La Rioja

Ánjel Fernández, el profesor ‘quemado’ que abandonó las aulas

Foto: Azahara Memberg

Ánjel María Fernández no deja de atender a los medios de comunicación. Su último libro ha abierto la caja de los truenos en el sector educativo. Profesor de Lengua y Literatura española, cursó sus estudios en las Universidades de La Rioja, Málaga y Salerno. Ha sido profesor durante una década en institutos de Navarra hasta que este año decidió dejar la docencia. Las causas las explica a la perfección en ‘Había del verbo a ver. Diario del Instituto’, una publicación de la editorial Pepitas de calabaza que no pretende más que ser una investigación sobre sí mismo, tras un curso complicado en pleno estado de alarma, con alumnos del programa de refuerzo.

– Buena se ha liado con las entrevistas tras la publicación del libro. ¿Qué nos está pasando?

– Quiero dejar claro que cuento lo que he vivido, pero creo que mi experiencia no le resultará extraña a lo que muchos profesores están viviendo en el día a día en cualquier instituto de España. Los profesores de secundaria estamos pasando por situaciones complicadas, en algunos casos hay incluso episodios puntuales de violencia pero también otros muchos problemas. Hay situaciones de pobreza que afectan a los chavales. El libro pone el foco en todos esos problemas a los que hay que buscar una solución. ¿Cómo les vas a pedir a algunos chavales que estén pendientes de su situación académica si no tienen lo básico?

– El problema parece que tiene un trasfondo basado en la falta de recursos en los institutos y en la actitud de algunos padres ante la educación de sus hijos.

– Soy partidario, como decía Sanchez Ferlosio, de que los padres se mantengan al margen de lo que pasa en los institutos. Que hagan su trabajo en casa y que nos traigan a los hijos educados desde allí. Los profesores de secundaria estamos para impartir materias no para educar a los chavales. No se puede dejar esa responsabilidad en manos de los colegios. Hay padres que han desertado de esa función. Hay cosas que tienen que venir ya explicadas desde casa y en muchas ocasiones estamos siendo nosotros los que tenemos que dar unos valores que tendrían que venir ya marcados desde la familia.

– ¿Qué estamos haciendo mal como padres?

– Yo opto por desaniñarlos, hay que empezar a tratar a esos chavales como futuros hombres y no como niños. Nos llegan chavales muy sobreprotegidos, que nunca nadie les ha dicho que no y estamos en una sociedad demasiado buenista.

– Y sin embargo hay más control sobre ellos que nunca

– Efectivamente, tenemos a los chavales controlados hasta la extenuación. Hay un control férreo, antes se saltaban una clase y no pasaba nada, ahora al instante ya le ha llegado un mensajito al móvil de su padre. Y el problema de fondo  es que los estamos mandando a un sitio donde no quieren ir.

– Y con los que no quieren ir, ¿qué hacemos?

– Hay algunos chicos que no lo tienen claro y con esos hay que seguir trabajando, pero es que otros tienen directamente claro que no quieren estudiar, al menos en el sistema que les estamos ofreciendo. Esos chavales serían grandes trabajadores en diferentes oficios y les estamos abocando a una insatisfacción constante porque tienen que acudir a unas clases teóricas que les sirven para poco en lo que va a ser su futuro.

– Pero la formación es necesaria.

– Es fundamental tener formación y yo lo he repetido mucho, pero cuando un chaval no quiere seguir es mejor formarlo en un oficio, en talleres que les conviertan en profesionales, en cosas prácticas que les vayan a servir de cara al futuro.

– ¿El problema se centra en la secundaria?

– Creo que ahí está la raíz, pero se extiende por todas las etapas educativas. Hablaba estos días con profesores de universidad y me comentaban la soberbia con la que llegan los chavales a las aulas. Hay profesores que no pueden con los adolescentes, pero es que hay otros que no pueden con niños de siete años y los profesores de la universidad te hablan de situaciones similares. No es problema de una edad concreta aunque en la adolescencia se agrava.

– En 2007 un 93 por ciento de los profesores estaban ilusionados con su profesión, ahora hay solo un 48 por ciento. ¿Qué ha pasado en estos años?

– Es que resulta muy llamativo. La de profesor es una profesion vocacional. Tenemos un buen sueldo, unas buenas vacaciones, un buen horario y sin embargo mucha gente está deseando dejar las aulas. Algo está pasando. Tenemos un grave problema ahí y nadie parece estar dispuesto a abordarlo.

– ¿Cuál cree que es la base del problema?

– Creo que hemos pasado de una sociedad con relaciones entre padres, hijos e instituciones muy férreas. Nadie quería eso y nos hemos pasado de frenada. Estamos en el otro extremo del péndulo. Hay que tener en cuenta que hay a profesores a los que les han acuchillado por enseñar unas caricaturas en sus clases, ojo que tenemos un problema grave. Ahora hay una laxitud extrema y la virtud debe estar en el término medio.

– El cambio constante en las leyes educativas tampoco ayuda.

– Es que no creo que en ninguna de las leyes se pregunte a los profesores. Se tienen más en cuenta las ideologías políticas de unos y de otros que el bien del sistema. Hemos pasado de profesores que pegaban a alumnos a profesores a los que les pegan y esto está empezando a ser así.

– Para algunos, que repitan los chavales que no llegan a unos mínimos no es la solución. Usted es contrario a eso.

– Muchos estudios dicen que repetir no sirve para nada, pero si tú a un chaval le das la idea de que no hay que cumplir con unos mínimos de conocimiento para pasar de curso… Ellos son listos y saben que en la primera evaluación pueden dejar 5 o 6 y que luego conforme llega la tercera el nivel se va bajando y van a pasar. ¿Qué cultura del esfuerzo les estamos inculcando? No creo que repetir un curso sea un fracaso pero ésto es sólo mi opinión.

– La falta de medios en los institutos también generará esta situación.

– Hay que preguntarse cuánto queremos gastarnos en la educación de nuestros hijos. Claro que faltan medios en muchos centros y hay en otros que se están preocupando de dar de comer a los chavales que van sin desayunar que a darles las materias, y eso lo deberían hacer otras instituciones. Hay que tener claro para qué existen los institutos y es para impartir materias. ¿Queremos dar igualdad o matemáticas? ¿Aprender a aprender o lengua? ¿Feminismo o biología?

– ¿Hay solución?

– Yo de momento volvería al sistema en el que los chavales de 1º y 2º de la ESO estaban con profesores de primaria. Creo que ese cambio nos ha perjudicado. Es que un profesor de secundaria no tiene que estar a determinadas cosas e incluso muchos no estamos ni preparados para ello. Eso no supondría un importante esfuerzo y creo que se verían los cambios.

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