Entrevista

David Macho: “He aceptado mi enfermedad y tengo que afrontarla tal y como es”

Es un ejemplo de superación frente a las barreras que ha tenido que derribar a lo largo de toda su vida. Con David Macho, joven de 37 años de Nájera, hay pocos lamentos y mucho optimismo, porque él ha sido el primero en aceptar su enfermedad, en admitir su situación y afrontarla tal como es. Siempre piensa que va a ser capaz de superar con éxito lo que se propone, y no es para menos, porque recientemente ha completado la Media Maratón del Camino.

– ¿Cuál es su discapacidad y cuándo se la detectaron?

– Se trata del Síndrome de Usher, cuya enfermedad es genética y poco común que afecta tanto a la audición como a la visión. Soy una persona sorda de nacimiento que utiliza implante coclear en los dos oídos, y a los 18 años me detectaron retinosis pigmentaria, un desorden que hace que con el tiempo las células de la retina se deterioren lentamente, lo que causa pérdida de la visión. A medida que la enfermedad progresa, puedo experimentar visión en túnel, disminución de la visión nocturna y finalmente, ceguera total.

– ¿Cómo es su día a día?

– Mi rutina diaria de entre semana es salir dos días muy pronto a correr con un grupo de corredores y otro par de días ir gimnasio antes de comenzar a trabajar. Soy agente vendedor de la ONCE, y lo hago así para poder compaginar el deporte y el trabajo. En mis ratos libres me gusta leer y los fines de semana los aprovecho para descansar y practicar natación, ciclismo o deporte de montaña si el tiempo me lo permite. Además, del deporte y la lectura, me encanta la meditación y viajar.

– ¿Cómo se comunica?

– A través de la comunicación oral y gestual. He aprendido con una mediadora de Lengua de Signos. Además utilizo la dactilología en palma y braille gracias a la ayuda prestada por la Asociación de Personas Sordas de La Rioja y la ONCE.

En cuanto a los medios tecnológicos utilizo la aplicación Transcripcón Instantánea que convierte el audio en texto para cuando no consigo entender a algunas personas. Lupa Ruby me ayuda a leer y otros programas adaptados para ordenador como el ZoomText.

– Nos ha contado que el deporte es parte fundamental de su vida. ¿Desde cuándo lo practica?

– Empecé a los 8 años. Jugaba al fútbol y cuatro años después me cambié al baloncesto, que es uno de mis deportes favoritos. Pero a los 18 años lo dejé cuando me diagnosticaron la Retinosis Pigmentaria, así que a partir de ahí comencé en el gimnasio ya que me prohibiero hacer deporte de contacto.

– ¿Cómo se animó a hacer la Media Maratón del Camino y cómo se preparó?

– Antes participaba en tres medias maratones y varias carreras populares. Lo hacía solo, sin acompañamiento, hasta que poco a poco fui perdiendo gradualmente la vista. A partir de ahí tuve que parar por falta de recursos. Y un par de años después conseguí tener un guía gracias a mi prima Elvira, que se puso en contacto con él y desde entonces preparamos las pruebas con un grupo de corredores y me animé a participar en esta. Arturo es mi guía y amigo, el voluntario en la ONCE y fue jugador del Náxara, el equipo de fútbol de mi pueblo.

– ¿Qué ha supuesto para usted acabar la carrera?

– Era un desafío total. Un desafío físico y mental extremo ya que durante la carrera, sabía que iba a experimentar altibajos emocionales y físicos. Sin embargo, también quería descubrir la capacidad de superar mis límites y de luchar contra la fatiga y el dolor. A medida que se acercaba la línea de meta, sentí una mezcla de emociones: miedo a no lograrlo, alegría por lo que estaba logrando y emoción por lo que está por venir. El sentimiento de logro y satisfacción que se experimenta al acabar la carrera es incomparable y puede cambiar mi vida dándome un impulso adicional para seguir adelante.

– ¿Qué retos ha superado ya en su vida y cuáles le faltan por superar?

– En lo académico conseguí acabar la carrera universitaria de Ingeniería Agrícola y un Máster de Calidad y Seguridad Alimentaria. En lo deportivo, he conseguido completar las medias maratones y la travesía de nado y llegar al pico de San Lorenzo caminando desde el Lugar del Río. Eso está muy bien, pero me falta hacer el Camino de Santiago en 13 días con el tandém y llevar a cabo varias actividades para dar visibilidad y recaudar fondos para la investigación de mi enfermedad.

– Está claro que su actitud es optimista a más no poder, pero supongo que también habrá momentos de bajón…

– Con el tiempo he aprendido a darme cuenta que esto es lo que me ha tocado vivir y tengo que llevarlo lo mejor posible. Es cierto que la práctica de la meditación me está ayudando mucho aportándome serenidad, y el deporte aumenta mis niveles de serotonina y dopamina. Aún con todo, cada día recuerdo que he tomado la decisión de aceptar mi enfermedad y que siempre tengo y tendré el apoyo de mi familia y amigos.

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