La Rioja

La falta de temporeros obliga a alargar las campañas agrícolas

La falta de temporeros obliga a alargar las campañas agrícolas

No es un problema nuevo en el campo cuando llegan las campañas veraniegas, pero cada vez es más habitual, afecta a un mayor número de agricultores y es más intenso. La falta de temporeros es una situación constante que vive el campo riojano en los últimos años. El solapamiento de las campañas motivado por el cambio climático, el cultivo de productos tropicales en zonas de Andalucía y que cada vez hay menos mano de obra en el campo durante el resto del año pone a los agricultores en la tesitura de tener que alargar las campañas con el riesgo implícito que conlleva.

Josi Cabezón ha conseguido este año tener, más o menos, los temporeros suficientes para sacar adelante la recogida de la fruta de hueso. “En mi caso tengo a una cuadrilla de ocho personas trabajando todo el año y ellos son los que me consiguen a más gente para estos días, pero hay agricultores más pequeños que lo están teniendo muy complicado”, cuenta.

En la zona de Rioja Oriental suele haber menos problemas. La mecanización de la recogida de la uva y que la fruta de hueso se recoja unas semanas antes del inicio de la cosecha de la pera y la vendimia hacen que no suela haber tantos problemas. “Este año se ha notado un poco más porque los viticultores han necesitado de mano de obra para la retirada del exceso de la uva”, explica. “Al tener menos gente de la necesaria no queda otra que alargar unos días la campaña para terminar con el tajo, con el riesgo que conlleva teniendo en cuenta los días de calor que estamos teniendo”.

En general en La Rioja aún no está habiendo problemas serios de falta de temporeros pero se prevé que en un par de semanas sí empiece a haberlos. “De momento no es una situación alarmante pero es lo que podemos esperar cuando empiecen a solaparse las campañas en cuestión de semanas”, explica Roberto Ruiz, coordinador sindical de UAGR. “Ya estamos con la pera, ahora comienza la manzana y en pocos días se empezará a generalizar la vendimia y empezaremos a tener problemas. Lo que ahora son casos puntuales se comenzará a agudizar en cuestión de dos o tres semanas”.

Los factores son muchos. Al solapamiento de campañas se une que “en zonas como Granada o Ejido están empezando a cultivar productos tropicales que hace que esa gente que subía a la zona norte en verano ahora se quede allí todo el año”. A eso se une los 15.000 temporeros españoles que están cruzando la frontera este verano para trabajar en la vendimia francesa.

La retirada de exceso de uva en Rioja Alta también va a contribuir a esta falta de temporeros. “Nos vamos a encontrar con esas labores en las viñas, con la vendimia en Rioja Oriental y con la fruta, todo a la vez”.

Las soluciones no son fáciles, pero hay modelos en los que fijarse. “Una opción va a tener que ser la que están utilizando en Francia que es contratar a personas en origen, es la opción que vemos más factible de cara a los próximos años”.

Es complicado cuantificar cuántos temporeros van a faltar este final de verano en La Rioja. “Antes era más fácil porque las campañas estaban más concentradas en el tiempo, ahora con la mecanización y con el hecho de que se alargan más las campañas es complicado saber cuántos nos harían falta y cuantos tenemos”.

Vendimia en Rioja Oriental. | Foto: Leire Díez

Javier Ruiz Barricarte de ASAJA ha sido testigo estos días en Rioja Oriental de los problemas de falta de temporeros. “Este año ha habido mucho tajo en el campo, al aclareo de la fruta se ha sumado el de las viñas y la recolección primero de la fruta de hueso y de la de pepita”. Así se han visto obligados a “priorizar por un lado y alargar las campañas por otro, lo que un año te costaba diez días, este año te ha costado quince”, cuenta.

“Hemos estado mes y medio a tope y eso ha supuesto una demanda importante de temporeros que eran muy difíciles de encontrar especialmente a los agricultores más pequeños que llevan habitualmente uno o dos trabajadores todo el año y en estas fechas necesitan muchos más”.

La solución no es fácil y a ella se suman los problemas con la burocracia. “Dar de alta, luego conseguir que te firman las bajas voluntarias cuando se acaba el tajo, buscar alojamiento con lo complicado que es encontrar alquileres en estos momentos… todo eso supone un quebradero de cabeza para los agricultores”.

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