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La Rioja, pionera en la comercialización exclusiva de ‘food trucks’

Todos tenemos en la cabeza esa imagen de película donde un señor coloca su carrito de sándwiches, perritos, tartas y café en Wall Street para que esos trabajadores que viven con prisa echen algo al estómago mientras leen el periódico. Una estampa que hoy en día se ha convertido en un éxito seguro en cualquier evento al que acudimos.

Los ‘food trucks’ se han vuelto imprescindibles en el sector de la gastronomía y el turismo, y lo que antes era un simple camión de comida se ha profesionalizado gracias a la visión que tuvo allá por 2005 la empresa riojana Parry Innovation. Un taller transformador y de equipamiento para camiones-tienda dedicados a la venta ambulante para carnicería, pescadería, panadería…, “que tanta falta hacen en los pueblos de La Rioja y de toda España”, y ‘food trucks’.

Los hermanos Parrilla, miembros de una familia de carroceros y graduados en Electricidad Industrial y Automoción, decidieron poner a la venta vehículos originales y preparados con una normativa específica sobre el sector alimentario que contara con medios de refrigeración para los productos de venta. A partir de aquí, “quisimos dotarle de realidad al concepto ‘food truck’, una palabra que ni siquiera aparecía en Google. Y fue en 2011 cuando surgió el ‘food truck’ como tal, como una conversión moderna del concepto camión o remolque de comida”.

Y es que, tal y como explica José Luis Parrilla, fundador de Parry, “para nosotros el ‘food truck’ es la mezcla entre un vehículo, una empresa y un producto. Se trata de dotarle de imagen, marca y condiciones”. Pero las dificultades no faltaron en el camino, y el desconocimiento total de una normativa casi inexistente hizo que tuvieran que desgranar lo que se podía y no se podía hacer. “Llegamos a poner un camión sin permiso en la puerta del Guggenheim en Bilbao para saber por qué nos denunciaban. Nos decían que estaba prohibido, pero necesitábamos saber por qué”.

Los clientes se dejaban asesorar, no solo pequeños autónomos, sino grande empresas, cadenas de televisión, multinacionales de Portugal, Francia, Suiza o Alemania (Ikea Foods, Gallina Blanca, AC Hoteles, catering para Netflix, Gran Hermano, Master Chef…), pero en La Rioja había miedo de emprender en este sector que, contradictoriamente, tenía su punto de partida para otras ciudades españolas y europeas en nuestra pequeña región.

Hasta que llegó la iniciativa ‘De noche el museo suena’ en el Museo Würth. “Hasta entonces habíamos trabajado en otros lugares, sobre todo Barcelona, pero aquí no conseguíamos que las empresas se atrevieran. Y a partir de aquí, comenzó a moverse el sector. Fue el escaparate perfecto”, recuerda José Luis Parrilla.

Pioneros en la transformación de vehículos y ante la dificultad que suponía la venta ante un emprendimiento discreto de los clientes, “comenzamos con el alquiler con el esfuerzo propio que eso conllevaba. Entendíamos que había reticencias y los clientes no se atrevían a comprar, así que facilitamos el camino”. Actualmente, el alquiler supone un 50 o 60 por ciento del negocio.

Pero, ¿qué tiene que tener un buen ‘food truck’? “Lo principal es que sean un vehículo bien homologado y autónomo. Tiene que ser capaz de llegar a un sitio a 30 kilómetros o otro a mil guardando las cadenas de frío para los productos de alimentación, por lo tanto tiene que tener un nivel técnico importante. Además, debe de ser capaz de trabajar durante horas sin estar conectado a ningún tipo de red. Que se instale en un lugar sin que demande ninguna toma de agua, de desague o una toma eléctrica y lo haga con total garantía y cumpliendo las normativa más exigente en materia alimentaria”.

Parrilla destaca también que no tiene que llevar una gran maquinaria de cocina, sino la maquinaria que cada uno necesite para su producto. “Lo más común suele ser una instalación de gas homologada, unas planchas, freidoras, zonas refrigeradas y de congelado, iluminación y decoración”.

Los hermanos propietarios de Parry Innovation están convencidos de que los ‘food trucks’ han llegado para quedarse como un servicio de comida más hacia sus clientes, “pese a las dificultades para encontrar espacios públicos donde trabajar”. Es más, José Luis subraya que el potencial de las bodegas en La Rioja favorece mucho esta actividad. “Los ‘food trucks’ son los mejores aliados para combinarlo con el vino. Atraen a mucho público y ofrecen algo diferente”.

A día de hoy ya han puesto uno de sus vehículos rodando por España con el primer anuncio de Navidad y acaban de terminar una ruta gastronómica por todo el país con cuatro camiones alquilados por la Xunta de Galicia. “Además, trabajamos con la ONG Coopera, con Médicos Sin Fronteras y Cruz Roja proporcionando ‘food trucks’ de emergencia y avituallamiento. Y es que, en caso de necesidad, estamos dispuestos a dar rápidamente un servicio”.

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