UD Logroñés

El Cartagena sonríe: Elady tumba al Logroñés desde el punto de penalti

Dura derrota para el Logroñés. No tanto por el resultado (0-1) sino porque el equipo ha mostrado nuevamente su peor versión después de cinco jornadas sin perder. El Cartagena ha impuesto su ley en Las Gaunas gracias a un gol de Elady de penalti, que le sirve al conjunto murciano para salir momentáneamente del descenso. Los blanquirrojos complican así su recta final de la temporada y no consiguen dar la puntilla a un rival directo. De dejar a los blanquinegros a siete puntos en la penúltima posición a continuar cerca de las posiciones de peligro a falta de casi toda la jornada por disputarse. Seis partidos para finalizar la campaña. Seis finales con la primera parada en Castellón el domingo de la semana que viene.

“El fútbol es para los fans. Gánatelo”, rezaban las camisetas de Logroñés y Cartagena al saltar al césped de Las Gaunas. Para Superliga, LaLiga Smartbank y su lucha por el descenso. Lo que no decían estas camisetas es que el fútbol es también para luchadores de la UFC. Al menos en las últimas jornadas de la temporada cuando los partidos se convierten en combates a vida o muerte entre equipos como el blanquirrojo y el blanquinegro. Bandas de navajeros a las órdenes de Sergio Rodríguez y Luis Carrión. Para los veinte minutos, dos amarillas que bien podrían haber sido media docena.

Partido trabado. Jugadas al límite. Patadas feas. Duros choques. Día para taco largo pese a que el césped logroñés cada vez luce más a fútbol profesional. La cabeza riojana contra los cojones cartageneros. Y entre golpes y jugadores por el suelo, tranquilidad en las porterías de Roberto Santamaría y Marc Martínez. Pese a lo ofensivo del once de los visitantes y sus extremas necesidades para salir del pozo, las ocasiones han brillado por su ausencia en la primera parte. El miedo como forma de vida tanto para los futbolistas como para los aficionados de ambos equipos mientras los ataques estaban inoperantes.

Entre el miedo ha conseguido erigirse Rubén Castro al filo del descanso para hacer temblar el cuerpo de los seguidores del Logroñés. Un claro testarazo en el área pequeña que se ha ido a escasos centímetros de la portería del gol norte. Una de cada cien como esas suele fallar el canario. Le ha tocado este sábado en la capital riojana.

Y así, 0-0 al descanso. Nervios. Pánico. El empate como mal menor para volver a empezar tras el paso por los vestuarios, que han reactivado al Cartagena al regresar al césped. Su necesidad es máxima y el choque de Las Gaunas se le ha antojado como la última posibilidad para reengancharse a la salvación. Cinco minutos de arreón visitante para acogotar al Logroñés sobre su propia área y hacer pasear un par de veces el esférico por las narices de Roberto Santamaría sin encontrar rematador. Sin embargo, lo que sí ha encontrado el esférico ha sido la mano de Pablo Bobadilla en un centro al área. Penalti señalado por el VAR.

Fatídico minuto 58. La cara del central najerino era un poema mientras Trujillo Suárez revisaba la jugada. Casi cuatro minutos más tarde (las cosas del nuevo fútbol), Elady Zorrilla ha hecho el primero desde los once metros. 0-1 para llevar la alegría a la otra punta de España y doble cambio en las filas blanquirrojas: Petcoff y Pacheco han saltado al campo por Sierra y Medina, ambos con amarilla, para intentar provocar una reacción en los locales.

Sin apenas revolución en las filas riojanas, el partido ha continuado el guión elegido por el Cartagena. Todo lo que le podía salir mal a los blanquirrojos les ha salido mal. Y así no puede ser y además es imposible. Incluso ha recibido tres tarjetas rojas debido a la tensión que se vivía en la grada: el entrenador de porteros, Olaetxea cuando ya había sido sustituido y Sergio Rodríguez. El problema es que la tensión sin fútbol no sirve de nada y así ha seguido merced de los locales hasta el pitido final. Derrota en casa frente a un rival directo y primera final de la temporada perdida. El choque contra el Castellón del próximo fin de semana se antoja ahora (todavía más) como un partido a vida o muerte.

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