“Llevamos sufriendo años de abandono”. “Yo ya no sé si es responsabilidad del Ayuntamiento de Nájera o del Gobierno de La Rioja, pero nuestros hijos hacen deporte en unas instalaciones del siglo pasado”. Alejandro y Félix son abuelo y padre, respectivamente, de dos niñas que quieren jugar a fútbol en Nájera. “Estamos hartos, es una vergüenza”, coinciden.
Se quejan porque “cada vez que llueve… o no pueden entrenar o se tienen que ir al Pabellón Multiusos para, en un espacio mínimo, poder hacer algo de deporte”. Era la situación de este pasado lunes. Tras las últimas lluvias, los equipos de Nájera se tuvieron que trasladar a este pabellón para poder entrenar. “Coincidimos al mismo tiempo el equipo de patinaje, dos equipos del Náxara, el equipo femenino, y el de baloncesto”, explica Félix, padre de una niña que este pasado verano decidió apuntarse a fútbol pero “entrenar así no es normal, es como para dejarlo o como para llevarla a otro sitio con mejores instalaciones”.
El hartazgo en Nájera, en la Nájera deportiva, es evidente. “Es que los niños no practican deporte en buenas instalaciones como sí ocurre en Villamediana, en Navarrete… Esto es Nájera, y poco a poco la están abandonando”. El grupo de padres indignados no deja de crecer. Y los niños que practican deporte en esta cabecera de comarca no deja de menguar. “El año pasado había 23 equipos y este año solo han salido 14 equipos de fútbol”, explica Félix. “O se van a otro clubes o directamente lo dejan”.
La situación es complicada. Y la falta de iniciativa del Ayuntamiento de Nájera “evidente”. Y eso que ha habido alternancia política al frente del Consistorio. “Pero aquí nadie ha hecho nada, ni los del PP, ni los del PSOE, ni ahora los del PP de nuevo. Y nos encontramos así, abandonados. Nájera sigue cayendo”, reconoce este padre que solicita a las administraciones medidas urgentes.
La temporada pasada fueron los niños los que mostraron su queja con una sentada antes del inicio de sus respectivos partidos. “Pero ni por esas”, recuerda. “No hay plan alguno para que Nájera cuente con unas instalaciones deportivas adecuadas”. Y Félix pone un ejemplo: “La piscina está cerrado porque no hay manera de asumir los costes de su mantenimiento”.
Los niños en Nájera entrenan en pésimas condiciones en el Cementerio, un terreno no municipal, cedido por un particular para la práctica deportiva. “Así que el Ayuntamiento no hace nada para mejorar este espacio porque no es suyo”. Y los niños, en pleno siglo XXI entrenan como se hacía en los ochenta y en los noventa en otros campos ya desaparecidos como los anexos de Las Gaunas, las Canteras, los dos campos de Pradoviejo o el campo de Varea. Los vestuarios son dos barracones, el agua caliente para las duchas sale de unos calentadores que “en cuanto se duchan unos cuantos niños se agota”, y el bar es una caseta de madera prefabricada.
El Cementerio durante el pasado invierno. FOTO: Náxara
La diferencia es que en los ochenta y noventa hacer deporte era gratis. No se pagaba, por ejemplo, una cuota anual, no se pagaba por la ropa del equipo… “Ahora, esta temporada, en mi caso en concreto he pagado 596,70 euros para que ni hija pueda jugar a fútbol, y no me parece normal que lo haga en unas instalaciones como éstas cuando otros niños de La Rioja entrenan en unas condiciones perfectas”. Félix es muy consciente de esta “injusticia”, que se hace visible cada fin de semana. “Sentimos vergüenza cuando jugamos como locales, y envidia cuando lo hacemos de visitantes”.
Sin plan de futuro
El Cementerio es un lugar en el que el Ayuntamiento de Nájera no puede intervenir. En La Salera, también municipal, no entrena nadie, y solo juega el Náxara, ahora en Segunda Federación, cada quince días. Actualmente el Náxara entrena en la Ciudad Deportiva de la UD Logroñés. “Nos cuentan que tampoco se puede instalar hierba artificial en La Salera porque el suelo es muy arcilloso, en el Cementerio no se puede hacer nada, y por lo visto tampoco se puede adquirir una parcela para hacer unos campos en condiciones como ha hecho la UD Logroñés o como han hecho en otras localidades, que con ayudas públicas han modernizado sus instalaciones y tienen un campo de hierba artificial en el que juegan los niños del pueblo”. Félix no quiere actuar como portavoz, pero sí quiere manifestar el hartazgo “para ver si a alguien se le cae la cara de vergüenza y empieza a hacer algo”.
