Educación

Niños con altas capacidades, “los grandes olvidados” del sistema

En La Rioja existen 764 alumnos con altas capacidades, pero los expertos creen que solo se detecta uno de cada cinco casos

Mozart, Picasso, Albert Einstein, Simone de Beauvoir, Steve Jobs… nombres célebres que han dejado su marca en la historia. Todos ellos comparten un rasgo común: fueron niños con altas capacidades. Podría parecer que tener este don es un boleto dorado hacia el éxito, pero la realidad es mucho más compleja y ardua para las familias que enfrentan esta situación. Detrás de los logros brillantes se esconde una cara B plagada de desafíos y obstáculos, especialmente en el ámbito educativo y social. Antes y después del diagnóstico lo habitual es darse de bruces con la falta de entendimiento y comprensión fuera de su entorno más cercano.

Muchos pensarán que es maravilloso poder memorizar algo con escucharlo una sola vez o que, como Travolta en ‘Phenomenon’, es una virtud poder adquirir conocimiento sólo con pasar las páginas de un libro. Pero la realidad es bien distinta y el retraso en el diagnóstico y la falta de apoyo real, en muchas ocasiones, convierte la vida de estos niños y de sus familias en una auténtica “montaña rusa” hasta que encuentran las claves para actuar una vez que se conoce que son niños con altas capacidades.

En La Rioja existen a día de hoy 764 chavales que están reconocidos como niños con altas capacidades, aunque los expertos calculan que el 80 por ciento del total no están diagnosticados por lo que podríamos estar hablando de que hay más de tren mil jóvenes en la comunidad que ni siquiera saben qué les pasa.

Para evitar problemas de salud mental, de falta de sociabilidad con sus compañeros y, en algunos casos, incluso de bajo rendimiento académico cuando no de abandono escolar, es imprescindible conocer la situación cuanto antes y dejarse aconsejar por asociaciones como ARNAC (Asociación Riojana de Niños con Altas Capacidades).

María José Arpón, su presidenta, señala que esta falta de reconocimiento oficial conlleva una serie de desafíos adicionales para las familias. “Es un camino difícil. A menudo nos sentimos solos y malentendidos. La falta de apoyo fuera de nuestro círculo más cercano complica aún más las cosas”.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan estos niños y sus familias es la falta de comprensión y apoyo en el ámbito educativo. “En los colegios nos encontramos de todo, depende de lo que quiera implicarse el centro”. Por ley deben atender a la diversidad pero “para ellos es complicado porque se tiende a ayudar a los que no llegan y nadie entiende por qué estos niños, a veces, no llegan”.

Los chavales desconectan, se aburren, durante un tiempo con sólo escuchar en clase les sirve “y cuando llegan a la ESO empiezan a incrementarse los problemas porque no tienen hábitos de estudio”. Durante primaria se utiliza especialmente la repetición para aprender conceptos y ellos no entienden por qué hay que repetir tantas veces las cosas. “Hay otros que se sienten bien, que son felices en su entorno escolar y algunos que sacan los cursos a trancas y barrancas, lo dejan, o luego en la universidad mejoran porque estudian lo que les gusta, pero muchos se quedan por el camino”.

Hay en algunas ocasiones que se decide que estos chavales adelanten cursos. “No siempre es eficaz porque también está el problema social, no suelen sentirse adaptados con los niños de su edad pero los de su clase no dejan de ser sus amigos”. Otros tienen la inteligencia suficiente para adelantar cursos pero no la madurez necesaria. “Muchos intentan disimularlo, especialmente las chicas, muchas familias incluso no quieren que se sepa porque está el problema de las etiquetas…”.

En casa los retos son múltiples. “Su capacidad para discutir es infinita y lo de argumentar para llegar a una negociación llega cuando aún son muy pequeños”. Son capaces de rebatirte cualquier cosa y eso para los padres es frustrante hasta que entienden qué les pasa.  “Por eso es tan importante la asociación porque aquí ves que hay padres que sienten lo mismo que tú”. Además a los chavales les sirve para conocer a chicos con sus mismo gustos y curiosidades. “Es una forma de que no se sientan bichos raros, mejoran mucho en cuestiones de salud mental cuando ven que hay más niños como ellos”.

Los grandes olvidados

Uno de los principales problemas que enfrentan estos niños y sus familias es la falta de comprensión y apoyo en el ámbito educativo. Javier Ortuño, titular de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de La Rioja, se encarga del taller URTalent (www.unirioja.es/ur-talent/). Destaca que tanto los centros educativos como la sociedad en general suelen carecer de información sobre cómo identificar y atender adecuadamente a estos niños. “El desconocimiento es generalizado. Muchos niños son diagnosticados solo después de enfrentarse problemas en el colegio, lo que indica una falta de atención temprana y comprensión de sus necesidades específicas. Son los grandes olvidados del sistema educativo”.

Los niños que llegan al taller lo hacen a través de la asociación, de parte de los colegios o de otros padres que cuentan la experiencia. “Es complejo hablar de necesidades comunes porque cada niño tiene las suyas y hay tantas tipologías de altas capacidades como niños”. Pero lo que hacen en el taller “se sale fuera de lo que hacen en los centros educativos, contenidos más apropiados para ellos, cosas que les motivan más, que refuerzan su curiosidad además comparten espacio con chicos que son como ellos, que ven el mundo de la misma manera”.

En el colegio muchas veces desconectan. “El problema es que no tienen los estímulos necesarios, pierden el interés y esto lleva muchas veces asociado un problema emocional o incluso de salud mental. Además suele haber un problema de integración con los niños de su misma edad”.

Además a veces es difícil comprender que la alta capacidad está sólo en un área, o en varias pero no en todas. “Son niños que suelen leer y escribir a los cuatro años cuando a sus compañeros aún les quedan dos años para saber hacerlo o que multiplican y dividen cuando otros están empezando aún a sumar, con dos años tienen un vocabulario extenso e ideas complejas. Van a otros ritmos y para ellos eso es complicado de asumir. En la mayoría de los casos no entienden qué les pasa”.

Y ahí radica el problema. “Si no se atiende en condiciones nos podemos encontrar con serios problemas”. Desde la Universidad de La Rioja intentan poner su granito de arena.  “Intentamos crear módulos de formación especifica con grupos muy reducidos y tratamos, además de otras áreas educativas, también la parte socioemocional y la psicológica, hablamos de paleontología, de cultura, dan clases con personal nativo en otros idiomas, cultura mundial, emprendimiento todo ello adaptado a sus edades”

Este año incluso han propuesto una nueva actividad de cara al verano. Se trata del Summer Camp de UR Talent, un campamento de enriquecimiento de verano de dos semanas que ofrece módulos formativos que se escapan del currículum tradicional ofertado en los colegios y pretende ofrecer contenidos que reten las habilidades de los y las estudiantes con altas capacidades intelectuales.

“Merece la pena el esfuerzo”

Uno de los centros en los que se trabaja de forma intensa con estos chavales es La Enseñanza de Logroño que tiene un programa anual para ellos además de ofrecer unas jornadas dedicadas al talento que se han llevado a cabo a lo largo de esta semana.

Estela Martínez es una de las profesoras que se encarga de trabajar con ellos. “Lo más importante es que se diagnostique a una edad temprana, porque es algo que genera mucho estrés entre las familias porque están sucediendo cosas que no comprenden”. Cuenta que para estos chavales “todo lo impuesto es cuestionado, tienen un rechazo a las tareas del cole porque no entienden por qué tienen que repetir tantas veces un mismo problema”.

Para ella “es importantísimo que se realice un informe de capacidades porque no todos los niños tienen altas capacidades en todas las áreas” pero lo más importante es derribar mitos. “Son chavales brillantes sin embargo en un 10 por ciento de los casos hay fracaso escolar y mucha frustración porque a veces tienen esa sensación de no estar rindiendo lo suficiente o lo que se espera de ellos al tener altas capacidades.” Además son niños que muchas veces no están dispuestos a fracasar. “Ahí nos encontramos con problemas de presión y de ansiedad que hay que trabajar con ellos”.

En el programa anual se trabaja a través de proyectos. El año pasado se centraron en la cultura y este año en el teatro. “Unos están trabajando en la parte actoral, otros en el diseño de decorados, en las proyecciones audiovisuales”. Dos horas a la semana en horario lectivo que les hacen salir de una rutina que a veces les aplasta.

“Hay otro problema y es que las altas capacidades siempre se relacionan con un entorno económico concreto y hay realidades familiares muy duras que bastante tienen con lo que tienen como para también estar pendiente de un niño de altas capacidades”.

Los resultados del proyecto están siendo magníficos porque “se encuentran en un entorno en el que hay más chavales como ellos, que tienen gustos similares, aunque para participar en el proyecto también se les pide un rendimiento  en lo académico para acostumbrarlos a una disciplina porque en muchos casos son muy anárquicos”.

El grado de satisfacción es muchas veces enorme porque “cuando tocas la tecla adecuada es un placer trabajar con ellos”. Merece la pena hacer el esfuerzo porque “ves cómo mejoran en todos los aspectos”.

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