La Rioja

“El uso problemático de las redes sociales induce a los jóvenes a tomar ansiolíticos”

Pilar Mazo

El uso problemático de las redes sociales es uno de los elementos más importantes que inducen a la juventud a la ingesta de ansiolíticos que, sin embargo, “son un parche” y no atienden al problema de fondo que tienen muchos jóvenes.

Así lo ha explicado a EFE el investigador principal en el Instituto de Transferencia e Investigación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Joaquín González Cabrera, también investigador principal dentro del Grupo de Ciberpsicología de esta universidad.

España es el país del mundo con mayor consumo de tranquilizantes, según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, y los jóvenes no son ajenos a ellos, en muchas ocasiones, como consecuencia de las expectativas que les generan las redes sociales y que no saben cómo regular, ha detallado este especialista.

Ha recalcado, sin embargo, que el consumo de ansiolíticos en la juventud es una cuestión “muy poliédrica” y en la que median muchos elementos, uno de ellos, las redes sociales, que tiene un peso importante a este respecto. A ello también se suman otros factores, como la normalización del consumo de ansiolíticos en las familias, que han pasado a formar parte del botiquín en muchos hogares porque los mayores consumen muchos tranquilizantes, ha informado González Cabrera.

Otros factores que influyen son el peso de la industria farmacéutica, la facilidad existente para conseguir una receta o el consumo también de otras drogas y el uso problemático de las redes sociales, que “está haciendo daño a muchos jóvenes”. A los jóvenes les faltan habilidades para la vida

“Hoy en día -ha subrayado- los chicos y chicas no tienen una mochila de habilidades y de competencias básicas para la vida, que les sea suficiente y contingente a todas las demandas que tienen, entre ellas, la de las redes sociales”. En su opinión, la juventud está expuesta a “una serie de problemas, para los que no tienen un conocimiento ni una serie de herramientas”, como “el desarrollo de una adecuada inteligencia emocional, que les ayude a comprender el universo emocional que se mueve” y “muchos conflictos vienen por ello y las redes sociales”.

La adolescencia, ha añadido, también es “un período gris, de incertidumbre y negatividad y los adolescentes necesitan tener experiencia, conversaciones, aportaciones de la familia y el colegio que apunten en una dirección positiva, como esperanza, resiliencia a la hora de superar los problemas”.

“Muchos chicos y chicas no tienen capacidad de superar ni de remontar un problema” y, por ejemplo, “cuando les golpean dos suspensos se vienen abajo o un día se ponen nerviosos ante un examen y no son capaces de volver a presentarse”, ha indicado. A ello se suma el entorno familiar o la sobreprotección, que les induce a no encauzar los problemas psicológicamente y a poner un parche con los ansiolíticos, que no son el problema de fondo, ha reflexionado este especialista.

Ha incidido en que a los jóvenes les falta “esa mochila de habilidades para la vida”, entre ellas, capacidad para resolver conflictos, inteligencia emocional, resiliencia, capacidad de superación, tolerancia a la frustración y enseñar a pensar, que requiere de un tratamiento multidisciplinar.

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