La Rioja

De La Laurel a la alfombra roja de los Goya

La vida de ‘El Kala’ nunca fue fácil. Las drogas le robaron de un zarpazo buena parte de su existencia, también de su salud. Los dolores que le acompañan de día y de noche son una de las muchas muescas que la heroína ha dejado en un cuerpo diminuto y casi esquelético en el que es difícil intuir su edad. Le acompañan en una realidad marcada desde hace años por una de las calles más famosas del país. La Laurel ha sido su refugio, en los días bulliciosos pero también en la oscuridad y la soledad de sus calles adyacentes por las que cada noche vuelve a casa. Su vida gira en torno a esas tres horas que vive intensamente entre las puertas y ventanales de unos y otros bares mientras los demás disfrutan, a veces, ajenos a su presencia.

No madruga. Su día comienza cuando el resto están a punto de irse de sus oficinas a casa a comer. En su pequeño piso comparte vida con cuatro de sus hermanos. Fueron nueve. Los demás ya no están. Con una pensión de 570 euros, desde hace años ‘El Kala’ la completa echando una mano a los bares de la legendaria calle. Recoge los vasos de las cubas llenas, saca la basura, pilla la escoba y retira los restos de la alegría de los demás. El resto de su día es de una rutina casi germánica solo con un objetivo, que el dolor le permita pasar ese rato sintiéndose bien consigo mismo.

Ahora, a sus 57 años la vida le ha cambiado. Al menos lo justo para moverse en otros ambientes – vive con naturaliad eso de poder pisar la alfombra roja de Los Goya en Valladolid-. De momento, son muchos los que le reconocen por la calle. Otros ya lo hacían antes. Lo que más ha cambiado es que la mayoría han conocido a ‘El Kala’ lejos de La Laurel, el que hay detrás del “¿me das un cigarro?”, el que lucha día a día con sus obsesiones y con sus miedos, que también los tiene.

El director arnedano Diego Pérez tiene buena parte de culpa de ello. Lo conoció en famosa calle hace siete años y se interesó por él y por su vida. “A vecs nos quedamos con el personaje y ya está, pero ví que tenía una esencia dentro que era interesante conocer, una especie de ilusion infantil que le había hecho sobrevivir a lo vivido y que había que enseñar al resto del mundo”. Pronto le propuso un reto: hacer un documental con su vida. El pasado verano se rodaron los 20 minutos que suponen un bofetón de realidad para todos los que se acercan a él.

Preseleccionado para los Goya 2024, el documental ha pasado por más de 40 festivales. Nadie se ha quedado ajeno a lo que éste cuenta: la fuerza de voluntad para superar los desafíos más oscuros, el salir de la profunda espiral a la que en esos años sucumbieron miles de jóvenes. ‘El Kala’ en el fondo es un afortunado, otros no pudieron hacerlo, muchos se quedaron en el camino. Amigos, familiares… la lista de ‘El Kala’ es extensa.

Este jueves la sala Gonzalo de Berceo revivirá a vida de Juan Carlos Estavillo a través de un corto documental que rezuma riojanismo por los cuatro costados. Tres pases para volver a disfrutar de una historia grabada íntegramente en La Rioja y que se ha quedado anclada en las entrañas de su director. “Con esta historia me cuesta mucho desligar lo cinematográfico de lo vital, me ha enseñado mucho de la vida”.

Y es que para Diego el poso que ha quedado le ha hecho ver que “este tipo de gente tiene mucho que contar y mucho que enseñar, creo que hay un Kala en cada ciudad de España y que hay que escucharlos”. Dejarse empapar por los muchos ‘Kalas’ que existen y que marcan esa anatomía de las ciudades a veces desconocida en su esencia.

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