UD Logroñés

El Alcorcón ahonda la crisis de un inoperante Logroñés

San Valentín. El día del amor. Caja de bombones. Flores. Desayuno a la cama. Vermú especial. Cena con velas. Pétalos por el pasillo. Besos apasionados. Peluches para abrazar. Te quieros por doquier. Y a las 18,15 horas, un Alcorcón – Logroñés para ponerle algo de fútbol a una jornada marcada por las flechas de Cupido y las elecciones en Cataluña. El conjunto blanquirrojo suma una nueva derrota (segunda consecutiva), pero en este caso ante el colista y ahonda así en su particular crisis (2 puntos de los últimos 15 posibles; 6 de los últimos 36).

Todo el planteamiento amoroso ha saltado por los aires en el minuto dieciocho. Suele ser motivo de discusión en las parejas tener las manos largas, pero no parece tener clara esta máxima Álex Pérez. Balón dentro del área sobre su posición, rebote y mano. Tan clara que sólo el colegiado Rafael Sánchez López se la ha perdido y Pulido Santana le ha dicho desde el VAR que mejor le echara una ojeada a la jugada. Penalti y lanzamiento de Marc Gual tan mal ejecutado que sólo podía acabar en gol. 1-0 para el Alcorcón y nuevo jarro de agua fría para una plantilla con la confianza cada día más mermada.

Y como de confianza va la cosa, el Logroñés ha demostrado en las dos áreas durante la primera parte que ni la tiene ni está por llegar. El conjunto blanquirrojo ha dominado el ritmo del partido, pero al llegar sobre las posiciones de Dani Jiménez toda la luz se ha convertido en oscuridad. Tinieblas. Dudas. Lamentos. Cada acción de peligro que han conseguido generar los visitantes han acabado con aficionados preguntándose por qué el balón no estaba dentro de la red. Ya lo explicó hace tiempo Maradona: “Llegar al área y no poder patear al arco es como bailar con tu hermana”.

Y en el día del amor, el Logroñés ha decidido bailar con su hermana. Nano Mesa ha sido el primero en llegar tarde a un centro de Paulino en boca de gol. Después, el tigre de Medellín (mejor jugador de LaLiga Smartbank en el mes de noviembre) ha confirmado su transformación de “tigre de Medellín” a “minino de La Rioja”. Por dos veces ha podido marcar el ariete colombiano, por dos veces ha fallado esas ocasiones que un delantero debe convertir en gol. Y así, como ya le ha ocurrido en anteriores partidos al equipo de Sergio Rodríguez, “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”.

Si el equipo domina a sus rivales directos, pero falla en ambas áreas cuando toca materializar las ocasiones o defender con contundencia, pues las derrotas no tardan en llegar. Dos goles en los diez últimos partidos (marcados ambos contra el Mirandés en Las Gaunas) y cinco encuentros consecutivos sin ver portería (Zaragoza, Oviedo, Sabadell, Sporting de Gijón y Alcorcón). Pasito a pasito hacia las posiciones de descenso. Cuesta abajo y sin frenos.

En la segunda parte, la necesidad por puntuar en casa del colista. Sergio Rodríguez ha mirado hacia el banquillo y ha puesto cara de preocupación. La primera decisión: sustituir a Bobadilla (amarilla en el minuto 10) por Clemente para darle más salida de balón al equipo. La segunda: jugar con tres delanteros (Nano Mesa, Leo Ruiz y Roni). El último ha entrado por Errasti porque ante situaciones desesperadas, planes desesperados. Menos fútbol y más testiculina. Más corazón que cabeza. La particular “final de la Champions” se escapaba de las manos y había que innovar con lo que fuera. Sólo así se entiende que haya sido Álex Pérez quien haya estrellado el balón en el larguero tras un testarazo.

Con el paso de los minutos, el Alcorcón ha ido sintiéndose más cómodo con el ritmo del partido y la falta de pegada del Logroñés. Ni con dos ni con tres delanteros. Dani Jiménez apenas ha tenido trabajo y el conjunto madrileño ha confirmado su victoria para ahondar en una crisis blanquirroja que ya dura no se sabe ni cuántas semanas. Si la cara de Álex Pérez tras provocar el penalti era el mejor síntoma de la culpabilidad, la cara de Sergio Rodríguez en el banquillo era la constatación de la decepción, el enfado y la preocupación. No es para menos. La derrota más dolorosa de la temporada.

Subir