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Todo es posible

Carles Puyol llegó a ser modelo; Rappel, actor de teatro (no es broma); y la Unión Deportiva Logroñés gana habitualmente en Urritxe. Tres victorias en las últimas tres visitas a un campo, que por sus dimensiones, tanto de anchura como de largura, va en contra de las habituales capacidades de una entidad que habitualmente ha sido tachada de poco intensa cuando toca guerrear en espacios tan reducidos.

Han sido numerosas las plantillas que se han salido en todas y cada una de las curvas pronunciadas de una temporada: Gernika, Tafalla, Urritxe, Lemona, Guijuelo, Merkatondoa… Es la teoría del centímetro, a menos espacio peores resultados. Pero si Carles Puyol pudo ser modelo; Rappel, actor de teatro; la Unión Deportiva Logroñés podía ganar en Urritxe y acabar de una vez por todas con clichés y estereotipos de equipo pecho frío. Y resulta que gana en Urritxe con regularidad, que no quiere decir que con sencillez.

“Joder, me cagüen la puta”, Iñigo Vélez de Mendizábal. Es lo maravilloso del infrafútbol, que los espacios son tan reducidos que te permiten observar a través del retrovisor, con la luna de la ventanilla ligeramente abierta, en el pequeño parking de Urritxe, algo que habitualmente no podemos ver. Y es que es realmente difícil conocer la verdadera cara de lamento de un entrenador. Los observamos contentos, fastidiados, de buen humor o con un bajón importante. Lidian con los resultados semana tras semana. Pero en sala de prensa siempre se ponen el escudo anti preguntas, para salir airosos y volver a lo que les gusta que es estar con su equipo.

Pero en Urritxe los espacios son tan reducidos que te permiten ver y oír como la vieja del visillo la realidad del infrafútbol. En Urritxe puedes ser testigo del lamento íntimo de un entrenador a punto de subirse a su coche. Solo, fuera de los focos de la Segunda B, Iñigo Vélez de Mendizábal explota: “Joder, me cagüen la puta”. Y se sube a su coche rumiando una derrota difícilmente comprensible desde el punto de vista del Amorebieta.

La empatía surge en estos casos. Cuatro ocasiones claras para el Amorebieta en los primeros 13 minutos. Cuatro grandes paradas de Rubén Miño, sobre todo en la cuarta, tras un remate de cabeza de Markel, a bocajarro, que Miño sacó por puro instinto. Y a la quinta llegó el gol, en el segundo palo. El equipo riojano estaba superado, pero el colegiado lo anuló por falta de no sé quién a Errasti, que además de ser muy bueno, resulta que es el más listo de la clase, y domina tanto estos entornos tan apretados, estrechos y rugosos, que sabe hasta cuándo debe meterse en líos para que un gol acabe siendo anulado por el colegiado mientras el línea concedía. El maestro Errasti imparte su doctorado hasta en Urritxe.

Así que: “Joder, me cagüen la puta”. Normal. Porque enfrente estaba un equipo que supera la confusión inicial, que no se pone nervioso, que ejecuta su plan con precisión alemana. Sabe qué debe hacer para ganar los partidos, y lo concreta con exactitud. Para ganar en Urritxe hay que acertar. Hay que ser efectivos. Y este equipo lo es. Olaetxea tuvo la primera de cabeza, que salió rozando el palo, un par de acercamientos más, hasta que en el minuto 43 el equipo ganó el partido en Urritxe. Orozko por los suelos en la frontal del área riojana que pudo ser interpretada como falta por un bloqueo de Andy sobre este jugador vasco rodeado por otros tres jugadores riojanos: Errasti, Zabaco y Caneda… Prietas las filas. El colegio no observó falta, y el equipo se puso a jugar. Un toque rápido y vertical de Zabaco por la izquierda y un cambio de orientación de Olaetxea de la izquierda a la derecha para por fin hacer grande lo que siempre es pequeño, Urritxe. Rubén Martínez hacia dentro, se frena, se incorpora en la jugada Iago López, que intenta profundizar. No ve el espacio, así que se frena. Vuelve hacia atrás, y Andy se muestra. Lo ve, y el andaluz ya sabe, antes de recibir, lo que tiene que hacer. Esperar el movimiento de Olaetxea, experto en atacar el espacio existente -por reducido que sea- que siempre queda entre el central y el lateral. Y ahí se va, y ahí se la pone Andy. Un buen control, cierta tranquilidad, y a festejar el tanto de la victoria en el minuto 43 de partidos. “Joder, me cagüen la puta”.

A la tercera acertó la Unión Deportiva Logroñés, que tenía claro iba a ganar este partido después de haber superado sin daño un cuarto de hora inicial en el que realmente sí estuvo superado. Pero el acierto está del lado de los mejores equipos. Es lo que habitualmente había sufrido la Unión Deportiva Logroñés, eso de ser mejor que el rival, no acertar y finalmente perder el partido porque los pequeños detalles caían del lado del contrario. Ahora, los pequeños detalles los domina el equipo riojano, que con 20 puntos asume el reto de pelear por el primer puesto. Existe el convencimiento íntimo dentro de la plantilla que el siguiente paso tras quedar segundo el curso pasado es alcanzar la primera posición. Y para eso hay que ganar muchos partidos. Hay que sumar muchos puntos. Hay que ganar encuentros como el de Urritxe, esos que luego te permiten liderar el campeonato como está haciendo ahora mismo la Unión Deportiva Logroñés. Si Puyol fue modelo; si Rappel fue actor de teatro; quizás, la UD Logroñés puede ser líder. Solo el tiempo lo dirá.

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