Agricultura

Unas lluvias de febrero esperanzadoras para el campo riojano

Una finca de trigo en la zona de La Rioja Media.

Las lluvias de febrero ha dejado un regustillo bueno, y no solo entre las gentes del campo. Especialmente tras la última semana del mes porque pocos han sido los días, entre el 22 y el 29, en los que no se han visto las calles mojadas. Un agua necesaria y muy bienvenida que ha llenado los embalses hasta el 78,3 por ciento de su capacidad, según datos de esta semana, y que hace que La Rioja afronte la primavera con la mayor cantidad de reservas de agua desde 2015.

De hecho, algunas estaciones meteorológicas riojanas han acumulado más agua en esa última semana que a lo largo de todo el mes de febrero, tal como refleja la Agencia Estatal de Meteorología. Es el caso de la que se ubica en el aeropuerto de Agoncillo, que acumula 35 litros por metro cuadrado entre el 22 y el 29 de febrero de un total de 46 litros que se registraron en todo el mes.

También en Enciso, donde los últimos siete días llovieron cerca de 25 litros, frente a los 35 que acumula el total del mes. En Nájera, de los 54 litros registrados, 37,4 corresponden a esa última semana, mientras que en Haro cayeron cerca de 43 litros esa semana del total de 60 litros que se acumularon a lo largo de todo el mes.

La entrada en marzo, además, también ha sido lluviosa. Este pasado fin de semana la estación de Anguiano ha registrado algo más de 54 litros (entre el 1 y el 3 de marzo), mientras que la de Valdezcaray acumula unos 30 litros. Cabe apuntar que en los puntos de la sierra esas precipitaciones han sido principalmente en forma de nieve. Enciso ha registrado 8,4 litros; Cenicero ha llegado casi a los 7; Haro se ha quedado en los 5; Agoncillo, rozando los 4, y Alfaro, con 2 litros. La estación que se encuentra en la zona del colegio Alcaste – Las Fuentes ha llegado casi a los 5 litros a lo largo del fin de semana.

Estas precipitaciones han paliado algo la situación crítica que estaba viviendo el campo, pero han llegado de forma desigual a los diferentes puntos de la región. Así, la zona más oriental, como Alfaro, Cervera, Grávalos o Aldeanueva, no ha registrado más de diez o doce litros, mientras que de Logroño hacia la mitad occidental ha llovido con mayor intensidad. Además, sin producir daño alguno de escorrentía de tierras o inundaciones.

“Lluvias que justo han coincidido con las primeras aportaciones de abono nitrogenado en el cereal, por lo que han venido muy bien. Con las reservas de agua que tiene La Rioja es muy probable que los cultivos de extensivo en regadío de La Rioja Alta se puedan regar de una forma normal esta campaña, sin restricciones, a diferencia del año pasado que sí hubo complicaciones”, apunta Abel González, técnico de ARAG-ASAJA. Puntualiza, eso sí, que la zona de frutales del Iregua no está en tan buen escenario puesto que se nutre principalmente del embalse de Pajares, el más vacío de la comunidad ocupando el 53 por ciento de su capacidad. “El año pasado ya tuvieron problemas para regar, pero la situación todavía es reversible teniendo en cuenta que vienen más lluvias este fin de semana por la sierra”.

Por contra, esas lluvias han interrumpido el inicio de la campaña de siembra de la remolacha en La Rioja Alta, así como de cebollas o guisantes para industria, así que los agricultores confían poder retomar cuanto antes la tarea. “En esta zona de momento no hace falta más agua porque tampoco se puede retrasar mucho tiempo la siembra, aunque tener que retrasar una tarea por las lluvias tampoco es un drama. Pero que se guarde para mayor y junio que es cuando de verdad se necesita”, confía González.

En cuanto a los almendros, algunos todavía en flor y otros con los pétalos ya caídos, estas precipitaciones pueden provocar algún caso de enfermedad fúngica, aunque hay herramientas suficientes para poderlo controlar en un periodo crítico para este cultivo como es la floración. Para el resto de leñosos, como frutales o viñedo, este agua es mera reserva de cara a los meses de brotación. “Positiva, pero ahora mismo no influye”.

En el cereal, principal beneficiario junto con el resto de herbáceos de estas lluvias, “aquellas fincas que se sembraron antes muestran en muchos casos problemas de sectoria y oídio porque con las altas temperaturas inusuales de otoño y comienzos de invierno se han desarrollado de una manera muy vigorosa, creando un caldo de cultivo para estas enfermedades”. En cualquier caso, incide el técnico, “no son cuestiones preocupantes porque hay tratamientos que aplicar para combatirlos”.

Lluvias, además, que no son suficientes ni mucho menos determinantes para predecir las cosechas futuras y es que será la meteorología de mayo y junio la que marque la cantidad y calidad final del grano. Por el momento, la vista sigue puesta en el cielo y en las precipitaciones de este fin de semana que volverán a regar la región.

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