Los centros riojanos de gestión de residuos no solo procesan la basura que se genera ‘de puertas hacia adentro’ de la comunidad. De hecho, entre septiembre de 2021 y el mismo mes del pasado año estos centros tuvieron que tratar más de un millón de kilos (101.054,94 toneladas, para ser exactos) de basura procedente del País Vasco.
Esta ‘importación’ de residuos de la comunidad vecina no es exclusiva de La Rioja, según los datos facilitados recientemente por el Ministerio para la Transición Ecológica a través del Plan Marco de Gestión de Residuos (PEMAR). Cantabria (143.019 tolenadas), Castilla y León (90.875) y Navarra (26.141) también reciben la basura que País Vasco no es capaz de tratar a raíz del derrumbamiento del vertedero de Zaldívar, en el que murieron dos trabajadores en febrero de 2020.
Para paliar su déficit de capacidad de tratamiento, el Gobierno vasco reordenó hace algo más de un año su red de vertederos, pero mientras tanto las citadas comunidades asumen solidariamente unas 400.000 toneladas de basura cada ejercicio. De este modo, los residuos vascos viajan hasta un vertedero de gestión privada ubicada en Nájera.
El transporte no implica ninguna ilegalidad, pero supone la circulación de en torno a cinco mil camiones de gran tonelaje adicionales a los que habitualmente transportaban residuos hasta enclave y el Gobierno de La Rioja se ha propuesto acabar con el “desequilibrio” derivado del accidente de Zaldívar.
Para ello, el Consejo de Gobierno aprobó a mediados de noviembre una revisión del Plan Director de Residuos con la que, además de establecer nuevos objetivos de reciclaje, pretende acabar -paulatinamente y de forma negociada- con la importación de basura desde otras comunidades. ¿Y cómo lo va a hacer el Ejecutivo riojano? Restringiendo de forma progresiva las autorizaciones necesarias para que los camiones llegados de otras provincias puedan descargar los residuos en las instalaciones de la región.
