Firmas

Rebeca, tú eres mi heroína

Había una vez un Parlamento que alegraba siempre el corazón. Sin temer jamás al frío o al calor, Rebeca Grajea de la Torre (Ciudadanos) daba siempre su función. No hay palabras para describir el sainete en el que han derivado las sesiones en el Parlamento de La Rioja cuando la legislatura ya ha pasado su ecuador, pero vamos a intentarlo en las próximas líneas.

“Dimitiría por no aguantarle a usted, pero no voy a hacerlo”, le dijo el consejero de la N-232 y la AP-68, Carlos Cuevas, a la portavoz de Podemos, Ana Carmen Sainz, después de abroncarle por una “intervención lamentable”, tachar a la formación morada de “grupo radical” y culpar a los riojanos de “imprudentes al volante” por dejarse la vida cuando chocan frontalmente contra camiones en las carreteras que el ministro Íñigo de la Serna tiene abandonadas.

Le recogió el guante su compañero Alfonso Domínguez, este lunes nuevo multiconsejero (Presidencia, Relaciones Institucionales, Acción Exterior, Hacienda y Administración Pública) y presidente en funciones al estar José Ignacio Ceniceros y Begoña Martínez de viaje por Chile (chi chi chi le le le -lo siento, siempre me sale la rimita-). “Yo también lo haría y creo que todo el Gobierno”.

Le han cogido ojeriza a la pobre Ana Carmen por pedir la dimisión de Cuevas, decir que el Ejecutivo está al servicio de las grandes empresas y acusar a Ceniceros de “copiar medidas de Puigdemont y Cifuentes”. Pobrecita. No sabe que en el Parlamento no se llevan los reproches sino los circos de tres pistas: una propuesta para legalizar el cannabis de forma terapéutica, una diputada con ganas de jolgorio y un público entregado. La ecuación es perfecta para una mañana de lunes en la que dos concejales del Ayuntamiento de Logroño declaran ante la Justicia por malversación.

Nos contó Grajea de la Torre que eso del cannabis terapéutico es “un clamor, un duelo y una esperanza” y Germán Cantabrana (Podemos) nos aclaró antes de ponerse a soltar citas de Adolfo Suárez que el tema no iba de repartir porros por la calle. Mecachis. “Evitemos los errores que ha cometido California”, advirtió Cantabrana, al tiempo que José Félix Vadillo (PP) subía la apuesta como médico y comentaba que en la profesión no se cortan un pelo si el beneficio es mayor que el riesgo.

Lo mismo se hacen pruebas con cocaína como con LSD o anfetaminas, relató Vadillo, que a punto estuvo más de uno de ponerse enfermo para ver si tenía suerte. Porque si no tuviéramos adicciones, la vida sería insoportable. O al menos, eso opina la señorita Grajea de la Torre. Da igual que la adicción sea al vino, el chocolate, el azúcar, bailar o practicar sexo, enumeró entre risas de los presentes -suponemos que cada uno pensando en ese pecadillo oculto que todos tenemos-.

Se confesó entonces la diputada naranja. Su vicio es leer. Y las carcajadas se escucharon hasta en Katmandú. Yo he decidido entonces que también me voy a sincerar en esta crónica con mis adicciones como si estuviera en una entrevista de trabajo y me preguntaran por algún defectillo. Soy muy perfeccionist… no cuela. Soy demasiado sincer… tampoco cuela. Venga, va. Qué demonios. Soy adicto a tus discursos, Rebeca. No puedo remediarlo. No ha acabado uno y ya espero el siguiente con la misma avidez que espera la consejera de Salud, María Martín, con los ojos prácticamente fueras de las órbitas y los auriculares asegurándole que está escuchando lo que realmente cree que está escuchando.

En realidad, mi adicción es seguir un Pleno del Parlamento. Quién quiere cannabis terapéutico cuando tiene una buena sesión en el antiguo Convento de la Merced para enterarse de que María Martín es un poco manazas a la hora de echar gasolina (suele pedir ayuda), de que España necesitaría el presupuesto del Ministerio de Defensa de Estados Unidos para cumplir con las promesas de Íñigo de la Serna y de que tenemos una Atención Primaria tan cojonuda que los vascos y los madrileños veranean en nuestra comunidad porque son muy aficionados a venir a nuestros consultorios médicos.

Parlamento de La Rioja, hoy tengo mono de ti. Rebeca, tú eres mi heroína.

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