Deportes

El curling desembarca en La Rioja: “Creemos que hay un gran potencial”

La Rioja no tiene Federación de Deportes de Hielo ni cuenta con demasiada tradición en este tipo de disciplinas. Por ello, es necesario aportar iniciativas y sembrar futuro. Eso es lo que va a hacer Iraitz Pérez de Goldarazena. Este monitor alavés pondrá en marcha, por primera vez en la historia riojana, un curso de curling en el polideportivo logroñés de Lobete. De esta forma, llega a los siete valles un deporte exótico y desconocido para el gran público.

Iraitz explica cómo surgió esta idea: “Hay una reflexión en el seno de la Federación Española de Deportes de Hielo. Pensamos que teníamos que llevar el curling a todos los lugares posibles de España”. Según este responsable, la ‘tierra del vino’ cuenta con un gran potencial para el desarrollo de esta actividad: “En Logroño existen dos clubes: el Milenio (hockey) y el Rioja (patinaje), pero nadie lo ha probado con esta disciplina”.

El plan es crear una escuela permanente de curling, empezar cursos de iniciación e ir captando a los pioneros para que “vayan abriendo camino”. Las inscripciones se abren para abonados el próximo 27 de agosto (70 euros) y para usuarios a partir del 12 de septiembre (140 euros). En cada curso estarán 15-16 personas, que se repartirán en dos calles, formando dos equipos de cuatro personas en cada calle. Habrá dos cursos:

  • Para nacidos de 2003 y 2007: todos los martes desde el 15 de octubre hasta el 14 de enero. 17.30 a 19.30 horas.
  • Para nacidos de 2004 y 2008: todos los martes desde el 21 de enero hasta el 7 de abril.        17.30 a 19.30 horas.

El especialista explica los detalles del curso: “Vendrán monitores del club de curling Harrikada de Vitoria, que llevan bastantes años impartiendo”. De esta forma, se trabaja el aspecto teórico (qué es, origen y fundamentos), la técnica (lanzamiento de piedra, barrido) y al final del curso, estrategia. “Queremos darles a los alumnos la base para que puedan empezar a jugar a curling por su cuenta”, resume.

El vasco indica además que la adaptación es rápida: “En la segunda o tercera sesión, ya estamos sobre el hielo y lanzando piedras”. Ahora bien, lo que sí lleva más tiempo es el perfeccionamiento. Lo realmente difícil es apurar los detalles: especialmente lanzar la piedra al lugar exacto donde deseas. Lograr ese nivel de puntería lleva años de práctica.

Una excusa perfecta para las relaciones sociales

Más allá del propio deporte, hay un fuerte componente social: “En Europa, todos los fines de semana hay durante toda la temporada uno o más bolspiels (torneos amistosos que organiza cada club de curling en su ciudad). Se organizan por categorías y permiten a sus participantes viajar por Europa, conocer gente y practicar un deporte. No van como simples turistas, por lo que la experiencia es completa”.

Tampoco resulta costoso iniciarse en esta práctica: “En vez de comprar unos zapatos de ‘curling’, puedes adquirir unos ‘slider’ (zapatos simples)”. En cuanto a la escoba, utilizada para barrer la pastilla, no hace falta nada de última generación. En cuanto a la ropa, sólo se necesita que sea elástica y que no tenga demasiado algodón para que no se moje.

“A los chavales les diría dos facetas: si son curiosos y quieren conocer un deporte que les va a permitir conocer gente y poder viajar, te permite moverte por Europa de forma especial, entrar en un circuito por encima de la gente. Por otro lado, es un deporte minoritario en el que llegar a alto nivel es ahora asequible”, concluye.

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