Agricultura

El futuro del cuaderno digital agrícola, en el aire

Es uno de los puntos que más discordia ha generado entre el sector agrícola y también una de las principales demandas de las últimas manifestaciones que han protagonizado los agricultores. El cuaderno de explotación tal como se conoce, en papel, sigue vigente porque su reconversión digital, una de las medidas que ha traído la nueva PAC continúa en el aire después de varios aplazamientos desde que se fijara su obligatoriedad el 1 de septiembre de 2023.

Todas las explotaciones agrícolas (las ganaderas tienen un registro diferente) tienen que tener un cuaderno de explotación para registrar todas sus prácticas, especialmente en lo referido a las aplicaciones de tratamientos fitosanitarios. Una información de fechas, dosis y tipos de productos que constituye las normas de uso sostenible de fitosanitarios y trazabilidad del producto y que se exigen por parte de las Consejerías de Agricultura. Por el momento, esta información se registra con papel y boli, pero se quiere pasar a un formato electrónico de manera obligatoria para aquellas explotaciones que superen las 30 hectáreas declaradas de tierra de cultivo y/o de cultivos permanentes.

Para ello, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación tiene previsto disponer de una aplicación ‘online’ donde almacenar todos estos datos. Una herramienta que se anunció que estaría lista para su uso desde el pasado 1 de enero de 2024 y así comenzar con la transición digital del sector, para que este se fuera familiarizando con la aplicación antes de septiembre, fecha en la cual estaba fijada la implantación obligatoria de este sistema. De hecho, la normativa actual vigente es que el próximo mes de septiembre entrará en vigor este cuaderno digital.

Sin embargo, no hay duda de que esto no ocurrirá. “En varias reuniones, el ministro Planas ya ha dicho que esta fecha se va a aplazar y va a seguir siendo una práctica voluntaria. De hecho, el reglamento europeo habla de que esta obligación se prorrogará hasta finales de 2025 o principios de 2026. Pero lo que está claro es que, a día de hoy, es inviable que el cuaderno digital entre en vigor el próximo mes de septiembre, así que tienen que modificar la normativa. Primero, porque no han cumplido con el compromiso de tener habilitada la aplicación para el 1 de enero para comenzar así con un periodo de adaptación. Además, para bien que se retrasen, estamos ya en marzo y todos los herbicidas de invierno ya se han aplicado en los cereales y no los hemos podido meter en dicho cuaderno, por no hablar de que después de mayo las explotaciones de cereal no pueden adaptarse a este cambio antes del 1 de septiembre”, explica Leticia Olasolo, secretaria técnica en la UAGR-COAG.

Mientras tanto, en sus oficinas están instando a los agricultores a que les faciliten cada mano de tratamientos que echan para que puedan incluirlos en sus cuadernos de explotación “porque cuando entre en vigor el cuaderno digital se va a tener que hacer así”. Lo que está claro es que este cuaderno digital va a generar para el agricultor una mayor dependencia de sus entidades de asesoramiento que le cumplimenten ese cuaderno porque “no van a tener ni el tiempo ni los medios para que él por sí solo gestione todo esto”.

¿Y el coste de este nuevo cuaderno digital? “Pues ese es otro punto de discordia de las organizaciones agrarias con el Ministerio. La normativa del cuaderno digital incluye la gratuidad de este sistema, pero estamos viendo que los tiros no van por ahí porque parece que va a haber una dependencia de los cuadernos comerciales, algo que el sector no apoya. Estos cuadernos comerciales vienen a ser las herramientas habilitadas por empresas privadas que están en el mercado desde hace años porque, aunque no fuera obligatorio, ya había plataformas digitales que permitían tener el cuaderno de explotación de manera electrónica. El Ministerio ha habilitado una plataforma para que estas herramientas digitales de empresas comerciales puedan alimentar a la aplicación del Ministerio de manera fácil y ágil. Pero nosotros nos negamos a comprar una aplicación para cumplir con una normativa, sino que es la Administración quien debe poner los medios suficientes para que entidades como nosotros que representamos a los agricultores puedan funcionar con la aplicación de forma gratuita”.

Y ante esta incertidumbre de fechas y normativas, el sector productor sigue mirando con recelo a la imposición de lo digital. Uno de los principales problemas es la brecha digital que existe en los entornos rurales donde los profesionales tienen una media de edad que ronda los 60 años en La Rioja y no están muy familiarizados con las nuevas tecnologías. Por otro lado, el plazo que se ha establecido para registrar esas anotaciones en el futuro cuaderno digital es de un mes desde la fecha de aplicación del tratamiento en los cultivos. “Este último requerimiento también genera malestar entre el sector porque con el papel existe más margen para anotar esos datos. Además, son muchos los agricultores que van guardando los albaranes y facturas o apuntando por su cuenta esta información y luego la facilitan cuando se la requiere la bodega o almacén al que llevan su producto”, opina Olasolo.

El objetivo del Ministerio es crear, dentro del Sistema de Información de Explotaciones Agrarias (SIEX), un registro de registro donde aglutinar todos los datos centralizados de las acciones que se hacen en el conjunto de las explotaciones. Un proyecto “muy ambicioso”, tal como considera la secretaria técnica de la UAGR, pero que requiere de paciencia: “A día de hoy son varios los jóvenes agricultores que usan este cuaderno digital en sus dispositivos móviles, pero no todos los profesionales se adaptan igual. El problema es que se ha querido alcanzar a base de reales decretos y obligaciones para el sector en una contexto actual de crisis, por lo que a día de hoy pasar de cero a cien en esta cuestión en pocos meses es inviable. Tiene que ser algo progresivo y muy a largo plazo, porque lo que necesita el sector es que las nuevas obligaciones no sean trabas y se vean como mejoras, no como obligaciones”.

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