Sucesos

La acusada de prostituir a otra mujer en Logroño acepta 2 años y 8 meses de cárcel

La acusada de prostituir a otra mujer en un piso de Logroño ha aceptado este martes una pena de 2 años de cárcel tras reconocer la autoría de un delito de determinación al ejercicio de la prostitución y explotación sexual y otros 8 meses por otro delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

La Audiencia Provincial de Logroño ha celebrado la vista oral por estos hechos, en los que la única procesada se ha conformado con la rebaja de pena propuesta por el fiscal, quien inicialmente pedía una pena de 8 años y 10 de meses de cárcel por un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La procesada ha aceptado el pago de una multa de 3.000 euros por ambos delitos e indemnizar a la víctima con 1.500 euros por los daños morales causados. En este procedimiento se ha aplicado la atenuante de dilaciones indebidas y se ha suspendido la pena durante dos años, condicionada al pago de las multas y de la indemnización y a que la condenada no cometa ningún delito durante ese tiempo.

Según el escrito de acusación del fiscal, reconocido en el juicio por la acusada, en marzo de 2018 ofreció a una compatriota colombiana trabajo en su restaurante en España, para lo que le organizó el viaje y le pagó los billetes de avión desde Bogotá a Madrid.

También le dio instrucciones precisas para que viajaran separadas y volvieran a reunirse en el aeropuerto, con el fin de no levantar sospechas policiales.

Una vez en Madrid, el 9 de marzo del 2018, la acusada y otra persona desconocida trasladaron en coche a la mujer a un piso de su propiedad en Logroño, donde había varias mujeres prostituidas.

Entonces, le explicó a la recién llegada que el supuesto restaurante no existía y que tenía que trabajar como prostituta, para lo que le requirió su pasaporte y le amenazó con hacer que la deportasen y que algo malo pasaría a su familia en Colombia si no accedía a prostituirse.

Además, le exigió que le entregase la mitad del dinero que ganara para compensarle por los gastos del viaje y como pago a la gestión y organización de la prostitución.

Ante esta situación inesperada, la mujer se sintió “engañada, sola e intimidada por las amenazas y las circunstancias”, de modo que se prostituyó “contra su voluntad”, hasta que a finales de 2019 pudo salir de la vivienda y denunciar su situación, “pese al férreo control y vigilancia” de la acusada.

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