La Rioja

La odisea de llegar a La Rioja en avión

El pasado marzo el trayecto Logroño-Madrid aumentaba sus conexiones por aire gracias a la ampliación de vuelos semanales, doce en total. Vuelos que, por comodidad o rapidez, muchas personas cogen diariamente para reducir el tiempo de viaje a dos horas aproximadamente, siempre y cuando el avión llegue a tiempo o, simplemente, llegue.

Nueva odisea para viajar de una capital a otra este comienzo de semana. Debido a las tormentas, el vuelo que debería haber salido de Madrid a Logroño este lunes a las 21 horas se canceló. Los pasajeros fueron alojados por la compañía en varios hoteles en los que pasaron la noche para volar al día siguiente por la mañana, pero el avión que cogieron el martes les llevó hasta Pamplona, no a Logroño.

Una vez en la capital navarra, se fletó un autobús para que llegaran a su destino, Logroño, con tan mala suerte de que el vehículo se quedó sin turbo a la altura de Estella y otro bus tuvo que recogerles, provocando que no llegaran a casa hasta pasada la medianoche. En definitiva, lo que iba a ser un viaje de dos horas se convirtió en una aventura para olvidar.

Por otra parte estaban los viajeros que habían comprado su billete para volar de Logroño a Madrid este martes a las 7:30 horas. Como el día anterior el vuelo inverso no se llevó a cabo, no había aeronave para viajar, así que la compañía informó a todos los pasajeros de la suspensión del viaje. A todos menos a dos personas a las que no se pudo localizar y se presentaron en el aeropuerto de Agoncillo puntuales y madrugadores. En esta ocasión, fue un taxi pagado por Air Nostrum el que les trasladó hasta Madrid.

Más cancelaciones

Habrá gente a la que no le sorprenda leer esta historia, y es que, en lo que llevamos de año, varias han sido las ocasiones en las que los viajes de Logroño a Madrid o viceversa no se han podido dar.

En marzo, la baja presión de los neumáticos de la aeronave y la ausencia de personal de mantenimiento para inflar las ruedas fue el motivo por el que todo el pasaje tuvo que evacuar el avión y esperar a que se resolviera la incidencia. Un autobús fue su salvación.

Dos semanas más tarde, otra suspensión. Esta vez, un exceso de peso obligó a desalojar a la mitad de los pasajeros con destino Madrid, que fueron trasladados por carretera hasta la capital del reino debido a “razones de seguridad, al tener la aeronave limitaciones de peso”.

Ya en junio, dos nuevas ‘aventuras’. En la primera el avión no pudo despegar y, como no, las cuatro ruedas de un autobús volvieron a resolver el problema llevando al pasaje hasta Pamplona para que allí cogieran otro avión a Madrid. En la segunda, las “razones técnicas” que la compañía no supo detallar también cancelaron un vuelo por el que varias personas perdieron las conexiones con otros viajes.

Parece que las conexiones por aire están gafadas, pero no se quedan atrás las terrestres. En plenas vacaciones este verano, un tren que unía ambas capitales y salía de la riojana, no se puso en marcha porque “el maquinista debía hacer su descanso reglamentario como manda el protocolo”. La noche anterior el ferrocarril llegó con varias horas de retraso y, “por falta de personal”, a la mañana siguiente… ‘¿quién maneja mi barca?’.

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