Firmas

Debate déjà vu

Volver a empezar otra vez… Volver a estrenar zapatos y libros… Y juntos volver a empezar… Esa cancioncita usaba hace años El Corte Inglés en un spot para anunciar sus ofertas en el regreso al colegio de los más pequeños y a eso ha sabido el debate que los cuatro principales candidatos en La Rioja al Congreso de los Diputados han mantenido este miércoles en TVR. Cara a cara de viejos y nuevos conocidos que hace seis meses se vieron en la misma situación que ahora, con prácticamente los mismos temas a tratar y el mismo público al que dirigirse.

La vuelta al cole. La vuelta al plató. Salvo los fallidos intentos de pactos entre sus líderes nacionales, la vuelta a los mismos argumentos. La vuelta a la pelea sin apenas hacerse daño, aunque más endurecida al final de cada bloque. Dos amagos, pero sólo eso, con Pablo Baena como protagonista en busca de una difícil notoriedad ante cómodos rivales curtidos en mil batallas como Emilio del Río y César Luena. Sorprendió también la candidata de Unidos Podemos, Sara Carreño, a la que estos meses en la política nacional le han dado las tablas suficientes para comenzar a moverse con soltura en aguas bravas.

Y entre todos los argumentos políticos (hubo más que reproches personales), una cuestión de fondo. Puso el trapo hasta en tres ocasiones César Luena, pero nadie quiso entrar: «¿Qué están tramando PP y Podemos -se refería en realidad a IU- en Fuenmayor?». Hablaba el número dos de los socialistas a nivel nacional de una posible moción de censura hacia un alcalde de su partido, pero esta cuestión paso de puntillas cual fantasma sin que nadie hiciera ni siquiera mención de contestar. Una, dos y tres. Pero nada. Nadie quería hablar sobre ello.

«Extremistas, radicales y comunistas». No se cansaba de repetirlo Emilio del Río al calificar a Unidos Podemos, a quien le disparó con el repertorio habitual de los últimos meses: Grecia y Venezuela. Las palabras más duras se las dedicó al candidato naranja. Para él fueron los adjetivos «nervioso», «desgastado» y «desesperado», ante la falta de escaño en el Congreso en las elecciones del 20 de diciembre y los vaticinios de las encuestas. «Aquí nos estamos jugando tener un diputado naranja o una diputada morada», martilleaba Baena. Entonces le salió la vena poeta al número uno popular: «Los riojanos quieren que gobiernen los moderados y no los morados, los populares y no los populistas, los experimentados y no los experimentos».

Casi acto seguido prometió que los logroñeses podremos estar en Madrid en poco más de dos horas montándonos en tren si gobierna el PP, en el que fue el único brindis al sol lanzado cual triple en el baloncesto. No se mojaron tanto los demás. Propuestas generales y pequeños reproches como los que lanzó Pablo Baena a Sara Carreño por ser asturiana y no riojana y a Emilio del Río por la Comisión de Investigación que le ha abierto el Parlamento de La Rioja sobre su gestión al frente de la Consejería de Presidencia en el anterior Ejecutivo regional.

Nadie se salió del guión marcado. No hubo goles por la escuadra, aunque tampoco en propia puerta. 0-0. 0-0. 0-0. 0-0. Una X fija en la quiniela en todos los partidos. Tablas hasta en los penaltis. La vuelta al cole. El debate repetido. Sin vencedores ni vencidos. Quizás, dentro de seis meses, vuelva a repetirse la escena con los mismos cuatro protagonistas y tengamos otro déjà vu. Podría incluso valer esta misma crónica.

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