Crisis del Coronavirus

Día 7: El lado bueno

Diario de un profe ‘en cuarentena’

“Feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento”, Montesquieu (s. XVIII)

Martes 17, 07:45. Medio a escondidas y con una tenue voz, mi compañera Sofía me manda un tempranero mensaje de audio por whatsapp. Pretende no despertar a su pequeña, por eso me susurra decenas de ideas que le han ido surgiendo durante una cuasieterna noche de insomnio. Entre todas ellas, me hace reflexionar sobre el lado bueno de toda esta situación. JAMÁS tendremos tanto tiempo para disfrutar de nuestros hijos. Para convivir con ellos.

Para educarlos. Y es que eso es educar: acompañar a nuestros retoños, ‘guiarlos’ en el más puro sentido etimológico (lat. DUCERE, ‘guiar’). Los griegos al educador lo llamaban pedagogo, ‘el que conduce el niño’. Educar, por tanto, implica presencia, compañía, y éstas, a su vez, tiempo. Ea pues, aprovechemos. Disponemos de todo ello estos días; disfrutemos de ellos educándolos, y enseñémosles disfrutando. DOCERE DELECTANDO, dejó escrito el maestro Horacio.

“En la tierra en la que nunca pasa nada” -como llama mi amigo Carlos a nuestra querida Rioja- no tenemos tiempo en este 2020 para el aburrimiento. Sin embargo, hoy día 3 en estado de alarma, muchos de mis alumnos me confesaban ya -videoconferencia mediante- que estaban tremendamente aburridos. Que querían volver al colegio cuanto antes. (No os queda nada, pensaba para mis adentros).

Algo habremos hecho mal hasta ahora cuando no hemos enseñado a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a aburrirse; cuando no les hemos vacunado contra el tedio y el hastío; cuando no les hemos armado de su propia imaginación y creatividad contra el contagio. Parafraseando un libro de reciente lectura: “Y si mi hijo me dice: «Mamá, ¿me aburro? », por qué no responderle con un sencillo: «Pues abúrrete un poco más» (Educar sin varita mágica). Quizás, por poner un poco más de luz, en este Siglo de las Sombras y de la Hiperestimulación, la mejor lección que nos vamos a llevar de esta cuarentena es esa: aprender todos a aburrirnos, aprender a ser más felices.

Todo tiene su lado bueno.

Día anterior (16 de marzo)

– Día 6: Monotonía de lluvia tras los cristales.

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