Educación

Prevenir y actuar: colegios que no le dan la espalda al problema

En La Rioja cada vez son más los colegios que no miran hacia otro lado ante el acoso escolar. Los que encaran el problema lo hacen de una forma integral y en dos direcciones: saber actuar en caso de que se produzca un episodio en el colegio y, especialmente, prevenir. Esa es la palabra clave para el centro Menesianos, en Santo Domingo de la Calzada, y el Caballero de la Rosa, en Logroño, dos de los centros que tienen programas novedosos ante esta lacra de la que no está exento ninguna institución educativa.

Desde Santo Domingo miraron hacia el norte de Europa para seguir un proyecto pionero en Europa llegado desde la Universidad de Finlandia, Kiva, un prestigioso programa contra el acoso escolar desarrollado por el Ministerio de Educación de Finlandia cuya eficacia ha quedado demostrada en rigurosos estudios científicos.

Esperanza Abad es la directora del centro y explica que “se trata de un programa cuyo principal objetivo es conseguir prevenir el acoso escolar, mejorar el clima de convivencia del centro”. Comenzaron el año pasado, que se dedicó a la formación del profesorado. Ha sido a lo largo de este curso cuando se ha puesto en práctica con los alumnos buscando diferentes estrategias para ayudarles.

Tutorías transversales preparadas para las diferentes edades desde 1º de ESO hasta Bachillerato, dar formación a los grupos, enseñarles cómo interactuar ante los conflictos, promover el aprendizaje emocional, la asertividad, mecanismos para evitar el acoso escolar y el ciberacoso… “Todo ese trabajo no podemos hacerlo solos, hay que contar con la mirada atenta de los padres, del profesorado y de toda la comunidad educativa; tenemos que estar todos atentos a lo que está pasando a los alumnos”.

Las medidas específicas se trabajan en diferentes niveles, lo primero es saber qué es el acoso. “Es importante dejar claro que una cosa es una pelea puntual, una riña, y otra muy diferente el acoso reiterado”.

En cada curso realizan actividades diferentes. “Nos está funcionando muy bien en el poco tiempo que llevamos, lo más complicado siempre son los problemas que se originan fuera del centro pero luego repercuten en él”.

Identificar emociones y aprender a expresarlas, conectar la vida real con las emociones, escuchar a los demás… “Al principio les cuesta y luego están encantados con este tipo de proyectos”. En todos ellos se trabaja con el principio de la fuerza del grupo y poniendo en un papel muy prioritario a los observadores. “Los chavales tienen que entender que si permiten el acoso escolar están colaborando con él”.

Con alumnos ya adolescentes “hay que hacer un trabajo importante en enseñarles a utilizar las redes sociales, porque aunque no deberían tenerlas, ya las tienen desde hace tiempo”. Mirada atenta desde el claustro, desde las familias, desde los alumnos propios alumnos.

El Club de los Valientes y mucho más

Patricia Esteban es la coordinadora de convivencia del centro educativo Caballero de la Rosa. Ellos siguen el modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos. Entre los proyectos que se trabajan en él destaca el Club de los Valientes.

“Trabajamos a través de evidencias científicas. Se persigue mejorar la convivencia del centro. El modelo se centra especialmente en la prevención basada en idear espacios de diálogo, hacer entender a los chavales la importancia del apoyo a la víctima y confiar en la fuerza del grupo”.

Así cada quince días todas las aulas del centro tienen una asamblea donde se resuelven los problemas que no se han podido solucionar en un primer instante. “La idea es que nada se quede enquistado y que los chavales expresen qué les ha sentado mal, por qué y que allí mediante el diálogo se resuelvan esos pequeños conflictos”. Además cuentan con reuniones de delegados que intentan solucionar los problemas que puede tener el centro a nivel general.

También se trabaja de forma profunda el hecho de cambiar el concepto de chivato por el de valiente. “Los observadores son importantísimos cuando hablamos de este tipo de conflictos”. Hay que hacerle entender al alumnos que “siempre hay que decir la verdad y no callarse ante una situación de este tipo, romper la ley del silencio no quitarle importancia y explicarles la importancia de pedir ayuda”.

“Para nosotros es importantísima la fuerza del grupo”. Ahí reside una de las principales claves. “Es importante que los chicos sepan que forman parte de un grupo, que todos somos parte de un equipo que no funciona igual de bien si uno de los componentes no respeta al resto”. Y es que “hay que dejarles bien claro a los chicos que sólo se puede estar a favor o en contra de la violencia, no hay término medio, y se tienen que posicionar”.

Para todo ello es decisivo “involucrar al mayor número de personas posible”. Todos tenemos que “estar implicados con este tema”. Por eso los medios para hacerlo y las posibles consecuencias cuando no se cumplen las normas “han sido decididas por toda la comunidad educativa”. Padres, familias, personal no docente, profesores, alumnos… todos tienen que tomar parte en el asunto.

Llevan doce años llevando a cabo este programa. Uno de los proyectos concretos más importantes es el Club de los Valientes. “En una cartulina tenemos un avatar con su foto : superhéroes, alimentos… Si hay una actitud mala se saca al chaval del club, al día siguiente vuelve a entrar. Le explicamos que él nos encanta pero la actitud que ha tenido no nos ha gustado”. Nadie quiere salirse del club y el resultado es fascinante.

“Se nota mucho la mejoría”, explica Patricia. “Hay conflictos porque siempre que conviven personas los hay pero no se trivializan, se les escucha activamente y son conscientes de que si les pasa algo alguien les va a escuchar”.

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