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La SD Logroñés abre la puerta a ser una SAD

Javier González y Eduardo Guerra. / SDL

La Sociedad Deportiva Logroñés es un club de socios que tras quince años de andadura parece instalado en un proceso de reflexión a buen seguro propiciado por los malos resultados deportivos de la actual temporada: a siete puntos de la permanencia cuando restan 21 por jugarse. Lejos de las expectativas marcadas a principio de temporada en lo deportivo, en lo social -con escasa asistencia a Las Gaunas a pesar de ser el club de más alta división en la región y hacerse llamar, como estrategia de marketing, ‘Logroñés’- y en lo económico -con la necesidad de recurrir a un tercer día de ayuda al club-, su presidente, Eduardo Guerra abre la puerta, “en un futuro”, a transformar la entidad en “Sociedad Anónima Deportiva”. Así lo ha explicado en una entrevista publicada por El Día de La Rioja. Paso que buscaría que su “futuro presupuesto crezca” en favor de “la profesionalización” del club.

Dada la idiosincrasia de la entidad blanquirroja, para nada son palabras menores ni una circunstancia poco relevante. Lo que en cualquier otro club podría ser comprendido como una evolución natural en la búsqueda de una inyección de capital con la presencia de un inversor fuerte y principal que permita, si la gestión es la correcta, crecer económica, deportiva y socialmente, en la SD Logroñés es una posibilidad contra natura, relativo a un proceso fundacional y estatutario en el que se reivindica el poder del socio en la gestión diaria de la entidad.

El club parece haber hallado en la Primera Federación un techo de cristal que se antoja complicado romper con su actual configuración como asociación deportiva, y más cuando el nuevo gerente, Javier González, con funciones deportivas y comerciales, en su presentación, anunciara que el objetivo era alcanzar la Segunda División, por tanto, el fútbol profesional.

Partido de este pasado domingo entre la SDL y la Cultural.

La SDL ronda los mil espectadores de media durante sus compromisos ligueros, según la entidad, que defiende ser también el menor presupuesto de la categoría. Este cuello de botella impide crecer deportivamente en una categoría que cada temporada crece económicamente, mientras la SDL no logra incrementar su presupuesto de forma significativa. “No conozco a ningún posible inversor que ponga dinero sin tener la posibilidad de decidir qué se hace con ese dinero”, explica Joseba Palacios, experto en Derecho Mercantil, que manifiesta lo obvio: “De producirse este cambio, el hecho de sacarte el carnet de socio no te convierte en propietario del mismo”. Aunque la intención de Eduardo Guerra sería crear una SAD que “estuviera muy atomizada” para que “las decisiones las sigan teniendo los socios”.

Durante estos quince años de trayectoria, la SDL se ha adherido, como elemento diferenciador, a la defensa de un concepto intangible como el del ‘fútbol popular’, que defiende la existencia de los clubes de socios como modelo de gestión adecuado bajo el paraguas de un socio un voto, con el uso de un eslogan que ha marcado hasta ahora su camino: ‘dueños de nuestro destino’. “Una SAD genera unos derechos para los accionistas, pero también unas obligaciones cuando hay que cubrir una deuda o afrontar una inversión”, indica Palacios.

Independientemente del modelo de sociedad anónima que se buscara implantar, con un único inversor o con unos cuantos inversores en una sociedad anónima deportiva muy atomizada, la SD Logroñés parece plantearse la opción de una posible transformación -a la espera de lo que votaran los socios en una futura asamblea- en Sociedad Anónima Deportiva para afrontar, “en un futuro”, posibles inversiones y ampliaciones de capital que les permitiera competir en Primera Federación, siempre y cuando la plantilla actual logre la permanencia, o en Segunda Federación, si se produce el descenso a final de temporada.

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