Universidad de La Rioja

La UR profundiza en el “Internet 0.0” de La Rioja medieval

“Internet 0.0” es cómo un estudio denomina a la red de comunicación que existía en el alto valle del Iregua entre los siglos IV y XV, para lo que se utilizaban ahumadas, fogatas y sonidos de cuernos, que luego fueron trompas cerámicas. Esta de una de las conclusiones del estudio elaborado por el profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja (UR) José María Tejado, publicado en la universidad científica de la Universidad de Oxford.

En esta investigación se toman como ejemplo los yacimientos riojanos del castillo de Los Monjes, en Lumbreras; de Castro Bilibio, en Haro; y, más detalladamente, el castillo de Viguera. El auto indica que, “ya en esa época, numerosos yacimientos del área funcionaban en red”, ha detallado este lunes la UR.

Se trata de una red de castros en lo alto del valle del Iregua interconectados, que Tejado denomina “Internet 0.0”, quien considera que este elaborado sistema de comunicación tenía “una función eminentemente militar” y permitía “una adecuada gestión del territorio bajo dominio”. Era un procedimiento “generalizado, muy probablemente, por toda la Península Ibérica” y de orígenes no visigodos ni islámicos, sino que se remontan a la época romana, en el siglo II.

También detalla que han aparecido trompas cerámicas para el aviso, tanto en los días de niebla en que no se puede utilizar el sistema de señales visuales como para avisos rápidos en distancias de hasta 7 kilómetros, datados entre los siglos XI y XII y, masivamente, en la última ocupación del yacimiento, en el siglo XIV. Ello indica la utilidad de estas fortificaciones como atalayas de vigilancia, pero, sobre todo, como centro de transmisión o réplica de señales, según el estudio.

‘El paso’, de Lorena Pérez Astigarraga. Viguera

Tejado defiende que las fortificaciones de carácter militar en el alto Valle del Ebro permiten “tomar el pulso de la relación entre el poder político y su vinculación con ese territorio sobre el que se asientan” entre los siglos IV y XV.

Los ejemplos de los castillos de Los Monjes y de Viguera y de Castro Bilibio son idóneos para la gestión del territorio circundante; son elevados sobre farallones rocosos de 15 a 130 metros y ofrecen defensas naturales.

Según Tejado, las aristocracias militares y eclesiásticas son las únicas que pueden sufragar la construcción y mantenimiento de este “costosísimo” sistema de gestión territorial. “Hay que mantener las infraestructuras, una auténtica sangría económica si no tuviera una recompensa aún mayor: el control social y, por ende, económico del territorio que se pretende gestionar”, indica el estudio.

El castillo de Viguera se construyó entre 662 y 680, está sobre un edificio romano del siglo V; hay, al menos, dos enterramientos islámicos de los siglos VII-IX; se encontraron hallazgos de la época califal de los siglos X y XI; y una remodelación integral del ábside, que “pone sobre la pista del denominado ‘Reino de Viguera’, una entidad política muy breve”, datada entre 970 y 1005.

Destaca que está en un cerro “inexpugnable al asalto, aunque reducible por medio del asedio y que juega un papel fundamental en la articulación del territorio”.

La presencia de estructuras de hábitat dentro del yacimiento del castillo de Viguera para controlar el acceso, objetos como las trompas de aviso y personas enterradas apuntan a la pertenencia de este yacimiento a un estadio de poder más amplio que en la fase anterior, según Tejado.

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