Agricultura

La venta de tractores se hunde en La Rioja: un 40 por ciento menos en 2023

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

La inestabilidad en el sector agrario derivada de la pérdida de rentabilidad de sus explotaciones en los últimos años tiene consecuencias directas también en los bolsillos de las industrias vinculadas al campo. Es el caso de los concesionarios de tractores y demás maquinaria agrícola, que acumulan varios años de caídas en sus operaciones de ventas. Las cifras que arroja el cierre de 2023 lo dicen todo: un 40 por ciento menos de tractores vendidos respecto a 2022 en el conjunto de La Rioja.

“Si antes era habitual dar salida a unos 230 o 240 tractores nuevos cada año en toda la comunidad y de todas las marcas, el año pasado tan solo se vendieron 73 para la agricultura, y tres de ellos fueron quads, que también se consideran vehículos agrícolas”, remarca Víctor Galán, responsable de ventas de Auto Agrisa. Un número que asciende hasta los 80 vehículos matriculados si se incluyen los tractores de tráfico que se emplean para obras y servicios.

El 2023 dejó un sabor muy amargo entre los comerciantes, pero fue ya en 2021 cuando empezó a palparse esa ralentización de las ventas, momento en el que se dieron salida a unos 150 o 160 tractores para la agricultura. En 2022, en cambio, la cifra no superó los 120 vehículos, aunque llegaron hasta los 139 si se incluyen los de tráfico. “La venta de maquinaria agrícola en general, no solo de tractores, está muy paralizada y no se ve una recuperación a corto plazo, al menos que sea posible para este año”, asegura el comercial de este concesionario del Polígono Cantabria.

Así que toca reinventarse y poner el foco en otros nichos atractivos de ventas. El concesionario de Auto Agrisa reconoce que, a pesar del malestar que inunda el sector y que repercute en la escasa alegría comercial, la empresa “se ha ido manteniendo bien aunque trabajando mucho”. Su última apuesta ha sido el Plan Alquiler enfocado a tractores, una opción de negocio para poder mantener a sus clientes y darles una alternativa más económica dado los tiempos que corren. “Se suelen reclamar en épocas concretas como la vendimia, porque la carga de trabajo se concentra en muy pocos días, o también en épocas de echar tratamientos. Otro caso es cuando se ha roto su tractor y la reparación va a llevar tiempo porque tal vez le urge la labor, así que alquilan uno para una o dos semanas. El agricultor ve que, tal y como están las cosas, es mejor mantenerse y no meterse en nuevas inversiones”, valora Galán.

La maquinaria de segunda mano tampoco está tirando entre las gentes del campo y es que su precio también se ha disparado. “El precio medio igual ha pasado de los 18.000 a rondar los 28.000 o 30.000 euros. Antes se cambiaba un tractor con unas 7.000 horas, que la equivalencia a un coche podrían ser 250.000 kilómetros, y ahora se estira hasta las 9.000 o 10.000 horas, apurándolo mucho más. Aunque existen los Planes de Mejora para realizar inversiones en la modernización y mejora de las explotaciones agrarias es cierto que ese dinero luego hay que devolverlo, entonces el agricultor valora mucho el pedirlo. Si, además, luego no se lo conceden, descartan hacer esa compra. Lo que está claro es que los tiempos de bonanzas en el campo han terminado. La gente tiene mucha incertidumbre y prefiere esperar para ver cómo avanza todo, aunque tengan necesidades”, apunta.

Recuerda el ‘boom’ que hubo con los intercepas hace cosa de dos años cuando se anunció la retirada del glifosato a nivel europeo, lo que hizo que este apero se presentara como una alternativa a los herbicidas en el viñedo. “Ahora, sin embargo, como le han dado una moratoria por 10 años más, la venta de intercepas se ha vuelto a parar”.

Desde el centro de Lamusa y Servicios, ubicado en Santo Domingo de la Calzada, ratifican ese declive en las ventas. Jesús es el gerente de esta empresa con décadas de experiencia en el sector que ejerce como concesionario oficial de John Deere y cifra en once los tractores que se vendieron el año pasado de esta marca, frente a los 28 que dieron salida en 2022. Todos ellos tractores para cereal y demás cultivos herbáceos herbáceos.

“Aquí dependemos directamente de cómo vayan las cosechas. Si la meteorología es buena y se recoge producción, el agricultor podrá seguir invirtiendo en nueva maquinaria. Pero el año pasado fue nefasto, lo cual se vio reflejado en esa venta de maquinaria: solo se vendieron entre dos y cuatro cosechadoras, una maquinaria que está totalmente paralizada. Para este año la cosa no pinta mejor y mucho tiene que cambiar la situación para esta campaña”, incide.

La recesión, en palabras de Jesús, “es importante”. Calcula que la subida media del precio de los tractores ronda el 12 por ciento, en función del tipo de tractor, por lo que es normal que no remonte el mercado. “Por contra, ahora lo que sí se está vendiendo mucho son GPS guiado para la siembra porque nosotros trabajamos más con maquinaria para este tipo de cultivos, también para cubrir la zona de Burgos”.

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