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La historia robada

Hay historias contadas, otras aún no narradas, y algunas que en esto del fútbol pasan al índice de las historias robadas. Historias contadas una y otra vez, como que Ibai Ardanaz jugando a pierna cambiada puede freír una y otra vez a la Unión Deportiva Logroñés. Tan contada esta historia como que Gabarre las peinas para acabar por destruir un muro, el blanquirrojo, en horas bajas por las lesiones de unos cuantos pilares importantes y la sanción de Iñaki.

Son historias conocidas, contadas y no por ello menos dolorosas para un equipo que sabía que en cualquier momento volvería a perder, pero que nunca es plato de buen gusto, porque por Tudela pasaba la primera opción de dejar el asunto del playoff casi visto para sentencia, tras el empate de la Real B en Lezama. Ganar en Tudela abría el espacio a pelear por el segundo puesto, y la derrota aprieta aún más lo del todo o nada a final de campaña.

Es la historia de cómo a este equipo le da para competir, para estar entre los mejores, pero aún no está en disposición de dar esos golpes de efecto necesarios que sí poseen los otros dos, es decir, Mirandés y sobre todo Racing, aunque no han tenido precisamente una jornada muy propicia.

Perder en Tudela, en Calahorra, empatar en Estella, en Irún… abre un espacio al sufrimiento por ser cuarto hasta el final. Porque por delante se viene Urritxe, Urbieta… y todos esos campos crueles del Grupo 2 en historias que conocemos a la perfección. Como lo de no ganar en Tudela. Porque el Ciudad de Tudela se está convirtiendo en un campo trágico para los de Logroño.

Siempre con afición visitante -esta vez más de 300-, el equipo no rinde a la altura de lo esperado, y se deja puntos por el camino que luego se echan en falta para certificar mejores clasificaciones. Y esta vez no iba a ser menos. Aunque por contado, deja de doler menos. Como se ha podido observar en la rueda de prensa posterior al partido. Se puede ganar, empatar o perder, pero nunca recibir dos goles idénticos en un espacio de siete minutos.

Una historia contada en Leioa, que parecía aprendida, pero que se ha reproducido en Tudela en dos ocasiones. Centro lateral de Ardanaz desde la banda contraria a su pie dominador, y remate de Gabarre, que de 9 goles ha pasado a 11 ante el tercero de la tabla. Se sabía que Ardanaz centraba de vicio y que Gabarre remataba de lujo, y ambos lo han constatado esta tarde en dos historias idénticas muchas veces antes relatadas.

Historias que repasa Marcos André en cada partido. Ha cogido esa costumbre de tumbar defensas cuando la boca pastosa reclama el agua del vestuario. Marcos André saliva cuando otros se ven en el descanso. Y marca y vuelve a marcar porque busca su gol desde que pita el árbitro hasta que vuelve a hacerlo. Así que no se rinde. No lo hizo la semana pasada en el minuto 95 y tampoco lo ha hecho esta tarde para meter de nuevo a su equipo en el partido. Porque Marcos André es fe con algo de acierto.

Santamaría ha puesto el balón en el corazón del área, y Marcos André la ha bajado con el pecho al mismo tiempo que se la puesto por encima a Pagola. Arte de birlibirloque en los morros de una defensa que que buscaba el vestuario con el gesto contrario. La bestia había probado la sangre y el asunto quedaba abierto para la segunda mitad. Y más para un equipo acostumbrado a ganar sobre el alambre.

Así se justo pasó el lanzamiento de Rubén Martínez de falta directa. / Rojapress

Así ha salido la Unión Deportiva Logroñés en la segunda parte. A buscar el empate para tener tiempo incluso de remontar un nuevo partido. Remontar es una historia contada. Y el relato hubiera seguido de haber subido el tanto de Paredes al marcador. Pero ha surgido entonces la historia robada, esa que de momento no podemos contar.

Porque ya se veía a Jaime Paredes ante los focos y los micrófonos, contando cómo hizo el empate en el minuto 48, cómo volvió a marcar seis después de una grave lesión, cómo lo hizo el primer día que volvía a ser titular, cómo lo consiguió el día que jugó de nuevo 90 minutos. Hubiera explicado cómo se sentía, lo que había trabajado para ganarse este momento, lo importante que era para él este gol, a quién se lo dedicó y la razón de hacerlo así. Es la historia que hubiera lucido una semana entera. Y es la historia que no contaremos esta temporada, es la historia robada.

El línea corrió hacia el centro del campo, también el colegiado Ávalos Martos. Y Pagolo tras ellos. El meta. Paredes y el resto de la plantilla blanquirroja fundida en un abrazo con los aficionados riojanos. Pero en 30 segundos de conversación, el línea y el árbitro cambiaron de decisión. Lo que había gol se transformó en fuera de juego de Rayco, inexistente, porque Meseguer deshacía el asunto, al estar a la altura de Pagola y Rayco.

Y de esta forma, la UD Logroñés se ha quedado sin poder contar esa historia, la de una posible nueva remontada, la de un nuevo gol de Paredes, la de volver a creer en ser segundos, la de dejar el playoffs de ascenso a diez puntos de distancia… Tudela nunca ha sido motivo para una buena historia.

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