Toros

Puerta grande para el concepto y el buen gusto de Ruiz de Velasco y la raza de Méndez

FOTO: Espectáculos Taurinos Ignacio Ríos.

Se abrió de par en par este domingo la puerta grande del Arnedo Arena y por ella salieron en volandas Ruiz de Velasco y Julio Méndez con bagajes y sensaciones tan diferentes.

El novillero Eduardo Ruiz de Velasco, formado en la Escuela Taurina de Palencia, ha firmado, con mucha diferencia, los mejores pasajes de la novillada celebrada en Arnedo. El excelente gusto, las intenciones por torear siempre despacio y la buena colocación de Ruiz de Velasco servirán, creo y a falta de la decisión del jurado, para que el novillero burgalés se calce el ‘Zapato de Plata’ de este 2024.

La verticalidad, el relajo, la forma de presentar los engaños y el buen trazo del toreo de Ruiz de Velasco dotaron de contenido el balance de la tarde. También la suavidad y la quietud. Todo eso tuvo el trasteo de Ruiz de Velasco hasta que el noble novillo de Galbarín se sintió podido. Llegaron luego los adornos, que brotaron con empaque y torería. Paseó un más que merecido trofeo.

Hubo hoy quinto malo, por deslucido y brusco. Ruiz de Velasco volvió a tirar de ese concepto tan caro que atesora aunque aquello no terminó de fluir. Un buena estocada le permitió cortar la oreja que le abrió la puerta grande del Arnedo Arena.

FOTO: Espectáculos Taurinos Ignacio Ríos.

Había interés por ver a Julio Méndez, reciente triunfador del certamen ‘Km. 0’, celebrado en Madrid y organizado por la Fundación del Toro de Lidia. Se encontró el extremeño con un sexto novillo de mucha nobleza, mayor movilidad y, por ende, gran transmisión. Aprovechó Méndez todas aquellas virtudes en un trasteo que pecó de falta de reunión y escasa rotundidad. No hubo todo el poso y la calma que exigía aquel buen fondo del eral de Galbarín. Eso sí, la estocada a forma de rúbrica fue de premio por sí sola.

Antes, Méndez se las vio con un novillo de escaso recorrido. Hubo unos cuantos enganchones, citó con demasiadas precauciones y terminó optando por un toreo de cercanías que nunca terminó de fluir.

Irreprochable fue la actitud de Joel Ramírez. El novillero madrileño, que se fue a la puerta de chiqueros para recibir a sus dos oponentes, se encontró con dos toros de condiciones y comportamientos opuestos: noble, repetidor y de gran transmisión y duración fue el primero; deslucido, bronco y complicado resultó el que saltó en cuarto lugar. Casi llegó a lucir más Ramírez aquella buena disposición en su peor oponente, pues con el que abrió plaza se limitó a acompañar las embestidas y aprovechar los buenos viajes del novillo de Galbarín. La ligazón fue su mayor virtud y la colocación lo menos bueno de una actuación que supo a poco dadas las virtudes del eral. Una estocada de efecto fulminante le sirvió para pasear el primer trofeo de la tarde.

El inicio rodilla en tierra ante el cuarto fue lo más positivo de un trasteo condicionado por aquellas embestidas de finales distraídos y desentendidos del deslucido eral de Galbarín.

La ficha

Plaza de toros de Arnedo. Dos tercios de entrada. Novillos de Galbarín, bien presentados y de buen juego en líneas generales. Destacaron, por movilidad, nobleza y transmisión, los lidiados en primer y sexto lugar. Peores resultaron tercero y quinto.

  • Joel Ramírez: oreja ovación con saludos.
  • Ruiz de Velasco: oreja en ambos.
  • Julio Méndez: silencio tras aviso y dos orejas.

Al romperse el paseíllo, José Luis Garcia Calvo, gerente del hotel Virrey recibió el trofeo “Taurino del año” correspondiente al año 2020, concedido por la Federación Riojana Taurina, que no pudo ser entregado en su momento a consecuencia de la pandemia.

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