La Rioja

Emanciparse en La Rioja sale caro

Los precios de la vivienda y la precariedad laboral dificultan que los jóvenes se independicen

El Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud deja claro que los precios de la vivienda y la precariedad laboral dificultan que los jóvenes riojanos puedan independizarse. En 15 años el número de jóvenes con vivienda en La Rioja se ha desplomado: en 2008 el 64 por ciento de ellos la tenían y ahora no llega al 36 por ciento.

Sólo uno de cada siete jóvenes entre 16 y 29 años está emancipado: un 14,7 por ciento, por debajo de la media nacional que ya es baja de por sí. Sólo Andalucía, Cantabria y Castilla-La Mancha tienen cifras peores. Antes de la crisis de 2008 ese porcentaje era del 20 por ciento, bajo también, pero desde entonces no ha dejado de caer.

Los estudios explican que uno de los principales problemas es que los jóvenes deben reservar casi el 90 por ciento de su sueldo para poder acceder a una vivienda y a los gastos que conlleva. Una situación insostenible que les obliga a seguir viviendo en casa de sus padres o, en el mejor de los casos, compartir piso a pesar de llevar años trabajando.

La edad de emancipación, el momento en el que los jóvenes consiguen marcharse de casa de sus padres, sigue también estancada: se sitúa en los 30,3 años. Esto significa que hay personas con más de 40 todavía en el hogar familiar. Jóvenes y ya no tan jóvenes que no han conseguido salir de casa porque sus condiciones económicas no lo permiten,  o porque ya se han acomodado a la situación y ni siquiera piensan en hacerlo.

Aunque es difícil extraer datos muy exhaustivos de la juventud riojana, debido a la poca muestra de personas jóvenes de esta comunidad en las distintas encuestas, sí se puede afirmar que el precio de los alquileres subió un 4,2 por ciento con respecto al primer semestre de 2022, frente al 9,3 por ciento que subieron en el conjunto de España, y que el de las habitaciones lo hizo un 7,6 por ciento frente al 7,1 por ciento en el conjunto del Estado.

La Rioja, además, tuvo un saldo migratorio interautonómico negativo: más personas jóvenes se fueron en el último año a otras comunidades autónomas de las que llegaron.

“Inviable en los próximos años”

Álvaro Blanco Gil tiene 25 años. Lo de emanciparse “ni está ni se le espera”. Emprendedor, con su propia explotación de ganadería en Arnedillo, el joven no ve posibilidades en los próximos años de salir de casa de sus padres. “Con lo que ganamos no da, ahora tengo el crédito de la compra de los animales así que no me da ni para alquilarme un piso, pero es que cuando termine de pagar esto tampoco lo veo: los precios, incluso en Arnedillo, están por encima de las posibilidades a eso hay que sumarle el resto de gastos, es los próximos años es inviable, ni siquiera me lo planteo”.

Reconoce que no es un caso único. “La mayoría de mis amigos están igual, los que estudian porque estudian y los que trabajan porque los sueldos no dan para todos los gastos que supone independizarse: luz, agua, comida…”. Por eso todos ellos viven en la misma situación. “Yo colaboro con lo poco que puedo con los gastos de la cas,a pero sería imposible si no estuviesen mis padres”.

La convivencia se lleva bien. “Tampoco doy mucha guerra, vengo a comer y como mucho me siento un rato en el sofá antes de ir otra vez por la tarde a estar con los animales, luego vengo por la noche, ceno, vemos un poco la tele y a la cama”.  Le gustaría vivir sólo ,pero “esto va para largo, con un sueldo a lo mejor es posible, pero siendo autónomo es imposible porque hay meses que aquí no hay ganancia”.

Entre la imposibilidad y la comodidad

Marta vive en Autol. Con 35 años ahora está empezando a hacer presupuestos para irse de casa de sus padres. “Tenían una viviendas alquilada y ahora que se ha quedado libre es cuando me voy a poder ir a vivir sola”. Volvió de la locura de vivir en Barcelona al pueblo hace unos años. “Me di cuenta de que la vida en Barcelona era una locura, no tenía tiempo más que para trabajar y allí no quedaba otra opción que compartir piso”. Las cosas en cuanto a la vivienda no mejoraron al volver. “Los sueldos no son muy altos y el alquiler en algunos municipios casi ni existe o está a precios muy altos”.

Se lo planteó en un principio pero ante la imposibilidad se acomodó en casa de sus padres. “Al final te va haciendo cómoda y decides dejarlo para más adelante, de repente te das cuenta de que tienes 35 y sigues allí”. Los gastos son demasiados. “Al final te queda como en las ciudades grandes la opción de compartir piso pero eso no es independizarte porque al fina siempre terminas dependiendo de otra persona”.

“Vivir sólo se llevaría todo mi sueldo”

Pedro tienen 26 años. Comparte piso con dos compañeros porque en Calahorra es imposible hacerlo solo. “Aquí los alquileres rondan los 550 o 600 euros, no hay demasiados y con esos precios y los sueldos que tenemos tendría que destinar todo lo que gano al alquiler, los gastos, si ya metemos ahí la comida es totalmente imposible”, asegura.

Desde hace algo más año y medio viven en un piso en una zona del ensanche de la ciudad. “Hay en zonas como el casco antiguo que tienes pisos más baratos pero en algunos da miedo entrar, mi hermano estuvo en uno que costaba 300 pero te jugabas la vida porque las escaleras estaban a punto de derrumbarse, poco después de irse se cayó una vivienda justo al lado”.

Sólo el alquiler, si no compartiese piso, le supondría destinar más del 50 por ciento de su sueldo cuando lo recomendable es que no supere el 30 por ciento. “Si tienes pareja es complicado, pero es más asumible; sin pareja esto es imposible”.

Los tres se apañan bastante bien. “Compartimos los gastos fijos y cada uno se encarga de su comida, el tema de la limpieza lo llevamos a semanas, es como un piso de estudiantes pero trabajando. Nos dicen que así estamos independizados, pero realmente dependemos de otras personas para poder vivir en un piso en condiciones”.

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