Agricultura

El melocotonar florece en La Rioja con el riesgo fúngico al acecho

Melocotonares en flor en La Rioja Baja.

Si hace casi dos meses tan solo las flores blancas inundaban los campos de La Rioja, ahora la paleta de colores se completa con los tonos rosas. Mientras las variedades tempranas de almendros ya han tirado sus pétalos, las más tardías iluminan la región en compañía de las flores de los melocotonares, porque muchos perales todavía muestran sus yemas hinchadas. Y es que marzo es el mes por excelencia para disfrutar de este espectáculo cromático que vaticina el comienzo de la primavera.

A pie de campo, sin embargo, toca estar ojo avizor con esa floración de los almendros y algunas variedades tempranas de otros frutales de hueso como los cerezos. Las lluvias del pasado fin de semana, si bien no fueron abundantes, dejaron suficiente humedad en el campo como para que, junto a las buenas temperaturas, las enfermedades aflorasen. “Una meteorología problemática que ha derivado en focos de monilla, tanto en melocotonares como almendros. Este hongo seca parte de las ramas y provoca que las flores ya no nazcan, con su consiguiente perjuicio en la producción”, explica Gustavo Ruiz, presidente de la Cooperativa Frutos del Campo en Aldeanueva de Ebro.

Junto a ella, la abolladura o lepra del melocotonero es otro de los hongos que se ha identificado esta semana en estos frutales. Los síntomas que se están viendo son unas hojas arrugadas que adquieren un tono morado y que inciden directamente en la calidad del fruto venidero y es que a menos hojas, menor tamaño para el melocotón. “Se calcula que por cada fruto se necesitan unas diez o quince hojas para que este crezca en buenas condiciones”, apunta Ruiz.

Así que ahora lo que no quieren los fruticultores es que venga más agua. “Cierto es que para otros cultivos vendrían bien las precipitaciones, pero estos árboles solo necesitan un clima seco y con buenas temperaturas, justo lo que se prevé para estos próximos días. Un clima primaveral para que florezcan bien y salgan las abejas. Y si ha de llover, que caigan 25 o 30 litros para que al menos otros salgan bien parados”. Por guardarse las espaldas, algunos ya están aplicando tratamientos contra estas enfermedades para que no haya males mayores.

Para los frutales de pepitas, como son el manzano o el peral, el riesgo en estos momentos es apenas inexistente porque se encuentran en una fase de brotación muy incipiente. El ingeniero agrónomo José Antonio Pérez señala que hasta ahora lo que se ha aplicado son tratamientos para el piojo de San José que aparece en el estado B de hinchamiento, con punta verde, y ataca a la parte aérea de estos frutales, provocando la muerte de ramas.

“A partir de ahora sí que habrá que estar más pendiente con los frutales de pepita porque hay que procurar que haya una buena polinización y para eso es preferible que no llueva ni haga viento para que no se altere el vuelo de insectos polinizadores. Además, es complicado estimar la cosecha final atendiendo al número de flores porque antes hay que polinizar y muchas pueden ser flores morfológicamente infértiles, por lo que es mejor esperar hacia el final de floración”, valora.

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