La Rioja

“En La Rioja ya no caben más salas de juego”

“En La Rioja ya no caben más salas de juego”

En la era digital, la adicción al juego se ha erigido como una sombra creciente que se cierne sobre personas de todas las edades y estratos sociales. Mientras que los juegos de azar se vuelven más accesibles a través de plataformas en línea y dispositivos móviles, el problema se intensifica también en las calles y en La Rioja.

El Gobierno autonómico acordaba antes de finalizar el año  la suspensión temporal de la concesión de licencias para la apertura de nuevos salones de juego y locales de apuestas en la Comunidad. Una restricción que estará activa hasta la próxima aprobación de un nuevo decreto por el que se planifique la actividad del sector. A la ley, que se aprobó en 2022 le falta el reglamento y en eso hay que ir trabajando. La idea es contar con un sólido desarrollo regulador para prevenir posibles trastornos de juego y la adicción que más está subiendo entre los jóvenes y los colectivos más vulnerables.

Y es que, en la última década se ha producido una notable proliferación de salones de juego en la comunidad autónoma (de 14 en 2012 a 38 en la actualidad), así como de un progresivo incremento del número de máquinas de juego multipuesto, es decir, aquellas que pueden ser utilizadas de forma simultánea o independiente por dos o más personas. Eso supone mayor accesibilidad entre los jóvenes y mayores problemas a la hora de solventar un desafío que el Defensor del Pueblo ya definió como “un problema de salud pública”.

Desde ARAD (Asociación Riojana para la Atención a personas con problemas de Drogas), José Luis Rabadán ve con buenos ojos la medida aunque asegura que “llega tarde”. Para este médico dedicado desde hace años a aportar su granito de arena en la asociación y en buscar soluciones para las diferentes adicciones, “ya no caben en La Rioja más salas de juego de las que hay”.

Los datos certifican la cantidad de salones de juego que se han abierto en los últimos años en La Rioja. En estos momentos existen 49 establecimientos dedicados al juego en la región: 4 bingos, 38 salones de juego y 7 tiendas de apuestas. A estos datos hay que sumar las máquinas que se reparten por diferentes establecimientos hosteleros. Son 215 de un total de las 349 que existen en todo el territorio regional.

Por poblaciones, Logroño aglutina el mayor número de establecimientos dedicados al juego con un total de 34. Pero si nos atenemos a la población, Calahorra con ocho establecimientos de este tipo es la que más tiene por habitantes, casi una cada 3.000.  Dos hay en Haro y Arnedo y una en Alfaro, Nájera y Santo Domingo.

“El daño que se ha hecho por la inacción de los últimos años es enorme y eso que veníamos advirtiendo del problema desde hace muchos años”, comenta Rabadán que concreta que “el perfil del adicto ha cambiado, antes era un hombre de entre 50 y 65 años que jugaba especialmente en las conocidas como tragaperras y ahora son jóvenes de menos de 30 años que están enganchados a las apuestas deportivas”.

Que muchas de esas máquinas estén en establecimientos de hostelería supone una mayor indefensión ante las medidas a llevar a cabo. “Es más complicado pero también tiene solución”. Para Rabadán una de las medidas pasaría por “poner un acceso como el de las máquinas de tabaco que pudiesen ser controladas como éstas”. Y es que, en los últimos años, “ya se ha controlado algo más el acceso de menores a los salones de juegos después de todas las denuncias e inspecciones que ha habido”.

Según los últimos estudios, 385.000 personas en España estarían afectadas por problemas derivados del juego, trasladando las cifras a la región serían más de 2.500 personas. “No me parece una cifra que vaya por mal camino, el problema es que la mayoría no acuden a pedir ayuda”. Y es que según explica Rabadán, son las familias, también afectadas por estos problemas, las que se ponen de manera inicial en contacto con ellos. “La persona que tiene un problema de estos espera demasiado y hasta que no está ahogado por las deudas y los problemas económicos no lo ve”.

Además, la publicidad agresiva de las empresas de juegos de azar, presentando el juego como una forma fácil de ganar dinero, ha creado falsas expectativas y ha atraído a personas vulnerables y muchos jóvenes. “Con la ley nacional cambió lo de la publicidad que está acotada a unas horas pero es que nosotros pedimos la prohibición total como se hace en otros sectores porque a cierta hora de la noche los anuncios son constantes”.

“Llevamos años insistiendo pero no hay conciencia social sobre el problema al que nos enfrentamos”. Ni siquiera entre las personas que sufren estas adicciones. El juego se ha normalizado hasta tal punto que “no vienen a nosotros hasta que no se les comen las deudas y más con estos créditos fáciles que existen”.

Para Rabadán la principal herramienta que tienen las autoridades es la prevención pero “se recortaron programas de prevención en la crisis de 2008 y no han vuelto a reanudarse y esa labor es fundamental en estos casos”. El principal problema es que no ve que como eso, un problema. “Los chavales simplemente piensan que saben mucho de fútbol y que es un dinero fácil y ya si tienen la mala suerte de ganar la primera vez es fácil que se enganchen”.

Un método con muy buenos resultados

Una vez que la persona con una de estas adicciones llega a una organización como ARAD el trabajo con ella es intenso. “Se empuja a que se registren en el RGIAJ (Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego) por el que la persona se autoprohibe entrar en los diferentes establecimientos de juego. “Paralelamente se controlan los extractos de los movimientos bancarios a través de un familiar o alguien del entorno para que tenga que dar explicaciones de cada uno de ellos”. Además, se trabaja con técnicas psicológicas para paliar el síndrome de abstinencia “porque lo tienen como con cualquier otra adicción, incluso con síntomas “. Incluso, si es necesario,  “se puede incluir una asistencia médica para ayudarlos a controlar determinados impulsos”.

Rabadán es claro: “Es un proceso que merece la pena porque obtiene muy buenos resultados aunque sería aún mejor si la gente no esperase tanto a pedir ayuda”. La adicción al juego a menudo va acompañada de problemas de salud mental, como ansiedad y depresión. Las personas pueden experimentar una montaña rusa emocional debido a las pérdidas financieras y la incapacidad para controlar sus hábitos de juego, afectando significativamente su bienestar emocional. Además, las relaciones personales sufren a medida que las deudas se acumulan y la confianza se erosiona, llevando a la ruptura de amistades y familias.

En La Rioja, en la actualidad, hay un total de 116 personas que están dadas de alta en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego. Por el listado, que fluctúa constantemente en el último año se han dado de alta un total de 73 personas y 48 se han dado de baja.

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