La Rioja

El pasado riojano de Juan Francisco, el héroe en la crisis de Ceuta

El protagonista de la imagen más icónica de la crisis de Ceuta llegó a la ciudad autónoma procedente del GEAS de Logroño

A buen seguro, la fotografía será de las que se recuerdan durante años por la humanidad que desprende y porque pone de manifiesto, más allá de la crisis política, el drama personal que estos días se está viviendo en Ceuta. Es la instantánea que este martes colgaba la Guardia Civil en sus redes sociales y que se ha convertido ya en una de las imágenes icónicas de esta crisis política, migratoria y -ante todo- humanitaria.

En ella se ve cómo Juan Francisco, un agente del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, salva de una muerte segura a un bebé de apenas unas semanas en el Mediterráneo, intentando cruzar de Marruecos a Ceuta hasta la playa del Tarajal.

Y si la crisis política tiene su raíz en el Hospital San Pedro con la hospitalización de Brahim Ghali para ser atendido por coronavirus, la historia de uno de los desencuentros con Marruecos más importantes de los últimos años sigue teniendo lazos de unión con La Rioja.

Y es que Juan Francisco, antes de llegar a su destino en Ceuta hace tres años, estuvo estinado en el GAES de La Rioja. “Hemos tenido que bregar muchas veces con él, especialmente en el canal de Lodosa y en el Ebro”, comenta Juantxo García, policía local en Calahorra que reconoció a su amigo nada más verlo en una imagen que ha dado la vuelta al mundo. “Consiguió que me quitase el miedo a nadar en un pantano. Entrenábamos en Alloz (Navarra) y como él era todo un experto y yo no tenía experiencia en el nado en aguas abiertas fue quien me dio la confianza para enfrentarme a determinadas situaciones”, reconoce.

Juan Francisco, junto a Juantxo García.

A punto de lanzarse otra vez al agua para salvar vidas, Juan Francisco entraba en la sintonía de la cadena COPE, en una entrevista con Carlos Herrera. No están siendo días fáciles para los agentes destinados en Ceuta. “Llevamos dos días que no hemos parado”, reconoce el guardia civil. Su misión allí es salvar al mayor número de personas posible, especialmente a las que tienen más complicado llegar al otro lado de la playa.

“Estábamos atentos a todas las personas que pensábamos que no podían llegar para intentar ayudarlas”, cuenta, con el recuerdo de cómo “algunos iban con flotadores de juguete, otros con chalecos de corcho mal colocados que hacían que la cabeza se metiera debajo del agua”. Un auténtico despropósito.

Imágenes dantescas

La imagen que se desprende de las palabras de Juan Francisco es dantesca. “Había muchos padres con niños amarrados con telas a la espalda y cada vez que veíamos a alguien que podía llevar un bebé nos lanzábamos a por ellos”, relata. Pero no es una tarea fácil: “A veces no podíamos distinguir si eran niños o ropa”.

La madre del bebé (no sabe todavía si era un niño o una niña) se lanzó al agua y fueron directamente a por ellos. “Estaba helado, pero mi única intención era que dejase de tocar el agua, llevarlo en suspensión porque estaba entero dentro del agua, por completo, cuando llegué”.

Una imagen de esperanza que se desdibuja en la mente de Juan Francisco por todo lo vivido en primera persona en los dos últimos días. “Había también muchas personas mayores que lo pasaron muy mal e incluso hubo una persona a la que no nos dio tiempo a rescatar, fue imposible”, se apena.

Hilos riojanos que permiten conocer de primera mano una crisis que dice muchas cosas de nuestro país, entre ellas, que tenemos a nuestro servicio uno de los mejores cuerpos de buceo del mundo. Gente que salva vidas sin importarle la edad, la situación o la nacionalidad de las personas. Héroes, a fin de cuentas.

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