Universidad de La Rioja

Un profesor de la UR ayuda a descifrar el origen genético de la población de los Balcanes

Un equipo internacional liderado por investigadores españoles y serbios ha logrado reconstruir, mediante análisis de ADN antiguo, la historia genómica de la península balcánica. El estudio, publicado en la revista Cell, desvela el origen compartido, global y cosmopolita de sus poblaciones, a pesar de las fronteras de los Estados-nación que las dividen. En la investigación ha participado el profesor visitante de la Universidad de La Rioja Miodrag Grbic, de origen serbio.

En el trabajo, liderado por el Instituto de Biología Evolutiva de España (IBE, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Pompeu Fabra) y la Universidad de Belgrado en Serbia, han participado también la Universidad de Western Ontario en Canadá, la Universidad de Harvard en Estados Unidos y la Universidad del País Vasco. En total, más de 70 investigadores de diversas disciplinas (arqueólogos, antropólogos, historiadores y genetistas), entre los que figuran reconocidos expertos, como Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (MCNB) o David Reich (Universidad de Harvard).

Los Balcanes, una historia compartida

Los investigadores han recuperado y analizado el genoma de 146 personas que habitaron durante el primer milenio las actuales Croacia y Serbia, una región fronteriza de la antigua Roma con migraciones tan intensas como el centro imperial. En contra de las creencias establecidas, la investigación demuestra que la migración eslava que llegó a los Balcanes a partir del siglo VI representa solo el 50 por ciento de la ascendencia de estos pueblos, mientras que el resto corresponde a antiguas poblaciones llegadas de diversos puntos.

Se analizó también el genoma de habitantes serbios actuales y datos de otros pueblos modernos de la región. Los resultados reflejan una herencia compartida con proporciones similares de ascendencia eslava y balcánica local. Para los investigadores, el análisis de ADN antiguo puede contribuir, cuando se analiza junto con datos arqueológicos y registros históricos, a una comprensión más rica de la historia de los Balcanes.

“La imagen que emerge no es de división, sino de historia compartida -afirma Grbic-. Los pueblos de la Edad de Hierro de los Balcanes se vieron afectados de manera similar por la migración durante la época del Imperio Romano y por la migración eslava más tarde. Juntas, estas influencias dieron como resultado el perfil genético de los Balcanes modernos, independientemente de las fronteras nacionales”.

De zona fronteriza a región global

La República Romana primero y el Imperio Romano después incorporaron los Balcanes y convirtieron esta región fronteriza en una encrucijada de comunicaciones y culturas con una vitalidad económica que atrajo a inmigrantes de lugares lejanos, según confirma el estudio. Durante el dominio romano de la región, hubo un gran aporte demográfico proveniente de la península Anatólica (actual Turquía) que dejó huella genética en las poblaciones balcánicas. Estas poblaciones venidas del este se integraron totalmente en la sociedad local, según demuestran las excavaciones realizadas en yacimientos tan ricos como Viminacium, una de las principales ciudades romanas, localizada en la actual Serbia.

El equipo también ha revelado la movilidad esporádica de larga distancia de tres individuos de ascendencia africana a la península Balcánica durante su dominio imperial. Uno de ellos era un adolescente cuyo origen genético radica en la región del actual Sudán, fuera de los límites del antiguo Imperio. “De acuerdo con el análisis isotópico de las raíces de sus dientes, en su niñez tuvo una dieta marina muy distinta a la del resto de individuos analizados”, comenta Carles Lalueza-Fox, investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (MCNB).

Además, fue enterrado con una lámpara de aceite que representa una iconografía del águila relacionada con Júpiter, uno de los dioses más importantes para los romanos. “El análisis arqueológico de su entierro revela que pudo formar parte de las fuerzas militares romanas, por lo que estaríamos hablando de un inmigrante que viajó desde muy lejos a los Balcanes del siglo II d.C.”, apunta Lalueza.

El estudio ha identificado también individuos de ascendencia del Norte de Europa y de las estepas que habitaron la Península Balcánica durante el siglo III, en plena ocupación romana. El análisis antropológico de sus cráneos revela que algunos de ellos fueron artificialmente deformados, una costumbre propia de algunas poblaciones de las estepas y de los hunos, a menudo denominados como “bárbaros”.

Estos resultados apoyan las investigaciones históricas y arqueológicas y muestran la presencia de individuos provenientes de fuera de las fronteras del Imperio, más allá del Danubio, mucho tiempo antes de su declive.

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, y especialmente a partir del siglo VI, se confirma la llegada a gran escala de individuos genéticamente similares a las poblaciones modernas de habla eslava de Europa del Este. Su huella genética representa entre el 30 y el 60% de la ascendencia de los pueblos balcánicos actuales, lo que supone que dio lugar a uno de los mayores cambios demográficos permanentes en cualquier lugar de Europa durante el período de las Grandes Migraciones.

La llegada de estas poblaciones tuvo lugar a lo largo de varias generaciones e involucró a grupos familiares completos que incluían mujeres, lo que puede explicar la extensión del habla eslava, por mantenimiento de la lengua materna.

Subir