La Rioja

Animanaturalis Rioja: “Quieren hacernos creer que la caza es necesaria”

La asociación Animanaturalis Rioja ha manifestado su rechazo a la convocatoria hecha para apoyar la caza este domingo en Logroño, aunque el llamamiento se ha hecho a nivel nacional, donde casi 10.000 cazadores riojanos están citados para pedir “respeto” y exigir que disminuya “la presión” de ecologistas y colectivos animalistas.

Comunicado de Anima Naturalis

Nuestra asociación lleva luchando 15 años para conseguir un mejor trato para los animales en esta región y una mayor concienciación sobre el tema animal. Los perros y gatos forman parte de nuestra sociedad y, por ello, creemos que deben establecerse unas medidas de bienestar tanto para ellos como para los ciudadanos.

Los perros empleados para la caza también merecen estas medidas. La federación de caza insinúa que los animalistas creamos bulos sobre el trato que reciben estos animales, pero no es nada fuera de la realidad. ¿Quién no se ha encontrado fincas con cheniles de perros desnutridos paseando por los caminos entre los pueblos? Incluso se han televisado estas condiciones tanto en informativos como en programas especiales de documentación.

La realidad de la mayoría de estos perros es que viven en medio de la nada, en jaulas o grutas diminutas en las que hacen toda su vida las 24 horas del día salvo las horas que salen para cazar, son alimentados una vez a la semana con lo que, si tienen suerte, les llegará para todos los días. La alimentación base de estos animales es pan y carcasas de pollo, es decir, lo justo para que se mantengan con vida.

Las hembras son empleadas para fabricar más perros de caza que se venden entre los mismos cazadores. Los cachorros rara vez pasan por un veterinario. Ellos mismos consiguen las vacunas de forma fraudulenta o disponen de un veterinario con poca ética que los vacuna en dudosas condiciones y con protocolos erróneos, si tienen la suerte de no morir antes de parvovirosis canina o moquillo. Y, por supuesto, nos los microchipan como obliga la ley.

Durante la temporada de caza, los alimentan menos para que salgan con más ganas a cazar. Emplean hasta 20 perros con los que acorralan a los jabalíes u otras presas hasta que llegan ellos y los matan de un disparo, sin importarles que la metralla alcance a sus propios perros o, incluso los más bárbaros, matan a las presas a cuchilladas, jactándose del dolor de los animales. Eso no es conservación medioambiental ni cinegética, sinosadismo puro y duro.

Cuando los animales están heridos gravemente, los matan ellos mismos, y si las heridas no son muy grandes, los cosen en medio del campo, sin conocimientos de cirugía, sin condiciones asépticas y sin anestesia, y les pinchan antibióticos de ganadería de los que no deberían disponer sin receta veterinaria.

También se dan casos en los que los perros sufren fracturas durante la caza o porque los atropellan los cazadores y, en vez de operarlos, los matan, a saber de qué manera, independientemente de si son cachorros o adultos.

Al finalizar la temporada de caza, casualmente empiezan a aparecer esas razas de perros: bracos, pointers, podencos, ect. abandonados y sin identificación, no sabemos si porque han visto que no son buenos cazadores o porque ya les han dado sus mejores años, y eso en el mejor de los casos, porque como ya he dicho, no les tiembla el pulso a la hora de cargarse a sus animales, incluso con muertes agónicas como los galgos atados del cuello y apoyados sólo sobre sus patas traseras hasta que ya no aguantan más si se auto ahorcan.

Sabemos que hay cazadores que tienen a sus animales en regla y en buenas condiciones de alojamiento y alimentación y, ojalá fuesen todos así, pero no pueden recriminarnos a los animalistas de ir en contra de la caza porque hemos visto muchas cosas y vividas muchas experiencias como para saber que se deben tomar medidas. Por ello se han peleado leyes, se han hecho denuncias y se organizan manifestaciones.

Quieren hacernos creer que la caza es necesaria para mantener las especies controladas y no afecten al ganado ni a la agricultura, pero en la mayoría de las ocasiones, se emplea la caza como negocio al comerciar con la carne de las presas y/o como entretenimiento de unos cuantos desalmados.

La sostenibilidad del medioambiente y el equilibrio entre el medio rural y la fauna salvaje nunca debe servir como excusa para la vida de esclavitud de estos animales, su agónica muerte y el sadismo de los cazadores con las presas.

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