Sigue sin convencer a Alberto. “No nos dicen nada de las sustancias químicas que hemos visto que llevan sus galletas, tal y como pone en la etiqueta. Cuando uno piensa en un alimento artesano o casero es inevitable pensar que está hecho de forma tradicional, a mano. Lo último que sugieren esos términos es que este producto haya salido de una gran fábrica”.

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