TRIBUNA

Tinta de salud: ‘Atragantamientos’

Silvia llegó a casa de su abuela, un día más, para darle la comida y hacerle compañía hasta que llegara la cuidadora. Charlaron un poco, pero Felisa, su querida abuela, debido a su deterioro cognitivo, le repetía constantemente todas las cuestiones de las que hablaban. Silvia tenía mucha paciencia y no la agobiaba. Manejaba muy bien aquella circunstancia porque había leído unos cuantos libros y artículos científicos sobre demencias. Sabía que no debía contradecirle, que había que dar tiempo para comprender y responder preguntas, no distraerle con la radio o la televisión puesta, aunque Felisa lo pidiera, la trataba como si no tuviera la enfermedad y con gran cariño, usando gestos y miradas para comunicarse con ella, y usaba un lenguaje y unas frases muy sencillas, sin giros o
palabras rebuscadas.

Y la mirada de agradecimiento y felicidad de Felisa era suficiente para Silvia. Le preparó un puré, porque a su abuela le costaba cada vez más masticar, y un trozo de lenguado a la plancha cortado en trozos muy pequeños, al cual, pacientemente, le había quitado las espinas. Para ella misma se preparó un trozo grande de pechuga al horno, como segundo plato.

Cuando le iba a dar la comida, sonó el teléfono de Silvia y se levantó a contestar. Era su madre para preguntarle a qué hora iba a volver a casa. Mientras hablaban, oyó un ruido, y vio a su abuela haciendo gestos con las manos y las mejillas y la boca hinchadas, llenas de comida. Los labios los tenía morados. ¡Estaba ante un atragantamiento! Su abuela había cogido su trozo de pollo y se lo había llevado a la boca.

Silvia intentó guardar la calma. Tenía que pensar que hacer, sabía que había una maniobra para resolver la situación, pero no se acordaba como se hacía. Ya había colgado a su madre, así que con el teléfono en la mano marcó el teléfono de emergencias (112 o 061). Le contestaron enseguida. Les dijo que su abuela se estaba atragantando, que parecía que iba a perder el conocimiento y que no sabía qué hacer.

La teleoperadora le preguntó dónde se encontraban y le pasó rápidamente con una médica, la cual, con gran profesionalidad, le calmó y le explicó que, mientras le enviaba ayuda al lugar, le iba a guiar sobre los pasos a seguir.

Le recomendó que se colocara por detrás de su abuela, que la inclinara un poco hacia delante, que cerrara el puño en la boca del estómago y agarrándolo con la otra mano empujara hacia dentro y hacia arriba durante 5 veces, y que lo hiciera con fuerza. Le dijo que dejara el teléfono móvil en modo altavoz para oír lo que ocurría y poder seguir guiándola.

Silvia hizo lo que habían indicado y, tras el cuarto golpe, su abuela expulsó un gran trozo de pollo de su boca y empezó a respirar algo mejor, aunque persistía un poco de dificultad. La médica le dijo que la sentara y que esperara a que llegara la ayuda.

En breves minutos se oyó una ambulancia, llamaron al telefonillo y subieron el equipo de la ambulancia de Soporte Vital Avanzado, liderados por una médica muy amable, un enfermero muy diligente y 2 técnicos de emergencias que enseguida la monitorizaron. El equipo valoró las constantes vitales y constataron que la abuela de Silvia se había recuperado y que, aparentemente, no tenía complicaciones. Le dijeron a Silvia que había salvado la vida de su abuela al haber realizado la llamada Maniobra de Heimlich…”.

Quizá este relato no sea verídico, pero bien podría serlo, sobre todo en determinadas personas o situaciones.

La obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño es una causa poco común pero tratable de muerte accidental, siendo una emergencia que provoca la muerte en algunos minutos si no se trata de manera inmediata. Su causa más común en adultos es la oclusión de la misma por la lengua al caer hacia atrás en personas inconscientes (en coma), pero las más habituales que produzcan el atragantamiento en adultos son las obstrucciones por comida tal como pescado, carne o pollo.

En niños y lactantes pueden ser también con la comida, e incluso con monedas o juguetes, aunque en estos son raras las muertes por atragantamiento. También puede obstruir la vía aérea la sangre en traumatismos o lesiones cráneo-faciales, o el contenido gástrico regurgitado o vomitado, sobretodo si el paciente está inconsciente.

El atragantamiento es la tercera causa externa de muerte tras los suicidios y las caídas accidentales. En España se mueren 8,2 personas al día, lo cual no es una cifra despreciable, significando que cada menos de 3 horas se muere una persona. En 2021, se murieron 6,3 personas cada 100.000 habitantes, que extrapolando en La Rioja serían 20 personas al año.

Hay un sector de población muy vulnerable como son los ancianos o personas con problemas deglutorios, así como los niños pequeños.

La mayoría de los atragantamientos suelen ser presenciados y se puede actuar precozmente antes ellos, por lo que la población debe recibir una formación específica para aplicar medidas ante ellos y evitar un desenlace fatal.

La persona que se está atragantando suele reconocerse porque echa una mano, o ambas, al cuello, lo que es reconocido como el signo universal de asfixia, ocurriendo casi siempre durante una comida, o cuando tiene algún objeto en la boca, considerándolo grave cuando el paciente no puede hablar ni respirar, ni es capaz de toser, o está inconsciente.

El tratamiento del atragantamiento debe ser inmediato y se debe extender su conocimiento entre toda la población, además de que su sencillez permite las recomendaciones de su uso a través del teléfono de emergencias por parte del personal médico y aplicarlas de forma inmediata mientras se envía la ayuda.

– Si la víctima puede hablar, toser o respirar se le dirá y animará a seguir tosiendo, pero que no haga nada más. La tos produce un aumento importante de la presión intratorácica que ayuda a la expulsión de cualquier cuerpo extraño.

– Cuando la víctima no pueda hablar ni respirar, pero si pueda asentir y esté consciente, se le administrarán 5 compresiones abdominales o maniobra de Heimlich, tal como se ha explicado en el ejemplo, siendo cada compresión un movimiento independiente y definido aplicado para liberar la obstrucción, comprobando tras cada una de ellas si se ha aliviado.

Si tras las 5 compresiones no mejora se podrían aplicar golpes en la espalda, pero no como lo hacemos habitualmente, con la persona sentada, sino de la siguiente forma: el testigo se colocará tras la víctima y le rodeará con los brazos por la parte alta del abdomen. Sostendrá el tórax con una mano y lo inclinará bastante hacia delante, de manera de que si se consigue movilizar el objeto que obstruye la vía aérea, lo expulse por la boca y no progrese más. Se le darán hasta 5 golpes interescapulares bruscos (entre los omóplatos) con el talón de la otra mano. Si tras los 5 golpes no mejora se volverá otra vez a la maniobra de Heimlich.

– Si la víctima queda inconsciente se deberá tumbar con cuidado en el suelo, se llamará al teléfono de urgencias sanitarias, y con las indicaciones del médico se iniciará reanimación cardiopulmonar.

Pero, lo más importante para evitar estas situaciones son las medidas preventivas, como son:

  • Se deben cortar los alimentos en trozos pequeños. La masticación de los mismos debe ser lenta y completa, sobretodo cuando se tiene una prótesis dentaria, así como en ancianos o personas con problemas deglutorios.
  • Hay que evitar reír y hablar mientras se come, fundamentalmente al masticar o deglutir.
  • Se evitará la ingesta excesiva de alcohol, ya que es un depresor del sistema nervioso central, además de que puede producir vómitos con el consiguiente riesgo de broncoaspiración.
  • Se debe evitar que los niños caminen, corran o jueguen cuando tienen alimentos u otros objetos en la boca, con mucha precaución con caramelos y globos.
  • Se deben mantener objetos extraños, sobretodo de pequeño tamaño, fuera del alcance de lactantes y niños, siguiendo las recomendaciones en cuanto al uso de los juguetes que suelen tener las etiquetas.
  • A los niños menores de 2 años no se les deberá dar alimentos que tengan que ser masticados completamente, como frutos secos, palomitas de maíz, etc.

De esta forma, entre todos, podemos tratar esta emergencia, tanto con medidas preventivas como realizando la Maniobra de Heimlich, guiados por los profesionales de los servicios de emergencias.

Y, con esta tinta de salud, ayudando a divulgar recomendaciones sanitarias a toda la población, hasta la próxima.

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